Gustavo Viniegra González
Hace más de dos mil años los agricultores de los Valles Altos de Tlaxcala, Hidalgo, Puebla y el Estado de México desarrollaron un sistema de milpas entre hileras de magueyes que se llama metepantle[1].
Este sistema decayó porque el pulque fue sustituido por la cerveza. Pero, las necesidades de aumentar la seguridad alimentaria, enfrentar el agotamiento del petróleo y reducir la contaminación por los plásticos; podrían resucitar al metepantle con nuevas oportunidades de riqueza rural sostenible.
La milpa tradicional incluye el cultivo del maíz, los frijoles, las calabazas y al aprovechamiento de los quelites. Por su parte, los magueyes, además de reforzar los bordos de las terrazas en las laderas cultivadas, pueden producir pulque, fibras largas o ixtle y combustible de las pencas secas o mezotes[2]. Vale la pena recordar que el pulque fue la fuente de la riqueza de una parte de la aristocracia porfiriana. Desafortunadamente, a mediados del siglo XX la cerveza desplazó al pulque y el cultivo del maguey decayó paulatinamente. Por su parte, el tallado de las pencas para producir ixtle no se mecanizó y su uso fue sustituido por las fibras plásticas. Además, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado en 1994, facilitó las importaciones de alimentos de EUA y Canadá con un déficit de 9 mil millones de litros de leche y cerca de 10 millones de toneladas de maíz destinados a la producción ganadera. Todo esto afectó la economía de 150 mil familias de los Valles Altos, quienes tuvieron que enviar a muchos jóvenes a EUA para obtener las remesas de dólares que les permitieron sobrevivir a la crisis del pulque.
Desde hace más de 30 años el Gobierno Federal apoyó la producción de cebada como materia prima destinada a la fabricación de cerveza y descuidó la diversificación del uso del maguey. Los esfuerzos de Alfredo Sánchez Marroquín, orientados para ese fin, fracasaron porque en 1987 se extinguió el Patronato del Maguey. El resultado ha sido la pobreza rural pues el rendimiento usual de la cebada es de 3.5 toneladas por hectárea y, con un precio de 4 mil pesos, apenas ofrece un ingreso anual de 30 mil pesos, inferior a los 70 mil pesos necesarios para la supervivencia familiar[3].
Sin embargo, los metepantles podrían ser rehabilitados para apoyar la producción de los pequeños ganaderos, porque cada hectárea sembrada de maguey pulquero puede producir anualmente 10 toneladas de materia vegetal (base seca), con 60% de fermentabilidad, aun cuando la precipitación pluvial sea de 40 cm.
Bajo esas condiciones, los rendimientos por hectárea del maíz son menores de 1.5 toneladas. Por lo tanto, los metepantles con un 25% de magueyes y 75% de milpa, son más productivos en materia digerible por el ganado que la milpa sola, porque requieren menos agua y porque el ganado puede digerir los carbohidratos solubles (fructanos) del maguey para producir carne y leche. En este sistema, una familia obtendría 70 mil pesos anuales por la venta de 470 kg de queso derivados de la ordeña de 8 cabras lecheras. Cabe señalarse que los 11 millones de caprinos de México sólo producen 600 millones de litros de leche. Aquí se estima que el potencial lechero de 300 mil hectáreas de metepantles es de 470 millones de litros, con tan sólo 1.25 millones de cabras.
A su vez, los azúcares y fructanos de los magueyes pueden ser transformados por bacterias productoras de ácido láctico. Este ácido es un precursor del ácido poliláctico, que es un bioplástico biodegradable y podría sustituir a 200 mil toneladas de plástico no degradable usado en la venta de los alimentos. Así, los magueyes serían una materia prima abundante que daría ocupación rentable y sostenible a miles de familias de los Valles Altos. Para ese fin sería necesario desarrollar la fermentación láctica industrial de la pulpa del maguey y promover o apoyar a las organizaciones rurales para que aprovechen el ixtle y vendan a precio justo sus productos artesanales.
En conclusión: la renovación de los metepantles debería ser una parte importante de la estrategia para aprovechar la sabiduría ancestral, renovada con la ayuda de conocimientos científicos, para que se pueda superar la pobreza de cientos de miles de campesinos de los Valles Altos de México.
[1] Del náhuatl: metl = maguey; panctli = en medio de o rodeado por.
[2] Del náhuatl: metl = maguey; zotl = viejo.
[3] El PNUD define a la pobreza extrema si el consumo personal diario es inferior a 2 USD. Para una familia de 5 personas, corresponde a un ingreso anual de 70 mil pesos al tipo de cambio de $19/USD..
Fuente: Sin embargo se mueve …