Un grupo de científicos midió la longitud de 134 peces payaso mensualmente, durante cinco meses. Además, cada cuatro a seis días monitorearon la temperatura durante una ola de calor marina
Quizás, cuando le hablan de los peces payaso (Amphiprioninae), la primera imagen que se le viene a la mente es la de Nemo y su padre, Marlin, famosos por la película Buscando a Nemo. Un estudio reciente, publicado en la revista Science Advances, encontró la inusual estrategia que esta especie está empleando para sobrevivir a las olas de calor.
Para esta investigación, el equipo liderado por Melissa A. Versteeg, investigadora de doctorado de la Facultad de Ciencias Naturales y Ambientales de la Universidad de Newcastle, se basó en un fenómeno registrado en 2023: los peces payaso que habitaban los arrecifes de coral en la bahía de Kimbe, en Papúa Nueva Guinea, perdieron peso de forma drástica cuando las temperaturas del océano se dispararon durante este año.
Una vez identificaron ese episodio, el grupo se dio a la tarea de medir la longitud de 134 peces payaso mensualmente, durante cinco meses. Además, cada cuatro a seis días monitorearon la temperatura durante una ola de calor marina.
Los resultados, señalan los investigadores en el estudio, fueron sorprendentes. Encontraron que este pez, además de perder peso, tendía a acortarse o encogerse como respuesta al estrés térmico. “El 75 % de los peces se encogió al menos una vez durante la ola de calor”, se lee en el documento.
De acuerdo con Rueger, este comportamiento no consiste solo de “perder mucho peso, sino de modificar activamente su tamaño y convertirse en un individuo más pequeño, que necesita menos alimento y es más eficiente con el oxígeno”.
La investigadora explica que, por el momento, no han logrado entender exactamente cómo estos peces se encogen. Sin embargo, añade, que si conocían “que otros animales también pueden hacerlo. Por ejemplo, las iguanas marinas pueden reabsorber parte de su material óseo para encogerse también en épocas de estrés ambiental”.
Con el objetivo de corroborar sus resultados, el equipo empezó a medir cada uno de los ejemplares durante cinco meses y encontró que se trataba de un comportamiento muy común en esta población. “Vimos que 100 peces se encogieron de los 134 que estudiamos”, anotaron.
“Nuestros hallazgos demuestran que los peces pueden encogerse individualmente en respuesta al estrés térmico, que se ve afectado aún más por los conflictos sociales, y que esta disminución puede mejorar sus posibilidades de supervivencia”, concluye la investigadora.
Fuente: elespectador.com