El hábitat del oso panda todavía cubre menos área y está más fragmentado que cuando fue incluido por primera vez como especie en peligro de extinción en 1988.
Un estudio, publicado este lunes en la revista ‘Nature Ecology and Evolution’, utilizó tecnologías geoespaciales y datos de sensores remotos para trazar cambios recientes en el uso de la tierra y el desarrollo de carreteras dentro del hábitat del oso panda.
«La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha cambiado recientemente el estatus del panda gigante de ‘en peligro’ a ‘de los menos vulnerables –expone Stuart L. Pimm, profesor de Ecología de Conservación en la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Duke, en Estados Unidos–. Esto se basó en el número cada vez mayor, que es un signo muy alentador, por supuesto».
Pero lo que este investigador y sus colegas querían saber era cómo el hábitat del panda ha cambiado en las últimas cuatro décadas, porque «la extensión y conectividad del hábitat de una especie es también un factor importante para determinar su riesgo de extinción», señala Pimm.
El equipo, dirigido por Zhuyan Ouyang y Weihua Xu, del Centro de Investigación de Ciencias Eco-Ambientales de la Academia de Ciencias de China, utilizó imágenes satelitales para examinar los cambios en toda la gama geográfica del panda de 1976 a 2013.
«Encontramos cambios complejos –explica Xu–. El hábitat disminuyó casi un cinco por ciento entre 1976 y 2001, pero ha aumentado desde entonces. Sin embargo, el tamaño promedio de los parches de hábitat disminuyó en un 23 por ciento desde 1976 hasta 2001. Sólo ha aumentado ligeramente desde entonces».
Prevenir su aislamiento en pequeñas poblaciones
El coautor del estudio, Jianguo Liu, de la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, quien comenzó a estudiar las fuerzas humanas y naturales que conducen a la pérdida de hábitat en el rango geográfico del panda en 1996, señala que algunos de los cambios que han ocurrido en la región son alentadores.
«La prohibición de la tala comercial en los bosques naturales, el establecimiento de reservas naturales y la ayuda a los residentes en la reserva que cambian los comportamientos que dañan el hábitat han sido beneficiosos», agrega Liu. «Pero la conservación es un proceso dinámico de los seres humanos y la naturaleza en un empuje constante para sobrevivir y prosperar, por lo que siempre se necesitan nuevas soluciones», añade.
Otros cambios, aunque altamente beneficiosos para la población humana de la región, presentan desafíos desde el punto de vista de la conservación. «Los cambios más evidentes en esta región desde que el profesor Liu y su colega el profesor Zhiyun Ouyang la visitaron por primera vez en 2001 han sido el aumento y mejoramiento de las carreteras y otras infraestructuras –relata Pimm–. Estos han sido el factor principal en la fragmentación del hábitat: en 2013 había casi tres veces la densidad de caminos que en 1976».
«Sugerimos varias soluciones –concluye Ouyang–. Uno de los más importantes será establecer corredores protegidos a través de los cuales los pandas puedan moverse para prevenir su aislamiento en poblaciones pequeñas e insostenibles».
Fuente: Europa Press