Una especie de pez ‘tex-mex’ se reproduce asexualmente sin genes masculinos, con crías clonadas de sus madres. Según las teorías evolutivas, esta especie ya no debería existir, pero no es el caso.
Las especies que producen asexualmente son raras entre los vertebrados, lo que hace que la Poecilia formosa sea la gran excepción. Esta pequeña especie de pez pequeño, que es nativa de la región fronteriza de Texas y México, no produce descendencia masculina. Las hembras se reproducen asexualmente a través de la gineogénesis, convirtiendo a sus hijas en clones idénticos a ellas mismas.
Se aparean con machos de especies relacionadas y eliminan su ADN
Este tipo de reproducción también significa que necesitan esperma para activar el proceso de clonación. Entonces, estos peces se aparean con otras especies estrechamente relacionadas para obtener este esperma. Las células de esperma incluso penetran en la célula del óvulo; sin embargo, nada del ADN del macho se incorpora a los mismos. Por el contrario, destruyen completamente los genes masculinos.
«Según las teorías establecidas, esta especie ya no debería existir. Debería haberse extinguido durante el curso de la evolución», explica Manfred Schartl. El bioquímico ocupa la Cátedra de Química Fisiológica en el Biocentro de la Universidad de Würzburg.
Schartl, con un equipo internacional de investigadores, exploró cómo este pez ha logrado sobrevivir a pesar de esto. Para este propósito, los investigadores secuenciaron el genoma de las especies de estos peces y lo compararon con el de las especies relacionadas. Los resultados de su investigación se publican en la edición actual de la revista Nature Ecology & Evolution.
Hay dos razones principales que argumentan contra especies que se reproducen asexualmente y que sobreviven a largo plazo: «En algún momento se producen cambios dañinos en cualquier genoma. En las criaturas cuyos descendientes son clones puros, estos defectos se acumularán durante generaciones hasta que no haya más individuos sanos», explica Schartl en un comunicado.
Las especies que se reproducen sexualmente pueden eliminar fácilmente tales defectos cuando el número de cromosomas se reduce a la mitad durante la formación de óvulos y espermatozoides para ser recombinados posteriormente durante la fecundación de la mitad de los cromosomas maternos y paternos, respectivamente.
Hay otro argumento en contra de la larga supervivencia de una especie cuyos descendientes son todos clones de sus madres: «Estas especies no suelen ser capaces de adaptarse a los cambios ambientales tan rápido como sus contrapartes de producción sexual», dice Schartl. Entonces dentro de unas pocas generaciones, deberían estar en el lado perdedor de la evolución que exige la «supervivencia del más apto».
Variabilidad genética combinada
Para responder a la pregunta de por qué esta teoría no se aplica a la molly amazónica, los científicos estudiaron su genoma, así como el de dos especies de peces relacionados que se reproducen sexualmente. La idea principal es: «Encontramos poca evidencia de degeneración genética en Poecilia formosa, sino más bien una variabilidad genética única y signos claros de un proceso evolutivo en curso», dice Manfred Schartl, quien continúa explicando que especialmente los genes relevantes para el sistema inmune exhiben un alto nivel de variabilidad genética en el genoma de estos peces.
A partir de esto, los autores del estudio concluyen que esta variabilidad combinada con una amplia respuesta inmune contribuye esencialmente al hecho de que Poecilia formosa no comparte el destino de muchas otras especies que se reproducen asexualmente, es decir, ser víctimas de patógenos.
Fuente: europapress.com