Icono del sitio INVDES

Este desconocido tiburón vive 500 años y encierra el secreto de la eterna juventud

El escurridizo tiburón polar puede ser la clave para encontrar tratamientos con los que combatir las enfermedades relacionadas con la edad y vivir más tiempo

El tiburón de Groenlandia es un depredador que vive en las heladas profundidades del Atlántico norte y que es capaz de alcanzar los 500 años de edad. Hasta ahora, los científicos han pensado que las bajas temperaturas son las responsables su extraordinaria longevidad, pero un equipo de investigadores ha descubierto que la clave está en realidad en su peculiar metabolismo. Los investigadores creen que este descubrimiento puede ayudarnos a vivir más años con una mejor salud.

Un motor que dura 500 años

El tiburón de Groenlandia (somniosus microcephalus) es la especie vertebrada viva que más tiempo vive del mundo. La esperanza de vida de estos animales es de al menos 270 años, aunque puede llegar a más de 500. Hasta ahora se creía que su longevidad se debía al frío ambiente marino donde viven y a su escaso movimiento.

Pero los factores que explican la extrema longevidad de esta especie son mucho más complejos, según apunta un nuevo trabajo presentado en la reciente Conferencia anual de la Sociedad de Biología Experimental.

Sus autores, un equipo de investigadores de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, sostienen que la actividad metabólica muscular del tiburón es un factor importante en salud de sus vetustos corazones y también lo puede ser en los nuestros.

«Estudiando al tiburón de Groenlandia y su corazón, quizá podamos comprender mejor nuestra propia salud cardiovascular», afirma el investigador Ewan Camplisson, uno de los autores del estudio. «Son problemas que se vuelven progresivamente más comunes y graves con la edad».

El secreto de su longevidad

Para medir el metabolismo de los tiburones, los investigadores analizaron la actividad metabólica de las enzimas encontradas en muestras de tejido muscular de tiburones de Groenlandia. Las muestras venían de animales de distintas edades y que habitaban en aguas a diferentes temperaturas.

«La mayoría de las especies muestran variaciones en su metabolismo cuando envejecen», explica Camplisson. «Queremos determinar si los tiburones de Groenlandia también muestran este signo tradicional de envejecimiento o si su metabolismo permanece inalterado con el tiempo».

Sin embargo, los resultados de los análisis no mostraron diferencias significativas en la actividad metabólica muscular entre las distintas edades. Esto, asegura el equipo, significa que su metabolismo no parece disminuir con el tiempo y puede desempeñar un papel clave en su longevidad.

«Esto es muy diferente a lo que ocurre con la mayoría de los animales, que tienden a mostrar cierta variación en su actividad enzimática metabólica a medida que envejecen», afirma el investigador. «Los resultados apoyan nuestra hipótesis de que el tiburón de Groenlandia no muestra los mismos signos tradicionales de envejecimiento que otros animales».

Vivir entre 1.000 y 20.000 años

Si la investigación en nuevas terapias genéticas consigue entender por completo los mecanismos del envejecimiento humano, no solo ganaremos décadas de vida como se estima ahora, sino que podríamos llegar a cumplir entre 1.000 y 20.000 años. Esta es la impactante idea que plantea João Pedro de Magalhães, catedrático de biogerontología molecular del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham, también en el Reino Unido.

Tras estudiar a fondo el genoma de animales muy longevos —como la ballena de Groenlandia, con una esperanza de vida de 200 años, o la rata topo desnuda, que puede vivir 30 años, mientras que otros roedores similares viven solo unos pocos—, Magalhães piensa que el futuro nos depara frenar por completo el proceso de envejecimiento. Aunque para eso tenemos que descubrir primero cómo eliminar su efecto a nivel celular.

Lo que nos falta para conseguirlo, dice el investigador portugués, es aprender a reparar el ADN y a reprogramar las células para un proceso de envejecimiento drásticamente distinto.

“Hace años hice algunos cálculos y llegué a la conclusión de que si pudiéramos ‘curar’ el envejecimiento humano, la duración media de la vida humana sería de más de 1.000 años. La esperanza de vida máxima, salvo accidentes y muertes violentas, podría llegar a los 20.000 años”, asegura Magalhães. “Esto puede parecer mucho, pero algunas especies ya pueden vivir cientos de años y, en algunos casos, miles de años [como la esponja hexactinélida y el pino carrasco de la Gran Cuenca]. Si pudiéramos rediseñar nuestra biología para eliminar el cáncer y eludir las acciones perjudiciales de nuestro programa de software genético, los beneficios para la salud serían alucinantes”.

Fuente: elconfidencial.com

Salir de la versión móvil