Científicos han descubierto que la protección solar de los bañistas libera cantidades significativas de TiO2 contaminante (dióxido de titanio) en el mar, lo que tiene el potencial de dañar la vida marina. Este trabajo, que proviene de la investigación en playas en el sur de Francia, se ha presentado en la conferencia de geoquímica Goldschmidt en Boston.
El TiO2 es uno de los principales ingredientes del protector solar, ya que actúa como protector contra los dañinos rayos ultravioletas (UV). Aunque la mayoría de los principales organismos reguladores lo consideran generalmente seguro para uso humano en las concentraciones utilizadas en los protectores solares, el TiO2 concentrado o la exposición a largo plazo podrían resultar tóxicos para una variedad de peces y otros organismos acuáticos.
En muchos protectores solares, el TiO2 está presente en pequeñas nanopartículas, que están cubiertas con productos químicos protectores. Debido a que el tamaño de la partícula es tan pequeño, el dióxido de nano titanio no refleja la luz visible, pero sí absorbe la luz ultravioleta, lo que permite una barrera transparente que protege la piel de los rayos dañinos del sol.
Ahora, los investigadores han encontrado que en el agua, las nanopartículas tienden a perder su capa protectora bajo la influencia de la luz UV o la composición de agua de mar, lo que expone el TiO2 más tóxico al ambiente acuático.
Casi 2 kilos de dióxido de titanio liberado por día
Los investigadores midieron las concentraciones de TiO2 en tres playas cerca de Marsella (Francia) e investigaron a los bañistas sobre cuánto usaban protector solar y con qué frecuencia se metían en el agua. El equipo encontró concentraciones diarias de 15 a 45 microgramos por litro de TiO2, que corresponde a varios kilogramos de nanopartículas por temporada de verano por playa.
El investigador principal, el doctor Jérôme Labille, detalla que con una playa pequeña que albergaba a unas 3.000 personas diariamente, calcularon que se podrían depositar alrededor de 68 kilogramos de crema por día, o 2,2 toneladas durante el verano. «Si consideramos razonablemente que la mitad de las cremas utilizadas contienen 5% de dióxido de titanio, esto da 1,7 kilogramos de dióxido de titanio liberado por día: eso equivale a alrededor de 54 kilogramos en los dos meses de verano alto, que es una cantidad significativa», expone.
El científico asegura que al estar el mar más o menos en movimiento, parte de la contaminación por dióxido de titanio se dispersará, sin embargo, anticiparon una acumulación de dióxido de titanio en el litoral marítimo que podría afectar la vida silvestre. No obstante, en áreas de recreación con agua estancada, como en lagos o piscinas de agua de mar, no hay tal dispersión y la acumulación se esperaría que fuera aún más pronunciada.
Labille incide en que el dióxido de titanio es un contaminante, por lo que insta a tomar medidas para tratar de reducir las cantidades de TiO2 que se concentran en el medio acuático, donde puede ser dañino para los peces y otros organismos.
Sin embargo, es igualmente importante que los que toman el sol continúen usando protector solar para la protección de la piel, por lo que la contaminación del dióxido de titanio debe ser tratada por los fabricantes y posiblemente a nivel legislativo. «Hemos tenido buenos comentarios de los fabricantes con los que estamos trabajando», asegura.
Casos similares
Los investigadores señalan que a principios de julio de este año, Hawai prohibió ciertos filtros solares que dañaban los arrecifes de coral, si bien no se debió al dióxido de titanio.
«La buena noticia es que estamos trabajando en filtros UV de nanopartículas y formulaciones de protección solar que reducirán el daño potencial del dióxido de titanio», apunta Labille.
En este sentido, el científico dice que están buscando desarrollar protectores solares que sean ‘seguros por diseño’ en los que la liberación y la toxicidad de nanopartículas se reducirá al mínimo, por lo que anticipan que la solución a este problema «no está muy lejos».
Por su parte, el doctor Thilo Hofmann, de la Universidad de Viena, que presidió la sesión en la que se presentó este trabajo, señala que este trabajo es de especial interés, ya que muestra por primera vez cómo las nanopartículas de cosméticos pueden influir en el medio ambiente acuático. «Un trabajo anterior de nuestro grupo lo ha demostrado para lagos y ríos, pero este es el primer estudio para el medio ambiente marino», insiste.
Fuente: europapress.es