Está claro que el cambio climático está provocando que algunas regiones sean más húmedas y otras más secas que antes. Pero a los científicos les ha costado mucho detectar de forma clara y consistente la influencia humana en el aumento de la frecuencia y en la gravedad de las sequías globales dada la variabilidad natural del clima, las diferencias regionales y datos limitados.
Pero una nueva investigación publicada en Nature ofrece pruebas que podrían confirmar la sospecha de que la polución podría estar complicando la investigación aún más, al ocultar el impacto de los gases de efecto invernadero en las sequías.
Los investigadores ya habían encontrado que la contaminación del aire probablemente había moderado el nivel del calentamiento global. Los últimos hallazgos sugieren que esto también podría haber influido en la reducción de las sequías, probablemente al disminuir el grado de deshidratación de la humedad del suelo, que de otro modo hubiera sido diferente.
Si es así, a medida que el mundo continúa eliminando la contaminación del aire, el impacto del cambio climático en las sequías podría ir agravándose aún más. En este nuevo estudio, los investigadores de la NASA, de la Universidad de Columbia y del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (todos en EE. UU.) analizaron los registros de anillos de árboles para documentar las cambiantes condiciones de humedad del suelo a lo largo del tiempo.
Sus resultados encontraron tres distintas tendencias: una huella humana claramente detectable en los niveles de sequía en la primera mitad del siglo pasado, una tendencia divergente entre 1950 y 1975, y luego un retorno a una señal positiva, aunque no particularmente fuerte, en los años posteriores.
Los investigadores señalan que este período intermedio coincide con un aumento de los aerosoles atmosféricos: las pequeñas partículas que se desprenden de los aviones, coches, plantas de carbón, granjas e incluso de los eventos naturales como incendios forestales y volcanes. Este tipo de partículas son capaces de alterar la formación de nubes, cambiar los patrones de lluvias, retener el calor o reflejar la luz solar alejándola del planeta.
En particular, los niveles globales de polución empezaron a disminuir considerablemente entre mediados y finales de la década de 1970, con la aprobación de la Ley de Aire Limpio de EE. UU. en 1970 y otras similares en Europa. Eso se correlaciona con el patrón de señal climático observado en este estudio.
Los autores subrayan que los hallazgos solo sugieren un “posible papel” de los aerosoles en la moderación de las sequías, y que cualquier conexión requiere más investigación. Por su parte, el científico del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste (EE. UU.) Jian Lu, que estudia cómo el cambio climático afecta el ciclo hidrológico, sostiene que es difícil determinar si los aerosoles son el factor clave aquí, y señala que las oscilaciones naturales de la temperatura que se originan en los océanos durante décadas podrían desempeñar un papel importante también.
Pero si la contaminación del aire es un factor importante en las sequías, podría, como muchas otras cosas en el cambio climático, los problemas y las soluciones se complicarán mucho.
Fuente: technologyreview.es