El cambio climático puede alterar los sistemas sensoriales de los peces e incluso hacer que estos naden hacia los depredadores en lugar de alejarse de ellos, según un estudio realizado por biólogos marinos de la Universidad de Exeter (Reino Unido).
Esta investigación sobre el impacto del aumento de dióxido de carbono (CO2) en el medio marino, publicada en la revista Global Change Biology por Robert Ellis, Mauricio Urbina y Rod Wilson, demuestra que el calentamiento global puede perturbar los sentidos de los peces, concretamente el olfato, la audición y la visión.
Los científicos indican que los altos niveles de CO2 pueden afectar a la forma en que los peces se comportan, de manera que nadan hacia los olores de los depredadores en lugar de mantener las distancias e incluso perciben sonidos que normalmente los disuaden de acudir a hábitats de riesgo.
Estos comportamientos anormales están relacionados con el efecto del dióxido de carbono sobre cómo el cerebro procesa la señales de los órganos sensoriales. Los investigadores recalcan que se prevé que los niveles de CO2 sean 2.5 veces mayores en los océanos a finales de este siglo.
Los científicos piden más estudio en peces de cultivo
Los autores del estudio creen que las piscifactorías pueden ser la clave para estudiar el impacto a largo plazo del CO2 en la vida marina y ayudar a los investigadores a entender si los peces podrían adaptarse al cambio climático, ya que estos animales a menudo viven en condiciones de CO2 10 veces superior a sus homólogos en mar abierto.
En este sentido, apuntan que un mayor estudio de estos peces de cultivo, que ya ofrecen tanta cantidad de pescado para el consumo humano como las capturas en el mar, pueden ser cruciales para la comprensión de cómo las especies acuáticas evolucionarán con el calentamiento global.
«La acuicultura puede proporcionar un experimento ‘accidental’ a largo plazo que ayudaría en las predicciones sobre el cambio climático», apunta Ellis, quien añade: «Existe la posibilidad tentadora de que el pescado previamente cultivado en condiciones de acuicultura con alto CO2 a través de varias generaciones puede ofrecer información valiosa sobre el potencial de los animales acuáticos en la naturaleza para adaptarse a los nuevos aumentos previstos de CO2».
Los investigadores indican que los acuicultores también pueden beneficiarse de los estudios sobre el cambio climático y que el comportamiento anormal que se observa en los peces silvestres puede no trasladarse a los de piscifactoría porque estos están provistos de abundante alimento y refugio y no tienen depredadores que evitar.
«Nuestra investigación permitirá a los acuicultores optimizar las condiciones y, específicamente, los niveles de CO2 para mejorar el crecimiento y la salud de sus peces, la rentabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de la industria Esto es muy importante, dado que la acuicultura es la única manera en que vamos a aumentar la producción de comida marina para alimentar a la creciente población humana, especialmente teniendo en cuenta que las poblaciones de peces silvestres están sobreexplotadas», recalca Wilson.
Fuente: rtve.es