Si bien hace no demasiados años nuestros padres y abuelos apenas dependían de las baterías, más allá de tener siempre unas cuantas pilas de repuesto “por si acaso”, hoy son una pieza esencial en nuestro día a día. Quedarse sin carga en el móvil es todo un drama, no solo porque nos deja “incomunicados”, sino también porque de repente nos encontramos sin GPS ni reproductor de música. ¡Y hasta sin Twitter! La pesadilla del siglo XXI para muchos.
Bromas aparte, disponer de baterías duraderas es toda una necesidad en nuestros días, no solo para los teléfonos móviles, sino también para otros dispositivos e incluso para algunos vehículos. Los coches eléctricos han llegado para quedarse y cada vez son más las personas que invierten en ellos para realizar sus desplazamientos particulares de una forma más sostenible. Por desgracia, aún no hay tantas estaciones de carga como gasolineras, de ahí que sea necesario que sus baterías tengan la máxima autonomía posible, para garantizar que podamos desplazarnos un buen número de kilómetros sin tener que buscar dónde cargarlas. Es aquí donde entra en juego un equipo de científicos de la Universidad de Monash, en Australia, quienes han desarrollado una batería de litio y azufre mucho más eficiente que cualquiera de las que se encuentran en la actualidad en el mercado. Y lo mejor de todo es que, si las cosas van según lo planeado, podría estar también a la venta muy pronto.
Más autonomía que nunca
Para el desarrollo de esta batería, recién descrita en un estudio de Science Advances, estos científicos se basaron en un procedimiento empleado en los años 70 en la fabricación de detergente en polvo.
El fundamento principal de este es la creación de un mayor número de enlaces entre partículas, que permitieran que las cargas fluyan entre el ánodo y el cátodo, minimizando el estrés, que se da cuando ambos se hinchan, con motivo de las tensiones provocadas por el desplazamiento de los electrones. Esto genera un aumento del rendimiento, dando lugar a baterías que podrían mantener en funcionamiento un teléfono móvil durante cinco días y un coche eléctrico durante más de 1.000 kilómetros. Es especialmente llamativo el resultado en estos últimos, pues a día de hoy los coches con más autonomía no suelen superar los 600 kilómetros.
Además, los autores de este invento han explicado en un comunicado que también supone un procedimiento sencillo, barato y con menor impacto ambiental que el de otras baterías, ya que incluye procesos basados en agua, minimizando la producción de desechos contaminantes.
Estos investigadores cuentan ya con una patente y las piezas necesarias se han fabricado con éxito en el Fraunhofer Institute for Material and Beam Technology, de Alemania. Esto ha llamado la atención también de algunos fabricantes de baterías de litio de China y Europa, que han manifestado su interés por adquirirlas en caso de un aumento de la producción. Por el momento, durante los primeros meses de este año seguirán realizándose pruebas en tierras australianas. Si estas van bien, conducir un coche eléctrico entre Barcelona y Sevilla sin parar a “repostar” podría ser una realidad mucho antes de lo esperado.
Fuente: hiperetextual.com