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Una extraña araña con cola, preservada en ámbar 100 millones de años

Una nueva especie extraordinaria de arácnido, que exhibe una cola, ha sido descubierta en Myanmar, conservada en ámbar desde mediados del Cretácico, hace unos 100 millones de años.

El hallazgo se describe en un documento que se publica este lunes en ‘Nature Ecology & Evolution’ por un equipo internacional que incluye a Paul Selden, del Instituto Paleontológico y el Departamento de Geología de la Universidad de Kansas, Estados Unidos, y colegas de China, Alemania, Virginia y Reino Unido.

“Se ha producido mucho ámbar desde el norte de Myanmar y su interés aumentó hace unos diez años cuando se descubrió que este ámbar era de mediados del Cretácico, por lo tanto, todos los insectos encontrados en él eran mucho más antiguos de lo que se pensaba –señala Selden en un comunicado–. Ha estado llegando a China, donde los comerciantes lo han estado vendiendo a instituciones de investigación. Estos especímenes estuvieron disponibles el año pasado para el Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing”.

El nuevo animal se asemeja a una araña en que tiene colmillos, pedipalpos masculinos, cuatro patas para caminar e hileras de producción de seda en su parte posterior. Sin embargo, también tiene un flagelo largo o una cola. Ninguna araña viviente tiene cola, aunque algunos parientes de arañas, los uropigios o escorpiones látigo, tienen un flagelo anal. Se han encontrado cuatro nuevos especímenes, todos diminutos, de unos 2,5 milímetros de longitud corporal, excluyendo la cola de casi 3 milímetros de largo.

“Cualquier tipo de apéndice flagelliforme tiende a ser como una antena –detalla el investigador de la Universidad de Kansas–. Es para detectar el medio ambiente. Los animales que tienen una cola larga y un látigo tienden a poseerlo para fines sensoriales”.

Este nuevo descubrimiento confirma una predicción hecha hace unos años por Selden y sus colegas cuando describieron un arácnido con cola similar, que se parecía a una araña, pero carecía de hileras. Estos animales, desde los del periodo Devónico mucho más antiguos (hace unos 380 millones de años) y el Pérmico (hace unos 290 millones de años), formaron la base de un nuevo orden de arácnidos, el ‘Uraraneida’, que se encuentra en la línea de las arañas modernas.

“Los que reconocimos previamente eran diferentes porque tenían cola, pero no hileras –explica Selden–. Es por eso que el nuevo es realmente interesante, aparte del hecho de que es mucho más joven, parece ser una forma intermedia. En nuestro análisis, aparece más o menos entre el anterior que no desarrolló la hilera y la araña moderna que ha perdido la cola”.

Podría haber vivido cerca de los troncos de los árboles

El nuevo animal, llamado ‘Chimerarachne’, en honor a una criatura de la mitología griega Quimera, un híbrido compuesto por partes de más de un animal, se encuentra un paso más cerca de las arañas modernas debido a que posee órganos giratorios. Selden dice que puede determinarse poco del comportamiento diario de la pequeña araña.

“Solo podemos especular que, debido a que estaba atrapada en ámbar, suponemos que vivía en o alrededor de los troncos de los árboles –apunta–. El ámbar es resina fosilizada, por lo que, para que una araña quede atrapada, es posible que haya vivido bajo la corteza o en el musgo al pie de un árbol”. Mientras que la araña de cola era capaz de producir seda gracias a sus hileras, Selden cree que es poco probable que hubiera construido telarañas para atrapar insectos como muchas arañas modernas.

“No sabemos si tejió redes –apunta–. Los hiladores se utilizan para producir seda, pero por una gran cantidad de razones: para envolver huevos, hacer madrigueras, hacer hamacas para dormir o simplemente para dejar atrás senderos. Si viven en madrigueras y se van, dejan un rastro para que puedan encontrar su camino de regreso. Todos evolucionaron antes de que surgieran las arañas salieran e hicieran trampas para insectos. Las arañas ascendieron hacia el aire cuando los insectos subieron al aire. Supongo que no formaban telarañas que se extendían a través de los arbustos. Sin embargo, como todas las arañas, habría sido un carnívoro y habría comido insectos, me imagino”.

Selden considera que el hábitat remoto de la araña hizo posible que los descendientes de cola todavía estén vivos en el país de Myanmar hasta el día de hoy. “Sabemos mucho sobre la biota birmana durante el Cretácico –dice–. Era una selva tropical bastante buena, y hay muchos otros arácnidos que sabemos que estaban allí, particularmente arañas, que son muy similares a las que se encuentran hoy en la selva tropical del sudeste asiático. Nos hace preguntarnos si estos todavía pueden estar vivos hoy. No los hemos encontrado, pero algunos de estos bosques no están muy bien estudiados, y se trata solo de una pequeña criatura “.

Fuente: europapress.com

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