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Los conflictos ayudan a los monos a tomar mejores decisiones

Los conflictos de interés suelen verse como potencialmente dañinos para los grupos, pero un nuevo estudio ha demostrado que en realidad conducen a una mejor toma de decisiones, al menos en monos.

Una nueva investigación publicada en Science Advances analiza cómo los conflictos de intereses ayudan a la «computación colectiva», la capacidad de los grupos para tomar una decisión.

Los investigadores Eleanor Brush, de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, con David Krakauer y Jessica Flack, del Instituto Santa Fe, también en Estados Unidos, abordaron precisamente cómo los sistemas vivos toman decisiones en el medio natural estudiando el surgimiento de la estructura social en los grupos sociales de primates.

En un grupo social de macacos (‘Macaca nemestrina’), parejas de monos se pelean entre sí y se hacen una idea de la destreza combativa de cada uno. Cuando uno finalmente se da cuenta de que es probable que pierda en peleas futuras, comenzará a mostrar sus dientes en subordinación al otro, comunicando su acuerdo de ser subordinado. Esta es la porción de acumulación de información del cómputo colectivo: los monos salen al mundo y recopilan información sobre sus entornos sociales de manera semi-indecente.

Después, «comparten» esta información, de modo que los monos sobre cuyas habilidades de lucha obtienen un alto grado de consenso son percibidos como poseedores de un alto poder dentro del grupo. Esta es la fase de agregación o agrupación de información al cómputo colectivo. Y la información agregada resultante de la agrupación de opiniones es muy útil: les dice a los monos qué miembros del grupo son ampliamente percibidos como poderosos y, por lo tanto, quién sería un buen aliado durante una pelea.

Un sistema de cálculo colectivo

En trabajos anteriores, Krakauer y Flack demostraron que los monos que emergen como poderosos suelen ser los mejores luchadores y que es beneficioso tener solo tres o cuatro monos en posiciones tan poderosas. Sin embargo, sigue siendo un misterio cómo sucede que el poder de los monos refleja con precisión su capacidad de lucha y cómo el grupo sintoniza la cantidad de individuos poderosos que existen.

Brush y sus colegas formularon una descripción matemática de este cálculo colectivo y descubrieron que todo lo que se necesita para que los miembros del grupo puedan producir una distribución precisa del poder es tener individuos que no quieran ser subordinados, en otras palabras, obstinados individuos que tienen preferencias fuertes, una condición que probablemente se cumpla en la realidad. Además, cambiar la agresividad con que los animales luchan entre sí puede alterar el número de individuos que emergen como desproporcionadamente poderosos.

Según Brush, «la descripción matemática del cálculo colectivo de la estructura de poder en el grupo de monos resulta ser muy similar a las ecuaciones que usan los neurocientíficos para describir el cálculo colectivo de las neuronas, aunque las neuronas no ‘peleen’ por el poder».

«Los principios comunes a ambos sistemas son los principios de acumulación y agregación de información y posiblemente que los miembros tengan opiniones o preferencias fuertes que influyan en la probabilidad de que cambien su comportamiento dada la información que han acumulado», añade Krakauer en un comunicado.

Por su parte, Flack apunta que, «contrariamente a la sabiduría coloquial, las preferencias fuertes a nivel individual pueden producir mejores cómputos colectivos a nivel de grupo».

Fuente: Europa Press

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