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Un pez inyecta veneno con los efectos sedativos de la heroína

Mide un poco más de diez centímetros pero el blénido dientes de sable, un pez de arrecife de coral, inyecta un veneno capaz de inmovilizar a los depredadores que le acechan produciéndoles un efecto calmante, como el de la heroína.

Los blénidos dientes de sable son pequeños peces con grandes colmillos que sobresalen de su mandíbula inferior. Como no superan los 15 cm, los dientes no serían tan intimidatorios si no fuera por el veneno que contienen y que causa un descenso repentino de la presión sanguínea en los peces que han sido mordidos.

Este intrépido pez de arrecife coral, del género Meiacanthus, y que se encuentra con frecuencia en los acuarios, inmoviliza con su veneno a sus adversarios generando síntomas similares a los que provoca la heroína, lo que podría ofrecer esperanza para el desarrollo de nuevos analgésicos.

“El pez inyecta en otros peces péptidos opioides que actúan como heroína o morfina, inhibiendo el dolor en lugar de causarlo”, dice Bryan Fry, profesor en la Universidad de Queensland (Australia), cuyo equipo descubrió al pez en la región pacífica, incluida la Gran Barrera de Coral.

Al extraer y analizar el veneno, los científicos hallaron tres compuestos: un neuropéptido que se produce en el veneno de caracol cono, una lipasa (enzima) similar a la de los escorpiones, y un péptido opioide. Sorprendentemente, cuando inyectaron el veneno del blénido en ratones de laboratorio, estos no mostraron ningún signo de dolor.

El estudio, publicado en la revista Current Biology, demuestra que el veneno de este animal es químicamente único y hace que el pez al que ha sido mordido ralentice sus movimientos y se sienta mareado cuando actúan sobre sus receptores opioides, contrariamente al ataque de otros peces cuyo veneno causa gran dolor. 

Para entenderlo, Fry explica que a escala humana, los péptidos opioides serían lo último que un nadador olímpico de élite usaría como sustancia para mejorar su rendimiento. “Serían más propensos a ahogarse que a ganar el oro”, subraya el experto.

Un arma secreta para huir

El comportamiento de este pequeño pez no deja de sorprender a los científicos. “Se enfrentan sin temor a los posibles depredadores, mientras que también luchan intensamente por el espacio con peces de tamaño similar”, recalca el biólogo.

Gracias al veneno, estos peces pueden escapar más fácilmente de los depredadores o derrotar a un adversario. “Sus armas secretas son dos grandes dientes ranurados en la mandíbula inferior vinculados a las glándulas de veneno”, detalla Fry, para quien la extracción del veneno no fue tarea fácil ya que al morder inyectan una cantidad diminuta.

Otro de los hallazgos que ha permitido el estudio es que estos animales desarrollaron los colmillos antes que el veneno. “Esto es bastante inusual porque a menudo, sobre todo en serpientes, algunas secreciones de veneno evolucionaron antes que el propio mecanismo de liberación del veneno”, explica Nicholas Casewell, coautor del trabajo e investigador en el Liverpool School of Tropical Medicine (Reino Unido).

Los científicos completarán su estudio comparando la composición de los venenos de diferentes especies de blénidos. Destacan además la importancia de preservar el hábitat de estos animales. “Si perdemos la Gran Barrera de Coral perderemos estos pequeños peces cuyo veneno podría servir de inspiración para fármacos inhibidores del dolor”, concluye Fry.

Fuente: tecnoxplora

 

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