Las imágenes hablan por sí solas: el incendio originado esta semana en el paso del Cajón, unos 100 kilómetros al este de Los Ángeles, California, arde poderoso sin que los más de mil 500 bomberos que intentan contenerlo puedan vencerlo.
Además de las imágenes, las cifras también son explícitas: más de 12 mil hectáreas en llamas, 34 mil casas afectadas, unas 82 mil personas evacuadas.
Los equipos que trabajan para apagar el incendio, bautizado como Blue Cut por la zona donde se originó, coinciden en señalar que este es el «más feroz» que han visto en su carrera.
«En mis 40 años trabajando como bombero, nunca he visto un comportamiento tan extremo en un incendio», dijo el comandante Mike Wakoski.
«Golpeó duro. Golpeó rápido. Golpeó con una intensidad que no habíamos visto antes», declaró por su parte el jefe de bomberos del condado de San Bernardino Mark Hartwig.
¿A qué se debe esta virulencia?
Años de sequía
El incendio Blue Cut no es el único que trae de cabeza a los bomberos y autoridades de California.
Actualmente hay ocho incendios activos en el estado, desde el condado de Shasta, en el norte, hasta Camp Pendleton, cerca de San Diego en el sur.
Lynne Tolmachoff, responsable de educación en el Departamento de Bosques y Protección contra Incendios de California, explica que el estado se encuentra en una situación de extrema sequedad.
«No hemos tenido la lluvia que necesitábamos en invierno y esto no ayuda a los árboles, los arbustos y la vegetación, por lo que cualquier pequeña chispa puede causar un incendio que se propague fácilmente», le dice Tolmachoff a BBC Mundo.
«Tristemente esto se está convirtiendo en una cosa normal».
Prácticamente todas las voces coinciden en señalar la sequía como principal responsable.
Pero cabe hacer algunos matices.
Un túnel de viento
En el caso del incendio Blue Cut, que se expandió a toda velocidad y está demostrando ser el más voraz, las razones para explicar su intensidad son varias.
«En primer lugar, la prolongada sequía en la que llevamos inmersos más de 5 años hace que el paisaje esté bastante seco», le dice a BBC Mundo Char Miller, profesor de Análisis Medioambiental en Pomona College.
«Esto, combinado con los llamados días de ‘bandera roja’ en los que se suman temperaturas muy altas con vientos rápidos y racheados y baja humedad hace que se den las condiciones para que si se prende un fuego sea muy difícil combatirlo.
«Hay otra razón y es la topografía del lugar donde se da el incendio», añade Miller.
«Este último está en el paso del Cajón, un puerto de montaña que funciona como un túnel de viento; para los bomberos no es sólo que el viento sea rápido sino que va como un cohete de un lado a otro y francamente no tienen una idea clara de la dirección del fuego, porque los vientos se mueven en múltiples direcciones al mismo tiempo».
Las autoridades han puesto en marcha medidas aéreas como el lanzamiento de agua y otros elementos para sofocar el incendio.
«Eso puede hacer que el fuego sea más lento o apaciguarlo aquí y allá pero no consigue apagarlo», advierte Miller.
«Lo que realmente necesitas es gente sobre el terreno pero a la vez no puedes poner gente sobre el terreno porque no es seguro», reconoce.
Zonas muy habitadas
La cantidad de bomberos desplegados, más de mil 500, y el hecho de que sólo hayan logrado contener el incendio en un cuatro por ciento es indicativo de la intensidad de este fuego.
El terreno, las condiciones climáticas y la sequía son cruciales, pero Miller añade otro factor que, en su opinión, hace que lo que está sucediendo sea más aterrador: la cantidad de gente que vive en la zona.
«Si no viviera gente, no importaría tanto, intentarían controlarlo un poco y ya, pero el hecho de que haya tantas casas y tantas personas por salvar hace que el peligro y la ansiedad por combatir el fuego se eleven», sostiene.
Por el momento no se conocen las causas del incendio Blue Cut y no se han reportado víctimas mortales.
Algunos de los residentes se han negado a abandonar sus hogares.
«Honestamente me parece una locura porque una vez que estás rodeado por el fuego es muy difícil salir, sobre todo cuando hay una sola carretera como en el caso de Wrightwood y otras comunidades», subraya Miller.
«Es como si la gente no se diera cuenta de que vive en la naturaleza, y la naturaleza del sur de California es así.
«Las razones por las que amamos los lugares que amamos, y la gente no le presta mucha atención a eso, es que son paisajes moldeados por el fuego, han estado ardiendo por milenios.
«Es normal que haya incendios, lo anormal es el comportamiento de la gente en estos contextos», lamenta.
Lynne Tolmachoff también denuncia la irresponsabilidad de las personas que se niegan a dejar sus casas.
«El fuego es impredecible y tenemos que convencer a la gente para que nos ayude, primero, no causando incendios, pero además nos encontramos con el problema de que no quieren evacuar sus casas.
«Esto los pone a ellos en peligro, pero también a nuestros bomberos, que en lugar de combatir las llamas tienen que estar sacando a la gente de sus casas y esto se ha convertido en otro enorme problema», expone.
Fuente: BBC