Es una evolución de los jardines de pared, donde una innovadora estructura con celdas hexagonales, similares a un gran panal de abejas, tiene en su interior plantas. Pero no se trata solo de un asunto estético y de ambiente ecológico. También es una investigación sobre el papel de la arquitectura en la ecología, que de paso, refuerza el compromiso con el diseño arquitectónico verde.
Este proyecto es adelantado por estudiantes de la Facultad de Arquitectura, de la Universidad de Texas (EU), y voluntarios del Centro de Investigación de Flora Silvestre Lady Bird Johnson (Utsoa), quienes han instalado una ‘pared viviente’ en una esquina del edificio Goldsmith Hall del campus.
Este proyecto de cinco años, que comenzó en 2015, servirá para embellecer el edificio donde se asienta y además será el hábitat de distintas especies, ofreciendo beneficios medioambientales, según sus diseñadores. El proyecto living wall “busca indagar de qué modo la ecología y la arquitectura pueden influenciarse entre sí”, explica Fritz Steiner, ahora decano de la Facultad de Diseño, de la Universidad de Pensilvania.
La tesis consiste en que, a menudo, las edificaciones tienen impactos negativos en los sistemas naturales, pero “creemos que esto puede ser revertido por medio de un diseño que preste unos mejores servicios a los ecosistemas”, asegura.
Los diseñadores han seleccionado una variedad de plantas nativas tejanas que no se destacan por su impacto visual, pero que son resistentes al calor de Texas, una zona propensa a la sequía y con un clima que no es precisamente indulgente con las plantas, como variedades carnosas, arbustos, trepadoras y hierbas, de acuerdo a la Utsoa.
Para asegurarse el éxito de la pared viviente, sus diseñadores desarrollaron una estructura arquitectónica con forma de panal de abejas, con 148 celdas o contenedores hexagonales de tierra, “especialmente concebidos para alojar una mayor cantidad de sustrato o tierra que la que se emplea habitualmente, algo vital para nutrir las plantas del clima subtropical de Austin”, añade.
Otra de las características únicas de esta pared, según la Utsoa, es que las plantas que alberga han sido elegidas cuidadosamente para atraer y proporcionar refugio a lagartijas, colibríes, mariposas, pájaros cantores, y aves rapaces, como halcones y búhos, entre otros exponentes de fauna benéfica para el ambiente.
Además de beneficios estéticos, la pared viviente proporcionará al edificio Goldsmith Hall una mayor frescura, ayudará a mitigar el impacto de las tormentas y a amortiguar el ruido, y servirá de filtro de aire natural, capturando las partículas en suspensión, los compuestos orgánicos volátiles, y el monóxido de carbono, a medida que pasan por las celdas.
Fuente: EFE