La evolución hace que algunos animales adquieran un aspecto muy parecido al de su entorno para que así resulte más difícil que sus depredadores los vean. Pero en otras ocasiones el camuflaje lo adoptan los depredadores, como la mantis de la foto, una hembra de la especie Hymenopus coronatus, popularmente conocida como mantis orquídea.
Como su nombre sugiere, las hembras de esta especie parecen flores o partes de flores. Cuando están quietas en las flores, pueden pasar del todo desapercibidas para insectos incautos que acuden a buscar néctar a esas flores. En tales casos, la belleza floral de las mantis puede resultar mortífera para sus víctimas.
Un equipo internacional, que incluyó a Gavin Svenson del Museo de Historia Natural de Cleveland en Estados Unidos, confirmó hace varios años que el mimetismo floral de esa especie de mantis se debe evolutivamente a su condición de depredadoras, no a la de presas potenciales de otros depredadores.
Fuente: noticiasdelaciencia.com