Un diminuto pez de 12 milímetros es capaz de emitir sonidos cerca de su cuerpo de más de 140 decibeles, comparables a los de un motor a reacción durante el despegue a una distancia de 100 metros.
Es la cualidad del pez Danionella cerebrum, descrita en un estudio publicado en la revista científica «PNAS», por un equipo de investigación internacional que ha mostrado que los peces diminutos y translúcidos poseen un aparato especial de generación de sonido. Es de suponer que los animales utilizan los sonidos para comunicarse entre sí en aguas turbias, según los autores.
El camarón mordedor puede generar un sonido de hasta 250 decibelios con sus garras. Las llamadas de apareamiento del kakapo no volador alcanzan los 130 decibeles, y los elefantes pueden producir ruidos de hasta 125 decibelios con su trompa. «Por el contrario, los peces generalmente se consideran miembros bastante tranquilos del reino animal», explica en un comunicado el Dr. Ralf Britz de la Colección de Historia Natural Senckenberg en Dresde, y continúa: «Sin embargo, hay ciertas especies de peces que pueden ser sorprendentemente ruidosos. Por ejemplo, el pez Porichthys notatus macho atrae a sus hembras con un vibrato audible de alrededor de 100 hercios y 130 decibeles».
En su estudio actual, Britz y un equipo de investigación internacional dirigido por Benjamin Judkewitz de Charité en Berlín examinaron la especie de pez Danionella cerebrum, que sólo alcanza una longitud de unos 12 milímetros. «Este diminuto pez puede producir sonidos de más de 140 decibelios a una distancia de 10 a 12 milímetros; esto es comparable al ruido que un humano percibe de un avión durante el despegue a una distancia de 100 metros y bastante inusual para un animal de semejante tamaño diminuto. Intentamos entender cómo los peces logran esto y qué mecanismos son responsables de este logro», explica el ictiólogo de Dresde.
Utilizando una combinación de vídeo de alta velocidad, tomografía microcomputarizada, análisis de expresión genética y métodos de diferencias finitas, los investigadores muestran que los machos de la especie Danionella poseen un aparato generador de sonido único que incluye un cartílago que tamborilea, una costilla especializada y un músculo resistente a la fatiga. «Este aparato acelera el cartílago que tamborilea con una fuerza de más de 2.000 gy lo dispara contra la vejiga natatoria para producir un pulso rápido y fuerte. Estos pulsos se unen para producir llamadas con contracciones musculares unilaterales o bilateralmente alternas», añade Britz.
Estos peces permanentemente transparentes, que sirven como organismo modelo para la investigación biomédica, son nativos de aguas poco profundas y turbias en Myanmar. «Suponemos que la competencia entre los machos en este entorno visualmente restrictivo contribuyó al desarrollo de un mecanismo especial de comunicación acústica», afirma Britz.
Los resultados del estudio desafían la noción convencional de que la velocidad del movimiento esquelético en los vertebrados está limitada por el movimiento muscular. «Comprender la extraordinaria adaptación de Danionella cerebrum amplía nuestro conocimiento sobre la locomoción animal y resalta la notable diversidad de mecanismos de propulsión en diferentes especies. Esto contribuye a una comprensión más amplia de la biología y la biomecánica evolutiva», explica el equipo.
Fuente: europapress.es