Un equipo de paleogenetistas están estudiando recuperar la ‘Rattus macleari’ o rata de la Isla de Navidad, entre Indonesia y Australia, extinguida hace 119 años.
Sus hallazgos proporcionan información sobre las limitaciones de la desextinción en todas las especies, según publican en la revista ‘Current Biology’.
El trabajo de desextinción se define por lo que se desconoce. Al secuenciar el genoma de una especie extinta, los científicos se enfrentan al reto de trabajar con ADN degradado, que no aporta toda la información genética necesaria para reconstruir el genoma completo del animal extinto.
En el caso de la rata de la Isla de Navidad, que se cree que se extinguió a causa de las enfermedades que llevaron los barcos europeos, el genetista evolutivo Tom Gilbert, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y sus colegas tuvieron suerte.
El equipo no sólo pudo obtener casi todo el genoma del roedor, sino que, dado que divergió de otras especies de Rattus hace relativamente poco tiempo, comparte cerca del 95% de su genoma con una rata viva, la rata parda de Noruega. «Fue un modelo de prueba bastante bueno –reconoce Gilbert–. Es el caso perfecto porque cuando secuencias el genoma, tienes que compararlo con una referencia moderna realmente buena».
Después de secuenciar el ADN lo mejor posible y cotejar el genoma con el de referencia de la especie viva, los científicos identifican las partes de los genomas que no coinciden y, en teoría, utilizarían entonces la tecnología CRISPR para editar genéticamente el ADN de la especie viva y hacerlo coincidir con el de la extinta.
El escenario de la rata parda a la rata de Navidad es un caso de prueba particularmente bueno porque la divergencia evolutiva es similar a la del elefante y el mamut.
Aunque la secuenciación de la rata de la Isla de Navidad tuvo éxito en su mayor parte, faltaban algunos genes clave. Estos genes estaban relacionados con la olfacción, lo que significa que una rata de la Isla de Navidad resucitada probablemente sería incapaz de procesar los olores de la forma en que lo habría hecho originalmente.
«Con la tecnología actual, puede ser completamente imposible recuperar alguna vez la secuencia completa, y por lo tanto es imposible generar alguna vez una réplica perfecta de la rata de la Isla de Navidad», dice Gilbert.
«Está muy, muy claro que nunca vamos a poder obtener toda la información para crear una forma perfecta recuperada de una especie extinta –afirma–. Siempre habrá algún tipo de híbrido». Aunque una réplica nunca será perfecta, la clave es que los científicos sean capaces de editar el ADN que hace que el animal extinto sea funcionalmente diferente del vivo.
Gilbert dice que para hacer un mamut ecológicamente funcional, por ejemplo, podría ser suficiente editar el ADN del elefante para hacer que el animal sea peludo y capaz de vivir en el frío. «Si se hace un elefante peludo y raro para vivir en un zoo, probablemente no importe que le falten algunos genes de comportamiento –dice–. «pero eso plantea un montón de cuestiones éticas».
Ahora planea intentar hacer la edición genética real en ratas, pero le gustaría empezar con especies que aún viven. Tiene intención de empezar haciendo ediciones CRISPR en el genoma de una rata negra para cambiarla a una rata marrón de Noruega antes de intentar resucitar a la rata de la Isla de Navidad. Aunque está entusiasmado con su futura investigación, todo el proceso le da vueltas.
«Creo que es una idea tecnológica fascinante, pero hay que preguntarse si es el mejor uso del dinero en lugar de mantener vivas las cosas que aún están aquí», concluye.
Fuente: notimerica.com