Tantas plantas y animales están desapareciendo de la faz del planeta que los científicos se preocupan de que estemos experimentando una sexta extinción masiva. Muchos de estos organismos reciben golpes desde distintos ángulos —pérdida de su hábitat, cambio climático y otros—, por lo que es difícil entender cómo detener su disminución. Las historias de conservación exitosas son raras.
Sin embargo, las tortugas marinas podrían ser una excepción, de acuerdo con un análisis exhaustivo de la abundancia global de tortugas marinas publicado recientemente en Science Advances.
Antonios Mazaris, un ecologista de la Universidad Aristóteles de Tesalónica en Grecia, y un equipo internacional de investigadores encontraron que en todo el mundo la mayoría de las poblaciones de tortugas marinas están recuperándose tras disminuciones históricas. Su investigación ayuda a aclarar por qué algunos grupos de conservación e investigación reportaron tanto aumentos como reducciones en sitios de anidación individuales durante la década pasada.
Mazaris y sus colegas analizaron los datos públicos existentes sobre los sitios de anidación de las tortugas marinas en todo el mundo durante periodos desde 6 hasta 47 años. Estandarizaron conjuntos de datos individuales y evaluaron cada sitio por separado para después combinarlos en poblaciones regionales para ver los cambios. Encontraron que incluso en poblaciones pequeñas, que por lo general difícilmente se recuperan, es posible que lo logren.
Sin embargo, también descubrieron que las poblaciones de algunas tortugas marinas siguen en descenso, como las tortugas laúd del Pacífico este y oeste. Sus hallazgos respaldan las evaluaciones hechas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que clasifica a seis o siete especies como vulnerables, en peligro de extinción o en peligro crítico de extinción.
En contraste con otras especies en riesgo, quizá las tortugas marinas han sido más fáciles de manejar porque sus amenazas son más tangibles: quedan atrapadas accidentalmente por algunos pescadores y otros las atrapan para comercializarlas como exquisiteces, afrodisiacos o decoración. En los casos más extremos, como en Tortuguero, Costa Rica, casi todas las tortugas verdes hembra fueron exportadas en determinado momento para preparar sopa de tortuga.
No obstante, los esfuerzos de conservación en ese lugar, que datan de la década de 1950, tuvieron un impacto positivo, y la protección de las playas, la regulación de la pesca y el establecimiento de áreas marinas protegidas han ayudado a salvar a las tortugas en muchos lugares. Por lo general, esto no sucede en las historias de conservación de animales como el caribú, en peligro de extinción, que enfrentan amenazas más difíciles de manejar.
Para realmente saber qué tanto están funcionando los esfuerzos de conservación, según encontraron los investigadores, es mejor observar tendencias a largo plazo (aunque los datos de corto plazo también tienen ciertos usos). Esto se debe a que la mayoría de las especies de tortugas marinas solo anidan cuando ven que las oportunidades de encontrar comida son buenas, y de un año a otro, la cantidad de nidos encontrados en una playa puede variar en forma drástica. Detectar si una tortuga marina joven sobrevive lo suficiente como para tener descendencia puede llevar de diez a treinta años, en lo que madura.
Les sorprendió descubrir que, con la protección adecuada, incluso poblaciones pequeñas de tortugas tienen la posibilidad de sobrevivir. En un área llamada French Frigate Shoals, en Hawái, por ejemplo, se incrementó la cantidad de anidación de las tortugas marinas verdes de cerca de 200 en 1973, cuando se firmó la Ley de Especies en Peligro de Extinción, a aproximadamente 2000 en 2012. Ahora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera a esta especie una “de menor preocupación”.
No obstante, hace falta más investigación. Se desconoce la mayoría de las proporciones entre machos y hembras de todas las tortugas marinas, lo cual es un aspecto importante para la reproducción y, al parecer, se altera con las temperaturas cada vez más altas de la arena, que inclinan la tasa de nacimientos a favor de las hembras. Además, una gran iniciativa para recabar más datos sobre las tortugas planas en Australia y sus alrededores podría dificultarse por un anuncio reciente de que el país reducirá sus áreas de protección marina.
Mazaris dijo que su artículo presenta una historia de “optimismo admonitorio”. Elogia a los conservacionistas que trabajaron para salvar a las tortugas durante los pasados setenta años, pero agrega que “es necesario respaldar esfuerzos a largo plazo”.
Fuente: The New York Times