Desde abajo, el dosel del bosque tropical parece un gigantesco rompecabezas con retroiluminación. Un delgado y brillante perfil de luz aísla a cada árbol de los otros. Los biólogos llaman a esta tendencia como «timidez de la corona».
Las copas de los bosques tropicales albergan más del 40 por ciento de todas las especies terrestres del mundo. Los tucanes vuelan y los monos saltan entre los árboles. Pero para los coatíes, las zarigüeyas y las minúsculas hormigas, cada árbol es una isla.
A pesar de su tendencia a ser tímidos, algunos árboles se mantienen conectados a través de una compleja red de enredaderas leñosas. Stefan Schnitzer, asociado de investigación de STRI y profesor de la Universidad de Marquette, fue el autor de una serie de artículos que demuestran que las enredaderas y las lianas se están apoderando de muchos bosques tropicales. Para averiguar cuál podría ser el impacto de este enredo, cortó todas las lianas de los árboles en una sección del bosque y en otra sección dejó las lianas.
Desde hace mucho tiempo, una de las reglas de la ecología es que las grandes islas -aquellas rodeadas de agua- tienen más especies que las islas pequeñas. Esto también se aplica a parches aislados de bosques rodeados de campos agrícolas: los grandes parches de bosque generalmente tienen más especies que los parches pequeños.
«La naturaleza es tan variable, a veces es frustrante tratar de explicar incluso lo que parece un patrón obvio», comentó el asociado de investigación de STRI, Steve Yanoviak, quien también es recipiente de la Cátedra de Conservación Tom Wallace en la Universidad de Louisville. «En este caso, estábamos muy contentos de ver que algo tan complicado como la diversidad en el dosel del bosque tropical podía explicarse simplemente viendo a los árboles como islas».
Yanoviak pasa tanto tiempo como puede escalando las copas de los árboles, donde estudia las comunidades de insectos tropicales, de larvas de mosquitos y de libélulas que se reproducen en las diminutas piscinas de agua que se forman en el centro de las plantas que crecen en las ramas, y a las hormigas que planean de vuelta al tronco del árbol cuando se desprenden de éste.
El estudiante de doctorado de Yanoviak, Ben (Max) Adams comparó el número de hormigas en más de 200 árboles que representan más de 30 especies arbóreas. Adams y sus asistentes utilizaron una mezcla de miel y carne (jamón, atún o pollo) como cebo para atrapar a 128 especies de hormigas. El cebo es una forma muy eficaz de determinar qué especies de hormigas viven en un árbol, ya que proporciona una combinación de carbohidratos, sales, grasas y proteínas.
Desde abajo, el dosel del bosque tropical parece un gigantesco rompecabezas con retroiluminación. Un delgado y brillante perfil de luz aísla a cada árbol de los otros. Los biólogos llaman a esta tendencia como «timidez de la corona».
Colectaron 92 especies en árboles con lianas contra 58 en árboles sin lianas. Descubrieron que en promedio, de 2 a 20 especies distintas de hormigas viven en una sola corona de árbol. Los árboles más grandes tienden a ser el hogar de más especies de hormigas que los árboles más pequeños, pero sólo cuando los árboles no están conectados por lianas. Los árboles conectados a otros árboles por enredaderas y lianas tenían más de 10 especies de hormigas, mientras que los árboles sin conexión tenían un promedio de 8 especies de hormigas.
Los árboles con lianas suelen tener más especies de hormigas en las que las forrajeras buscan alimentos solas, en lugar de forrajear en grupos como otras especies de hormigas. Y las especies de hormigas que construyen grandes nidos coloniales eran igualmente comunes en árboles con y sin lianas.
La próxima vez, piense en las lianas como si fueran los cables telefónicos o esas líneas en un mapa que muestra las conexiones geográficas entre ciudades a través de la web. Comprender por qué estas conexiones importan es especialmente importante en un mundo donde la continua cosecha de madera y la construcción de carreteras rompen estas conexiones vitales.
Fuente: STRI/DICYT