Científicos han demostrado que los árboles generalmente crecen mucho mejor en un entorno rico en especies que, por ejemplo, en monocultivos. Además, los investigadores se sorprendieron al descubrir que los árboles que crecen en entornos ricos en especies pueden incluso ‘apoyarse’ entre sí, pues bajo tales condiciones pueden producir más madera.
En un experimento de biodiversidad de árboles único en el mundo (‘BEF China’), científicos europeos y chinos han investigado durante diez años cómo la diversidad de especies arbóreas en los ecosistemas forestales influye en la coexistencia y el crecimiento de los árboles.
Para el experimento, se plantaron más de 400.000 árboles y arbustos en un área de alrededor de 50 hectáreas en el este de China. Se usaron 42 especies diferentes de árboles nativos. Mientras tanto, muchos árboles han alcanzado una altura de 10 a 15 metros y sus coronas han formado un dosel denso.
Los científicos midieron el crecimiento de los árboles cada año, descubriendo hallazgos asombrosos: los árboles que crecen en un entorno rico en especies producen más madera que aquellos rodeados de la misma especie. «Estamos particularmente impresionados por el hecho de que las interrelaciones entre un árbol y sus vecinos inmediatos también conducen a una productividad significativamente más alta de todo el bosque», informa el ecólogo forestal Andreas Fichtner de Leuphana University of Lüneburg. Las interacciones entre árboles vecinos explican más del 50% de la productividad total del bosque.
El equipo de investigación también ha identificado los mecanismos que subyacen al fenómeno. En los bosques ricos en especies, la competencia es menos frecuente y los árboles pueden incluso apoyarse mutuamente en su crecimiento, por ejemplo, mejorando el microclima o mediante interacciones positivas con los hongos del suelo. «Los árboles no solo compiten entre sí, sino que también pueden ‘ayudarse’ entre sí para mejorar su productividad», dice el profesor Werner Härdtle, experto en ecología de Leuphana.
Los resultados del estudio subrayan la importancia de una protección eficaz a largo plazo de la biodiversidad mundial: no solo mantendrá la funcionalidad de los ecosistemas, sino que también salvaguardará los servicios ecosistémicos utilizados por los seres humanos. «La protección de la biodiversidad no es en absoluto una preocupación puramente ecológica o ética, sino que se ha convertido desde hace mucho tiempo en una necesidad socioeconómica», concluye Härdtle.
Además de científicos de Leuphana, están involucrados en la investigación investigadores de TU Dresden, de la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg, de la Universidad Forestal de Pekín y el Centro Alemán para la Investigación Integral de la Biodiversidad (iDiv) en Leipzig.
Fuente: europapress.es