Los incendios forestales, en su conjunto, calcinaron un área con una extensión similar a la de Siria
Los fuegos forestales, que en su conjunto calcinaron un área con una extensión similar a la de Siria, causaron un impacto atmosférico comparable «al de una erupción volcánica moderada», lo que supuso «un aumento extremo» de partículas en el aire, con tasas disparadas en 2020, «algunas de las más altas obtenidas jamás».
Esta «anomalía», provocada por «la intensidad» y la extensión generalizada de los incendios en el país oceánico, afectó en gran medida a la estratosfera, la capa superior de la atmósfera, donde se expandió una neblina cargada de millones de toneladas de humo.
Los científicos israelíes Ilan Koren, del Instituto Weizmann de Ciencias, y Eitan Hirsch, del Instituto de Investigación Biológica de Israel, llegaron a esta conclusión al registrar altos niveles de profundidad óptica de aerosoles, una medición usada para calcular la carga de estas sustancias en la atmósfera y sus efectos radiactivos.
Los aerosoles atmosféricos son partículas sólidas o líquidas suspendidas en la superficie de la tierra o la atmósfera, afectan al clima global y su emisión provoca contaminación a nivel planetario.
En 2020, las sustancias derivadas del humo australiano excedieron la media mensual del hemisferio sur, y fue «tres veces superior» en el mes de enero, concretó el Instituto Weizmann en un comunicado.
Estas alteraciones «incluso eclipsaron» los niveles de aerosoles registrados tras la erupción volcánica del monte Pinatubo en 1991, la más grande de los últimos 100 años, destaca el estudio.
Los investigadores recabaron información con datos obtenidos a través de varios satélites, con los que demostraron que los picos de partículas procedían de fuegos en el sureste de Australia.
A través de datos satelitales también identificaron una neblina estratosférica que cubría parte del hemisferio sur. Esta alcanzó su punto álgido en los primeros tres meses de 2020, y duró hasta julio.
En este período, en lugares tan lejanos como Chile, «la gente respiraba partículas de los fuegos» de Australia, explica Hirsch.
Tras penetrar en la estratosfera, donde el aire se mueve de manera constante y lineal, en corrientes fuentes, las partículas se esparcieron «lentamente alrededor de todo el hemisferio».
A su vez, «permanecieron en el aire» más tiempo del que suelen estar en la capa atmosférica inferior, donde se disipan en pocos días, señala el científico.
Pero las consecuencias de este fenómeno fueron poco perceptibles sobre terreno: «El aire pudo haber parecido un poco más brumoso, o las puestas de sol un poco más rojas», como pasa en las erupciones volcánicas, comenta Koren.
Según indica, otro de los efectos del humo fue el enfriamiento de las regiones oceánicas afectadas, aunque aún se desconoce cuánto pudo influir esto sobre el medio marino o los patrones climáticos.
«En California, Australia y los trópicos siempre hay incendios» y «es posible que no podamos detenerlos», pero es importante tener en cuenta su ubicación precisa para conocer distintos efectos que pueden causar «sobre nuestra atmósfera», concluye Koren.
Fuente: EFE