En 1858 el descubrimiento de una extraña especie de abeja tuvo impacto en la comunidad científica. En aquel entonces la abeja llamó mucho la atención. Al igual que sus colegas, la abeja se trataba de una recolectora especialista, aunque no precisamente de néctar y no era precisamente del tamaño de las demás especies. Por sus inusuales dimensiones se ganó el título de la abeja más grande del mundo y está considerada como uno de los insectos más raros y más buscados. No obstante, por un largo siglo esta desapareció de la vista de los conservacionistas. Y ahora, muchos años después, han logrado captar una fotografía de la abeja más grande del mundo.
Esta especie cuyo nombre científico es Megachile pluto, fue descubierta en 1858 por el famoso naturalista Alfred Russel Wallace en las selvas de Indonesia y en honor a él se le bautizó como la abeja Wallace. El naturalista la describió como un “gran insecto negro parecido a una avispa, con inmensas mandíbulas como un escarabajo ciervo”.
Su tamaño supera en demasía al de las demás abejas, alcanza una envergadura de hasta 6.4 centímetros con las alas extendidas. Y el tamaño de su cuerpo es comparable con el pulgar de una mano adulta. Además, su comportamiento también ha llamado la atención de los naturalistas, ya que utilizan sus poderosas y grandes mandíbulas para raspar bolas de resina, material con el que construyen sus nidos.
La abeja más grande del mundo
Lamentablemente la destrucción de su hábitat ocasionó que se le perdiera del radar y no se le volviera a ver. La última persona en ver a un ejemplar de la abeja más grande del mundo, fue el entomólogo Adam Messer en 1981. Y como es de esperarse no existían registros fotográficos in situ de esta especie, aunque eso cambió hace poco.
Recientemente un grupo de guías junto con investigadores de universidades de Australia, Canadá y Estados Unidos, sacaron la primera fotografía in situ de un ejemplar de abeja de Wallace. Buscaron en los montículos de termitas en las selvas de Indonesia, donde la abeja suele construir sus nidos. Y justo en el último día de búsqueda lograron lo impensable, fotografiar la hipnótica belleza de la abeja más grande del mundo. Los investigadores esperan que con esta reveladora fotografía, no se deje en el olvido a la abeja Wallace y se impulsen más campañas para su protección.
Fuente: ecoosfera.com