Sin importar qué tanto se reduzcan las emisiones de carbono a escala mundial, una porción enorme y crucial de la Antártida está prácticamente condenada a derretirse de forma inevitable, según halló un nuevo estudio.
Aunque el deshacerse totalmente tomará cientos de años, añadiendo lentamente casi 1.8 metros al nivel del mar, será suficiente para alterar dónde y cómo vivirán las personas en el futuro, aseguró Kaitlin Naughten, autora principal del informe y oceanógrafa del Servicio Británico de la Antártida.
Investigadores usaron simulaciones por computadora para estimar el derretimiento futuro de las plataformas flotantes que emergen del mar de Amundsen, en la Antártida occidental.
El estudio, publicado el lunes en Nature Climate Change, halló que, incluso si el calentamiento futuro se limita a tan sólo unas cuantas décimas de grado adicionales –objetivo internacional que muchos científicos consideran poco probable que se alcance–, esto tendría una capacidad limitada para evitar el calentamiento oceánico que pudiera conducir al desbaratamiento de la plataforma de hielo flotante de esa región de la Antártida.
Naughten expuso: Nuestras preguntas principales fueron ¿qué tanto control tenemos aún sobre el derretimiento de las plataformas de hielo flotante? ¿Cuánto derretimiento se puede evitar aún con la reducción de emisiones? Desafortunadamente no son buenas noticias. Nuestras simulaciones dejan entrever que ahora estamos comprometidos con el incremento rápido en la tasa de calentamiento oceánico y el derretimiento del hielo flotante a lo largo del resto del siglo.
Aunque estudios anteriores han señalado lo grave de la situación, Naughten fue la primera en utilizar simulaciones computarizadas para estudiar el componente clave del fenómeno –el agua caliente que deshace el hielo desde abajo–, y el informe analizó cuatro escenarios distintos sobre la cantidad de dióxido de carbono que el mundo arroja a la atmósfera. En cada uno de los casos, el calentamiento oceánico fue simplemente demasiado para que esta sección de la plataforma de hielo flotante sobreviva, detalló el informe.
La oceanógrafa analizó el desbaratamiento de las placas de hielo que cumplen la función de barrera protectora, las cuales flotan sobre el océano en esta zona de la Antártida que ya está por debajo del nivel del mar. Una vez que estas plataformas se deshagan, ya no habrá nada que impida que los glaciares que están detrás de ellas fluyan hacia el mar.
Examinó en específico lo que sucedería si de alguna manera se limita el calentamiento global a 1.5 grados Celsius por encima de los niveles de mediados del siglo XIX –objetivo establecido a nivel internacional–, y de todas formas se encontró con un proceso de derretimiento desbocado. El mundo ya está 1.2 grados Celsius más caliente que en la era preindustrial, y durante buena parte del verano se rebasó de forma temporal la marca de 1.5 grados.
El estudio se concentró en la parte de la plataforma de hielo flotante de la Antártida occidental que corre mayor riesgo de derretirse desde abajo, cerca del mar de Amundsen. Incluye la enorme plataforma de hielo Thwaites, la cual se desbarata a tal velocidad que recibió el sobrenombre del Glaciar del Día del Juicio Final. La Antártida occidental representa apenas 10 por ciento del continente, pero es mucho más inestable que la región oriental, de mayor tamaño.
Fuente: AP