La espectacular polilla que vemos en las imágenes está repleta de contradicciones. Sí, es capaz de sacarse de la manga “un disfraz”, una máscara que nos recuerda claramente a una calavera. Sin embargo, lo que probablemente ahuyenta a los depredadores son sus dos filas de dientes… pintados. Y así todo, es una especie en peligro de extinción.
Se trata de la Phyllodes imperialis, una polilla australiana que nos podemos encontrar en la selva subtropical de Nueva Gales del Sur y que ha desarrollado un notable conjunto de patrones para protegerse de posibles depredadores. Cuando algo la perturba es capaz de arquear la espalda para revelar un par de ojos grandes y aterradores junto a lo que parecen dos filas de dientes temibles, aunque como la calavera, solo lo parece.
Sin embargo, la polilla tiene un problema, y es que esta especie es un tanto quisquillosa con la comida. Los posibles hábitats de reproducción están restringidos a lugares donde la única planta alimenticia de la criatura, una enredadera de la selva, la Carronia multisepalea, crece en las selvas tropicales subtropicales del este de Australia.
Cuando nace un ejemplar suele tener un color marrón claro. En esta etapa de su ciclo de vida confían en algo llamado cripsis para evitar ser detectadas. Lo hacen al tener la apariencia de una hoja seca. Luego, cuando crecen, dependen tanto de sus marcas como de su capacidad para integrarse. De esta forma acaban desarrollando esas dos grandes manchas oculares bordeadas por una especie de finos anillos amarillos junto a la doble fila blanca que parecen dientes en el lado dorsal flanqueado por las manchas de los ojos.
Lo más sorprendente, quizás, es que estas marcas están en el extremo inferior de la larva, por lo que, aunque parece que te está mirando con los ojos gigantes y dientes barrados, su cabeza en realidad está metida en su vientre, al igual que sus piernas. Por tanto, lo que vemos son los segmentos anteriores del cuerpo levantados.
Fuente: es.gizmodo.com