Probablemente fue el viaje de su vida. En 2012, los biólogos de una expedición a Timor Oriental, en el sudeste de Asia, descubrieron una serpiente ciega brahminy que se deslizaba de un lugar bastante inesperado: el trasero de un sapo común asiático.
Mark O’Shea, de la Universidad de Wolverhampton, en Reino Unido, y sus colegas, fueron testigos casuales del inusual evento después de encontrar al par de animales bajo una roca.
Es el primer relato sobre presas que sobreviven a la digestión por un sapo y de un animal tan grande como una serpiente que emerge de un tracto digestivo vivo.
«Es bastante sorprendente que un vertebrado, que tiene pulmones, sea capaz de sobrevivir», dice O’Shea.
“Mejores probabilidades con sapos y pájaros”
Las larvas y los pequeños invertebrados marinos pueden pasar ilesos a través de algunos depredadores.
Pero objetos de presa mayores son susceptibles de ser masticados hasta la muerte.
Incluso si de alguna manera esquivan este destino, viajar a través de la garganta del depredador en una sola pieza puede resultar extremadamente complicado.
Y si lo logran, lo siguiente es un desafío más grande.
La mayoría de las presas no podrían sobrevivir a la exposición a los ásperos ácidos gástricos que descomponen el tejido en el estómago de un depredador.
Enfrentar la carencia de oxígeno en la profundidad del sistema digestivo es otro problema.
Para las presas tragadas por un sapo o un ave, sin embargo, las posibilidades de supervivencia podrían ser un poco más altas.
Estos animales a menudo empujan los alimentos a la parte posterior de su garganta antes de tragar, lo que puede aumentar las probabilidades de entrar sin daños en el sistema digestivo.
Esto es lo que casi ayuda a explicar cómo un anfibio increíblemente tóxico -el tritón de piel áspera- puede sobrevivir al ser tragado por una rana.
Una vez que entra en el estómago de la rana, las toxinas del tritón la matan antes de que sus jugos digestivos realmente puedan funcionar.
Entonces el tritón simplemente tiene que salir de la garganta de la rana muerta hasta su boca.
“Por la puerta de atrás”
Pero la serpiente ciega brahminy no mató a su anfitrión, y tomó un camino mucho más largo, a través del intestino, para salir del sapo.
La serpiente puede estar mejor dotada para el viaje que la mayoría de las especies, al tener un cuerpo largo y delgado de solo unos pocos milímetros de ancho.
O’Shea piensa que la serpiente se arrastró a través del intestino del sapo en lugar de simplemente ser llevada a través de las contracciones musculares que mueven los alimentos.
Un factor que podría haber facilitado ese viaje son los hábitos de tragador voraz del sapo.
Puede que no haya comido mucho en las horas antes de que se tragara la serpiente, lo que significa que el camino a través de su tripa podría haber sido más rápido, reduciendo la exposición de la serpiente a los ácidos digestivos.
Pero su piel fue probablemente el mayor salvavidas.
Las escamas estrechamente unidas que se superponen y ayudan a las serpientes ciegas a moverse en tierra, probablemente bloquearon los jugos gástricos, impidiendo que llegaran a tejidos y órganos delicados.
Casi con seguridad el mayor problema que la serpiente ciega tuvo que enfrentar fue una prolongada falta de oxígeno.
Los investigadores no saben cuánto tiempo le tomó a la serpiente viajar a través del intestino del sapo. Pero aunque la vieron alejarse con vida, murió alrededor de cinco horas más tarde.
“Menos oxígeno”
Los caracoles pueden ser mejores viajeros gástricos que las serpientes ciegas, ya que logran sobrevivir con menos oxígeno.
En un experimento publicado en 2011, Shinichiro Wada y sus colegas de la Universidad de Tohoku en Japón, alimentaron con pequeños caracoles terrestres, Tornatellides boeningi, a pájaros ojiblancos japoneses para ver si podían pasar intactos a través del sistema digestivo.
Alrededor del 15% sobrevivió al viaje, que tardó entre 20 y 120 minutos, demostrando por primera vez que los caracoles terrestres pueden sobrevivir a la digestión.
La resistencia de los caracoles es probable debido a su concha, que los provee de una armadura natural.
Las conchas de las especies que examinaron, de aproximadamente 2,5 milímetros de ancho, se recuperaron intactas de las heces de las aves, mientras que las de las especies de mayor longitud se rompieron en pedazos.
Los investigadores piensan que los caracoles pueden también producir una mucosidad como protección adicional del ambiente ácido, pero esa idea todavía necesita ser demostrada.
“Otros sobrevivientes impresionantes”
Otro inesperado viajero intestinal es una especie de gusano nemátodo llamado Caenorhabditis elegans.
Hinrich Schulenburg y su equipo de la Universidad de Kiel en Alemania encontraron nemátodos en los intestinos de las babosas recogidas en el norte de Alemania.
Más tarde se sorprendieron al encontrar los gusanos vivos en las heces de las babosas.
«Parece que son ingeridas por vía oral, lo que es inusual porque las babosas tienen un órgano que debe destruirlas», dice Schulenburg. «Y no sabemos cómo sobreviven las condiciones ácidas».
Los viajes intestinales son raros sobre la tierra, pero parecen ser más comunes en ambientes acuáticos.
Casper Van Leeuwen y sus colegas de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos encontraron que algunos caracoles acuáticos adultos seguían vivos después de pasar a través de los patos reales.
Las hembras de una especie de ostrácodos también pueden sobrevivir en el intestino del pez ventosa mientras que los mejillones pueden pasar a través de anémonas marinas comunes y evitar ser digeridos si sus conchas están herméticamente cerradas.
“Propagación de la especie”
Dado que los viajes a través de los sistemas digestivos parecen ser razonablemente comunes, podrían ser una importante forma de traslación para especies menos móviles, permitiéndoles colonizar lugares lejanos.
Este parece ser el caso de los caracoles que Wada y su equipo observaron. Fueron recogidos de Hahajima, una de las islas Ogasawara en Japón. Su patrón de distribución en las islas circundantes parecía tener sentido solo para un animal con alas.
Y la evidencia de la transferencia de genes entre poblaciones de caracoles geográficamente distantes también podría explicarse por la transportación intestinal.
El equipo de Wada encontró que las áreas con una alta densidad de pájaros ojiblancos japoneses, especies en las que los caracoles eran capaces de sobrevivir, también contenían caracoles más genéticamente diversos.
Fuente: bbc.com