No hay dos volcanes iguales. Algunos sufren erupciones lentas y tranquilas, pero otros pueden hacer saltar por los aires montañas enteras. ¿Por qué ocurre esto? Este miércoles, científicos de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich (Alemania) han publicado un artículo en la revista Nature en el que han explicado una propiedad que puede cambiar por completo el comportamiento de los volcanes: la química del magma.
Hay dos grandes tipos de erupciones: las efusivas y las explosivas. Las primeras se caracterizan por crear vertidos que fluyen muy lentamente, donde la lava contiene poco gas y pocos materiales cristalinos. Las erupciones explosivas, por el contrario, se caracterizan por tener una lava mucho más viscosa y cargada tanto de gases como de cristales.
Desde hace tiempo se sabe que estas lavas viscosas tienen más capacidad de soportar grandes presiones dentro de las cámaras magmáticas, los «estómagos» donde se acumula la roca fundida antes de las erupciones. Esto favorece que cuando se liberan, lo hagan junto a una o varias explosiones capaces de hacer saltar por los aires grandes fragmentos y bombas de roca, gases a altas temperaturas y enormes cantidades de ceniza. A veces crean nubes de ceniza capaces de trastocar el clima de la Tierra cuando se acumulan en la atmósfera.
De entre todos los magmas, el riolítico es uno de los más viscosos y, por tanto, responsable de las erupciones más potentes. Tiene la misma composición química que el granito. Lo interesante es que tienen una curiosa peculiaridad: el magma riolítico puede ser muy viscoso, y provocar erupciones explosivas, pero a veces también muy fluido, y provocar erupciones más inofensivas.
Un equipo de investigadores, dirigido por Donald Dingwell, ha logrado averiguar por qué ocurre esto. Al contrario de lo que ocurre con otros magmas, los riolíticos no tienen una viscosidad que se explique por su temperatura y su composición cristalina.
Dingwell ha observado que la viscosidad de las lavas riolíticas, causantes a veces de las erupciones más explosivas, depende directamente de su composición química. Después de analizar un amplio abanico de magmas extraídos en el parque nacional de Yellowstone (Estados Unidos), comprobaron que pequeñas variaciones en la composición de ciertos elementos químicos tienen un gran impacto en la viscosidad del magma. Y por ello, en el poder destructivo del volcán.
Estas variaciones pueden revitalizar a un magma atrapado en una cámara, al hacerlo más fluido, o facilitar que libere parte de su gas. Otras veces, pueden hacer al magma más rígido y, por tanto, más explosivo. Tal como han observado, la presencia de nanocristales ricos en hierro también aumenta la potencia explosiva del magma, al activar la formación de burbujas. Todo esto es de ayuda a la hora de predecir y comprender las erupciones volcánicas.
Fuente: abc.es/ciencia