Los científicos han demostrado una de las teorías de la evolución de Charles Darwin por primera vez, casi 140 años después de su muerte.
Laura van Holstein, estudiante de doctorado en Antropología Biológica en St John’s College, Universidad de Cambridge, y autora principal de la investigación publicada este martes en ‘Proceedings of the Royal Society’, ha descubierto que las subespecies de mamíferos juegan un papel más importante en la evolución que antes pensamiento.
Su investigación ahora podría usarse para predecir las especies en las que los conservacionistas deberían centrarse en proteger para evitar que se pongan en peligro o se extingan.
Una especie es un grupo de animales que pueden cruzarse libremente entre ellos. Algunas especies contienen subespecies: poblaciones dentro de una especie que difieren entre sí por tener diferentes rasgos físicos y sus propios rangos de reproducción.
Por ejemplo, las jirafas del norte tienen tres subespecies que generalmente viven en diferentes lugares entre sí y los zorros rojos tienen la mayoría de las subespecies, 45 variedades conocidas, diseminadas por todo el mundo. Pero los humanos no tienen subespecies.
“Vamos a hombros de gigantes. En el Capítulo 3 de ‘El origen de las especies’, Darwin dijo que los linajes animales con más especies también deberían contener más ‘variedades’. La definición moderna es subespecie — recuerda Van Holstein–. Mi trabajo investiga la relación entre especies y la variedad de subespecies demuestra que las subespecies juegan un papel crítico en la dinámica evolutiva a largo plazo y en la evolución futura de las especies. Y siempre lo han hecho, que es lo que Darwin sospechaba cuando definía lo que realmente era una especie”.
La antropóloga confirmó la hipótesis de Darwin al observar los datos recopilados por los naturalistas durante cientos de años, mucho antes de que Darwin visitara las Islas Galápagos a bordo del HMS Beagle.
Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, se publicó por primera vez en 1859 después de que Darwin regresó a casa de un viaje de descubrimiento de cinco años.
En el libro seminal, Darwin argumentó que los organismos evolucionaron gradualmente a través de un proceso llamado ‘selección natural’, a menudo conocido como la supervivencia del más apto. Su trabajo pionero fue considerado altamente controvertido porque contradecía el relato bíblico de la creación.
La investigación de Van Holstein también demostró que la evolución ocurre de manera diferente entre mamíferos terrestres y mamíferos marinos y murciélagos (no terrestres) debido a diferencias en sus hábitats y diferencias en su capacidad de vagar libremente.
“Encontramos que la relación evolutiva entre las especies y subespecies de mamíferos difiere según su hábitat. Las subespecies se forman, diversifican y aumentan en número de manera diferente en hábitats no terrestres y terrestres, y esto a su vez afecta la forma en que las subespecies pueden eventualmente se convierten en especies”, explica.
“Por ejemplo –prosigue–, si una barrera natural como una cadena montañosa se interpone, puede separar grupos de animales y enviarlos en sus propios viajes evolutivos. Los mamíferos voladores y marinos, como los murciélagos y los delfines, tienen menos barreras físicas en su entorno”.
La investigación exploró si las subespecies podrían considerarse una etapa temprana de especiación: la formación de una nueva especie. “La respuesta fue sí –aclara van Holstein–. Pero la evolución no está determinada por los mismos factores en todos los grupos y, por primera vez, sabemos por qué porque hemos analizado la fuerza de la relación entre la riqueza de especies y la riqueza de subespecies”.
La investigación actúa como otra advertencia científica de que el impacto humano en el hábitat de los animales no solo los afectará ahora, sino que afectará su evolución en el futuro. Los conservacionistas podrían utilizar esta información para ayudarlos a determinar dónde enfocar sus esfuerzos.
Van Holstein explica que “los modelos evolutivos ahora podrían usar estos hallazgos para anticipar cómo la actividad humana, como la tala y la deforestación, afectará la evolución en el futuro al interrumpir el hábitat de las especies. El impacto en los animales variará dependiendo de cómo su capacidad de deambular se ve afectada. Las subespecies animales tienden a ser ignoradas, pero desempeñan un papel fundamental en la dinámica de la evolución futura a largo plazo”.
La investigadora ahora analizará cómo se pueden usar sus hallazgos para predecir la tasa de especiación de especies en peligro de extinción y especies no en peligro.
Fuente: EP