El desarrollo urbano en las zonas costeras es un factor determinante para la muerte de miles de colonias de coral en el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), el segundo más importante del mundo, el cual se extiende desde México hasta Honduras, reveló un estudio del científico mexicano Lorenzo Álvarez Filip.
Tras cuatro años de estudios, luego de decenas de salidas a campo y cientos de horas trabajo de gabinete y en laboratorio, el investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pudo comprobar que donde hay más desarrollo urbano y turístico es donde peor están los corales.
El especialista concluyó que no son la ubicación o profundidad de los arrecifes, la temperatura del agua del mar o los vientos que corren los que inciden en la mortandad de corales enfermos por el síndrome.
«Medimos muchas cosas y nada fue tan importante. Es decir, todos los sitios de corales estaban igual de afectados, sin importar si eran sitios profundos o someros, si estaban de un lado o de otro de una isla», dijo a Efe.
Álvarez Filip aseguró que el único factor que encontró determinante para el deterioro de los corales fue la cercanía al desarrollo costero.
Para su investigación, detalló, usó el Índice de Arrecifes en Riesgo, que tiene 10 años de haberse creado y el cual toma varios factores: la presencia de edificaciones, la población y la presencia de puertos.
«Este índice en el estudio es el que salió más representativo: los arrecifes que estaban en zonas con un desarrollo costero alto están en peores condiciones en comparación donde no hay desarrollo», añadió.
El síndrome blanco es la enfermedad coralina más letal de la historia. Ha matado a casi tantos corales como en los últimos 40 años.
La enfermedad provoca el desprendimiento del tejido vivo de estos animales y deja expuestos los esqueletos, creando el efecto de manchas blancas que rápidamente avanzan por toda la colonia, hasta matarla por completo en unas pocas semanas.
El especialista ha documentado que la enfermedad afecta especialmente a 25 de las 48 especies de coral registradas en el SAM, particularmente a los cuernos de alce, pilar y cerebro, que están a punto de la extinción local.
Los arrecifes son organismos de una importancia ecológica superlativa. Aunque comprenden el 2 % de los sistemas marinos, albergan al 30 % de las especies marinas.
Se calcula que, hasta antes de la pandemia, atraían a 14,2 millones de turistas y 6,4 millones de viajeros de crucero al año, lo que representa una derrama económica de 9.500 millones de dólares anuales, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo estatal.
Otra de las conclusiones a las que llegó el investigador de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales fue que el patógeno se transmite a través del agua, por vectores y muy probablemente por los sedimentos.
Además, dijo que todavía hace falta mucha investigación. «No es como la medicina humana, que avanza rapidísimo porque hay muchas personas investigando, con muchos recursos detrás. En esto de los corales y el síndrome habremos, a lo mucho, unas 50 personas. Es por eso la importancia de garantizar recursos públicos a la investigación», conmina.
Inician censo
Álvarez Filip reveló que la UNAM invertirá 800.000 pesos (unos 40.000 dólares) en un censo, que inició la semana pasada y deberá concluir en diciembre próximo, que determinará cuántos corales han muerto a causa del síndrome blanco en los arrecifes de México.
Este será el segundo censo, tras el realizado por el investigador en 2018 en varios arrecifes del Caribe mexicano para evaluar la situación, donde hasta enero de 2020, registró 29.095 colonias de coral.
El 17 % de las colonias censadas ya estaban muertas o con signos de mortandad reciente. Un 10 % adicional mostraba presencia de la enfermedad.
Estas cifras, estimó el investigador, han quedado totalmente rebasadas.
Fuente: efe.com