La región amazónica brasileña sufre los peores incendios forestales de los últimos años. Aunque todavía no hay un informe oficial de la superficie vegetal quemada, se estima que son miles de hectáreas consumidas por el fuego en los estados brasileños de Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur, así como en el departamento boliviano de Santa Cruz.
El Gobierno brasileño atribuye los incendios a una sequía de carácter extraordinario. El presidente, Jair Bolsonaro, ha llegado a culpar de esta catástrofe a las ONG.
Sin embargo, diversas organizaciones científicas, sociales y ecologistas no piensan lo mismo. Consideran que los incendios han sido provocados deliberadamente con el fin de aprovechar las tierras para minería o agricultura extensiva, actividades altamente promovidas por el propio Bolsonaro.
A continuación, intentamos ofrecer las claves que explican esta grave situación a la que se enfrenta el conocido como «pulmón del planeta».
¿Cuál es la causa principal de los fuegos?
El dramático incremento en el número de incendios en la Amazonia brasileña se debe principalmente al aumento de la deforestación, sostiene Paulo Moutinho, científico del Instituto de Investigación Ambiental en la Amazonia (IPAM).
El investigador cuestiona el argumento del Gobierno de Jair Bolsonaro, quien apunta a que este aumento en el número de incendios se debe a la sequía. Moutinho recuerda que la escasez de lluvia es habitual en esta época del año.
En la misma línea, la organización ecologista WWF manifiesta que «en el Amazonas, históricamente, los incendios están relacionados con la deforestación porque es una de las técnicas para limpiar la tierra». WWF siempre ha denunciado estas prácticas habituales para transformar áreas forestales en áreas agrícolas o de cría de ganado.
¿Cuánto se han incrementado los incendios?
Los incendios en la Amazonia brasileña se han disparado desde principios de año y han coincidido con el incremento de la deforestación asociado a las políticas del nuevo Gobierno de Bolsonaro.
Hasta julio, se habían deforestado 2.255 kilómetros cuadrados, un 278% más que en el mismo periodo del año anterior, según las estimaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil.
Según este instituto, que contabiliza los incendios mediante imágenes de satélite, los focos de fuego en todo el país en lo que va de año superan en un 83% a los del mismo período de 2018.
Su informe precisa que entre el 1 de enero y el 18 de agosto se han registrado 71.497 focos de incendio, de los que un 52,5% se sitúa en la región amazónica. Otro 30,1% se detectó en el Cerrado, la sabana brasileña que rodea la Amazonia, y el 10,9% en el Bosque Atlántico, la región boscosa que bordea la mayor parte del litoral del país.
¿Cuáles son las principales consecuencias?
«En primer lugar, hay una pérdida de biodiversidad y de la función del bosque, que es proporcionar nubes a la atmósfera para producir la lluvia», detalla Paulo Moutinho, del IPAM. «Además, los humos en las ciudades amazónicas tienen importantes consecuencias para la salud, ya que provocan graves problemas respiratorios y esto a su vez se traduce en daños económicos».
¿Qué postura ha adoptado Bolsonaro al respecto?
El presidente brasileño ha sugerido que ciertas organizaciones no gubernamentales, de las que no ha aportado nombres, podrían estar promoviendo los incendios con un objetivo político: dañar la imagen de su Gobierno.
«Puede existir una acción criminal de las ONG para llamar la atención contra mi persona, contra el Gobierno de Brasil; y esa es la guerra que ahora estamos librando», ha declarado recientemente Bolsonaro. En consecuencia con esta tesis, su Gobierno ha retirado las subvenciones públicas destinadas a las ONG que trabajan para proteger el ecosistema amazónico.
¿Está el cambio climático detrás de los fuegos?
El calentamiento global es un fenómeno que también está afectando a la Amazonia, aunque su posición en la zona ecuatorial hace que los efectos sean, por el momento, menos acusados que en otras zonas del planeta. Sin embargo, en este caso parece claro que el cambio climático no es una de las principales causas de los incendios.
El Ministerio de Medio Ambiente brasileño ha atribuido la situación actual a una vasta sequía en las regiones norte y centro oeste del país, pero científicos y organizaciones defensoras de la Amazonia tienen otra opinión. «En 2019 no tenemos una sequía tan severa como en años anteriores. Hay un aumento sustancial en los incendios, por lo que todo indica que la estación seca no es el factor predominante. Si hubiera habido más sequía, habría sido mucho peor «, opina al respecto Paulo Moutinho, del IPAM.
Aunque estos incendios sí que van a influir directamente en el cambio climático, ya que ayudarán a intensificarlo. El Amazonas se conoce como el «pulmón del planeta» precisamente porque es un importante absorbente de dióxido de carbono. Los árboles de la región amazónica producen un 20% de la cantidad total de oxígeno que hay en la atmósfera, lo que les convierte en piezas clave para frenar el cambio climático y los efectos devastadores del calentamiento global.
¿Cuánto tiempo va a llevar recuperar estas áreas?
Alcanzar la misma densidad de vegetación llevará décadas, tal y como explica Moutinho. «En el Amazonas, las llamas actúan a nivel del suelo, pero esto es suficiente para causar la muerte de árboles muy grandes, hasta dos años después del incendio», explica, «los árboles muertos pierden sus hojas, lo que hace que entre más la luz del sol en la selva, y que a su vez la vegetación se vuelva más inflamable».
«Si no hay nuevos incendios, pasarán varias décadas hasta que alcance la misma densidad de vegetación», resume, y añade otro efecto asociado que puede intensificar los incendios: «las áreas devastadas a veces son invadidas por otras especies vegetales típicas de áreas más secas».
¿Además del fuego, qué otras amenazas se ciernen sobre la Amazonia?
La organización ecologista WWF ha identificado seis grandes amenazas para el Amazonas -como ya hemos visto, algunas de ellas están relacionadas directamente con la proliferación de incendios-. Estas son:
- Concesiones mineras.
- Aumento de represas hidroeléctricas.
- Construcción de carreteras.
- Expansión de la agricultura intensiva.
- Deforestación.
- Cambios en la legislación sobre áreas protegidas.
Fuente: rtve.es / agencias