Hasta donde se sabe, el topo de nariz estrellada (Condylura cristata) es el mamífero que come más deprisa y el único capaz de olfatear bajo el agua.
Un cuarto de siglo de investigaciones sobre este ser ha sacado a la luz informaciones asombrosas sobre la evolución del comportamiento animal y los límites de la fisiología.
El equipo de Ken Catania, de la Universidad Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, Estados Unidos, ha estado investigando a fondo a esta exótica criatura.
Los topos de nariz estrellada son animales verdaderamente asombrosos, en palabras de Catania. Se hallan entre las criaturas de aspecto más extraño en el planeta. Pero cuando Catania empezó a profundizar en la organización cerebral de esta criatura, y su comportamiento, fue cuando el nivel de sorpresa aumentó al máximo.
Por ejemplo, comen más rápido que cualquier otro mamífero en la Tierra. Estos seres pueden identificar y devorar presas (insectos, sobre todo) en menos de dos décimas de segundo, dedicando apenas 8 milisegundos a decidir si algo es comestible o no. Son capaces de este logro en parte debido al funcionamiento extremadamente eficiente de su sistema nervioso, que transfiere información sobre el entorno hasta el cerebro del animal a velocidades que se aproximan al límite fisiológico de las neuronas.
Además, su “estrella” es el órgano táctil más sensible conocido para cualquier mamífero. Dicho órgano, situado en el hocico, contiene más de 100.000 fibras nerviosas, cinco veces más que las que posee la mano humana para dotarnos de sensaciones táctiles, y todas esas fibras están reunidas en un espacio más pequeño que la punta de nuestro dedo. “La piel de la nariz estrellada es tan sensible que no hemos podido determinar el umbral más bajo para la activación de sus neuronas”, resume Catania.
Desde la perspectiva neurológica, su sentido del tacto reproduce nuestro sentido de la vista. En el centro del órgano estrellado se halla una pequeña área llamada fóvea táctil, que el topo utiliza para todas sus exploraciones más detalladas. Aunque los ojos reales del topo son básicamente inútiles, la fóvea táctil está organizada neurológicamente de una forma que es sorprendentemente similar a la de un sistema visual altamente desarrollado. A medida que el topo se mueve a través de su entorno, desplaza constantemente la nariz estrellada para recolocar la fóvea sobre áreas de interés, como nosotros movemos los ojos cuando leemos las palabras mostradas en una pantalla, por ejemplo.
Usando sus patas frontales a modo de palas para circular por zonas pantanosas, los topos se sumergen a menudo para nadar y buscar comida.
Asimismo, pueden oler bajo el agua. Estos seres lanzan burbujas en ella y después las vuelven a inhalar a través de la nariz para oler presas, lo que lo convierte en el primer mamífero conocido capaz de hacerlo.
El rango de distribución geográfica de la especie se extiende por las porciones orientales de Estados Unidos y Canadá.
Fuente: noticiasdelaciencia.com