Es la primera vez que un animal de esta especie se observa en la zona. Sería por el cambio climático
La playa de La Escobilla, en Oaxaca, México es conocida como la “playa tortuguera”, con aguas verdiazules y temperatura templada, este lugar es sitio de anidación de tortugas más importante de México. Aunque es usual observar ciertas especies de lobos marinos, uno llamó la atención de los habitantes de esta zona costera. Un estudio científico que usó análisis molecular confirmó que la especie que llegó a las costas de La Escobilla era un lobo fino de Galápagos.
El estudio que fue publicado durante la última semana de septiembre de 2021, cuenta que el 19 de mayo de 2019, los habitantes de la comunidad La Escobilla reportaron la presencia de un joven pinnípedo –un mamífero adaptado a la vida acuática– en el Área Natural Protegida Santuario Playa de Escobilla. El lobo marino estaba herido y en mal estado, por ello se lo transportó al Centro Mexicano de la Tortuga para que sea tratado por el personal veterinario y pueda recuperarse. El animal fue atendido, hidratado y alimentado por los veterinarios. Aunque eventualmente el animal recuperó fuerza y comenzó a comer por sí solo, a diez días después de su llegada, este murió de una neumonía.
Después de su muerte, los investigadores pudieron realizar exámenes morfológicos y moleculares para identificar a qué especie pertenecía el lobo. Encontraron que se trataba de un lobo fino de Galápagos de aproximadamente un año de edad. Según los investigadores, este es el primer registro de la especie en la costa central de Oaxaca. La presencia atípica de esta especie, explican los científicos, podría estar relacionada con altas temperaturas superficiales del mar causadas por eventos como El Niño. El lobo fino de Galápagos tuvo que viajar alrededor de 1.130 millas náuticas para llegar de Galápagos a Oaxaca.
Un estudio científico publicado a inicios de septiembre advierte de los efectos adversos que podrían provocar los cambios en las corrientes marinas de El Niño y La Niña sobre las especies marinas y terrestres de las islas. El estudio señala que el cambio climático disminuirá la productividad primaria de los ecosistemas marinos, reducirá la disponibilidad de alimentos en los ecosistemas terrestres, y favorecerá a las especies invasoras de rápida adaptación.
El Arctocephalus galapagoensis es conocido como lobo fino o lobo peletero de Galápagos. El género Arctocephalus, proviene de la palabra griega arktos que significa oso; y kephalê del griego cabeza: “cabeza de oso”. El lobo fino de Galápagos es una especie endémica del archipiélago con colonias reproductivas en al menos 15 islas. Esta especie se alimenta principalmente de calamares y peces. En cuanto a su hábitat, se caracteriza por el acceso directo a aguas profundas y corrientes frías con más alimento.
El lobo fino de Galápagos es la especie más pequeña de pinnípedo en Ecuador. Los machos de esta especie presentan protuberancias de la frente muy leves. En cambio, las hembras son más delgadas y considerablemente más pequeñas que los machos. Este animal tiene ojos grandes, nariz pequeña y hocico corto y poco pronunciado. Todas estas características fueron observadas por los científicos que encontraron al animal en Oaxaca.
Una posible explicación de la presencia del Arctocephalus galapagoensis en la costa del Pacífico del sur de México podría ser el efecto del evento de El Niño. Según el Centro de Predicción Climática del Servicio Nacional de Meteorología de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, los eventos relacionados con el fenómeno de El Niño iniciaron en octubre de 2018 en el hemisferio norte hasta julio de 2019. Los investigadores explican que los cambios en la temperatura superficial del mar fueron evidentes en el archipiélago de Galápagos. Los científicos sugieren que fueron esos cambios los que llevaron a que en mayo de 2019, de forma atípica, el lobo fino de Galápagos de un año de edad haya llegado a la costa suroriental de México.
Los científicos señalan que los individuos varados –como el lobo fino de Galápagos– brindan información valiosa sobre la distribución, la ecología y la salud de los mamíferos marinos, especialmente en áreas donde la investigación sobre estas especies es limitada. Los varamientos han sido vistos como un primer intento para compilar una lista de áreas que podrían servir como base para registrar cambios históricos en la distribución, comportamiento y dispersión de especies debido a cambios en las condiciones naturales.
Fuente: infobae.com