Nigel era el primer alcatraz en vivir en la Isla de Mana al lado de Nueva Zelanda. Llegó a la isla en 2013 después de que los responsables de conservación emitieran cánticos de alcatraz sobre las altavoces solares de la isla. Fue el único de su especie que vino. Se quedó solo durante cinco años. Hace poco, Nigel, “el pájaro más solitario del mundo” murió en el peor momento posible: cuando llegaron más pájaros.
Hace tres semanas, tres alcatraces aterrizaron en la isla, lo cual emocionó al equipo de conservación. Por fin, pensaron, Nigel iba a poder tener compañía y hacer amigos con otros de su especie. No obstante, ocurrió algo raro: Nigel no le hizo caso a los otros pájaros. Prefirió quedarse con su “mujer”, una de las 80 alcatraces de hormigón que los conservacionistas habían instalado en la isla hace años para intentar atraer a más pájaros.
La isla es parte de una iniciativa de conservación del gobierno de Nueva Zelanda. Atraer a pájaros como los alcatraces a la isla es una gran parte del proyecto, ya que sus madrigueras crean hogares para otras criaturas e insectos. Los excrementos, regurgitaciones y cuerpos de los pájaros también sirven como nutrientes para la tierra, según el Departamento de Conservación.
Chris Bell, parte del Departamento de Conservación que vive en la isla, afirmó que poco después de que Nigel llegara a la isla hace cinco años, empezó a cortejar a uno de los señuelos de cemento. Le construyó un nido, “arreglaba” sus plumas y le hablaba (sin recibir respuesta) año tras año.
“Creo que debió de tener una existencia frustrante”, declaró Bell. “Aunque se sintiera solo o no, nunca recibió nada a cambio, y eso debió de ser una experiencia rara ya que se pasó años cortejando. Creo que todos sentimos empatía por él, porque tenía una situación claramente imposible”.
Cuando llegaron los otros pájaros, Bell dijo que Nigel no estaba interesado. Se quedaba “hablando” con su mujer mientras los otros hacían su vida en otra parte de la isla.
Sin embargo, aunque el equipo considerara que Nigel tuviera una existencia frustrante, al final su presencia sí que tuvo un impacto.
“Los otros alcatraces de cemento lograron engañar a Nigel pero nunca engañaron a otro pájaro. Siempre pensamos que tener a Nigel incrementa nuestras posibilidades de crear una colonia. Al final, eso parece ser lo que pasó”, dijo Bell. “A los alcatraces les gusta anidar donde han anidado otros alcatraces. Es muy triste que haya muerto, pero no fue en vano”.
Nigel murió al lado de su mujer de cemento en el nido que le había construido. El apodo de Nigel era “no mates”, lo cual se traduce a “sin amigos”.
Fuente: es.gizmodo.com