Las ballenas consumen varias toneladas de krill al día. Un grupo de investigadores utilizó una innovadora tecnología para examinar la distribución espacial y las condiciones oceanográficas en las cuales se desarrolla este alimento de los grandes cetáceos. Descubrieron un cañón submarino que cumple un rol clave en la productividad biológica de la zona, que puede transportar aguas ricas en nutrientes a la capa superficial del océano.
Cuentan en la Caleta Chañaral de Aceituno, ubicada en el límite sur de la Región de Atacama, que en los últimos cinco años la presencia de ballenas ha aumentado alrededor de la isla Chañaral. Las ballenas fin, azul y jorobada son las especies que más frecuentemente son avistadas en los alrededores de esta localidad, que forma parte del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos “Archipiélago Humboldt”, la primera iniciativa de carácter birregional que se impulsa en el país y que se estrenó como área protegida en 2023.
Estos inmensos animales -la ballena azul y la ballena fin son las dos especies más grandes del planeta- consumen varias toneladas de krill al día durante las épocas de primavera, verano y otoño en el Archipiélago de Humboldt, un laboratorio natural único en el mundo para los científicos que estudian a los grandes cetáceos.
Un reciente estudio arrojó nuevas pistas de por qué las ballenas llegan a alimentarse a esta zona. Un equipo de trabajo liderado por la oceanógrafa Susannah Buchan y conformado por investigadores del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), el Centro Oceanográfico del Pacífico Suroriental (Copas Coastal) y las universidades Católica del Norte, de Concepción, de Valparaíso y Austral de Chile indagó sobre el tema utilizando -por primera vez en Chile- un instrumento hidroacústico llamado Perfilador Acústico de Zooplancton y Peces (AZFP, por sus siglas en inglés), que usa cuatro señales de sonido simultáneos de diferentes frecuencias para detectar distintos organismos marinos. Los investigadores realizaron prospecciones de muy alta resolución del krill en la columna de agua y del fondo marino, para así indagar su distribución espacial y las condiciones oceanográficas en las cuales se desarrolla.
Las prospecciones entregaron un importante hallazgo: la presencia de un cañón submarino escarpado al sur de la isla Chañaral que parte a unos 500m de profundidad y sube rápidamente hasta 130m de profundidad, como si fuera un embudo desde fuera de la isla hacia el canal entre la isla y el continente. Los investigadores descubrieron que este cañón tiene el efecto de encauzar las aguas ricas en nutrientes de la surgencia costera que ocurre fuera de la isla hacia el interior del canal. Eso explica una mayor concentración de krill en el cañón submarino y el canal. Por otro lado, las corrientes locales que se forman producto de la presencia del cañón atraparían la productividad biológica en ese lugar.
“Esto hace sentido con lo que la comunidad local y los operadores turísticos de la zona ya saben hace tiempo, que es la mayor presencia de ballenas que se alimentan al sur de la Isla Chañaral y en el canal, que ellos llaman localmente ‘callejón’, y que se ubica entre la isla y el continente”, dice la oceanógrafa Susannah Buchan, quien destaca que esta localidad existe un intercambio importante de información entre la comunidad local y los científicos va en dos vías.
Carlos Olavarría, coautor del estudio y director de Ceaza, señala que las conclusiones de esta investigación aportan mayor evidencia de la importancia que tiene el Archipiélago de Humboldt para el desarrollo de investigación científica. “El mayor estudio de esta zona permite agregar valor a las iniciativas productivas que tienen los habitantes locales que realizan turismo y donde el conocimiento local transferido a sus visitantes es uno de los elementos distintivos que lo posiciona en comparación con otras localidades”, dice.
Los cañones submarinos
Marcel Ramos, oceanógrafo físico de la UCN y coautor del estudio, explica que los cañones submarinos son importantes zonas para la productividad biológica, porque “desordenan” las corrientes costeras generando flujos transversales a la costa y giros que afectan la distribución de los organismos planctónicos. Agrega que estos desfiladeros pueden transportar aguas ricas en nutrientes a la capa superficial, donde llega la luz solar y por ende hay fotosíntesis, ayudando a la fertilización local del océano costero. “Lo interesante de este estudio fue la capacidad de resolver la distribución del krill con una resolución espacial de cientos de metros”, explica Marcel Ramos. “Esto permite asociar su distribución espacial a rasgos topográficos de escala más fina y distintas condiciones oceanográficas durante los veranos observados, evidenciando la importancia de la isla y el pequeño cañón submarino que la bordea para la productividad biológica en la zona”, agrega.
Para la guardaparque de Conaf y coautora del estudio, Marinella Maldonado, la cultura científica y del cuidado ambiental que tienen los trabajadores del turismo de la Caleta Chañaral de Aceituno ha ido creciendo con los años y “esta investigación permite poner mucho más en valor el entorno de la Reserva Marina Isla Chañaral, a la misma isla y al Archipiélago de Humboldt como ecosistema global. Como Conaf estamos comprometidos con la educación ambiental y con mantenernos siempre activos con la comunidad que trabaja en el mar para que en conjunto podamos llegar a seguir fortaleciendo el cuidado de las reservas”.
Maldonado explica que quienes trabajan en el sector isla Chañaral, del Archipiélago de Humboldt realizan un registro colectivo de datos de avistamientos desde el año 2014. Esta información ha sido recopilada por Conaf y es un aporte a la ciencia que se realiza en la zona. Así ocurrió, por ejemplo, con esta investigación. “Actualmente un grupo de prestadores de servicio de navegación utiliza SMART, una herramienta de datos que recopila, mide y evalúa datos para mejorar la eficacia de sus esfuerzos de conservación de la fauna salvaje. Con todos estos importantes registros se espera poder apoyar a investigaciones esta y comprender la dinámica oceanográfica de la zona de alimentación de las ballenas barbadas de isla Chañaral para ampliar la protección del hábitat”.
Hasta unos meses atrás, solo una milla náutica alrededor de la Isla Chañaral tenía protección efectiva, bajo la categoría de Reserva Marina Isla Chañaral, lo que no incluía al cañón submarino. En 2023 esto cambió con la creación del Área Marina Costero Protegida de Múltiples Usos “Archipiélago de Humboldt” por parte del Ministerio del Medio Ambiente, luego de un intenso proceso participativo en el territorio. Lo que viene ahora es la elaboración de un plan de manejo con participación de las comunidades, donde la información científica cobrará relevancia para la toma de decisiones. “Ahora sabemos que existe esta característica física que tiene importancia especial en el hábitat de las ballenas y esta evidencia nos aporta mayor fundamento para proponer medidas de conservación especiales para esta zona, como, por ejemplo, la restricción de embarcaciones grandes y velocidades de tránsito, que aumenta el riesgo de que una embarcación choque y mate a una ballena. Las colisiones con embarcaciones están afectando fuertemente a la ballena fin, especie predominante en el norte de Chile” afirma Buchan.
Luis Bedriñana, biólogo marino de la UACh y coautor del estudio, explica que la ballena fin es la especie de cetáceo más común en la corriente de Humboldt. “Sabemos que una parte de la población de ballenas fin se mantiene en estas aguas todo el año. El intenso uso que esta ballena da a zonas costeras la hace susceptible a interactuar con actividades humanas, como el tráfico marítimo, que implica un riesgo por colisiones que pueden resultar letal, así como el enmalle en artes de pesca”, dice. Es por esto, sigue Bedriñana, que se requiere implementar medidas de mitigación en aquellas zonas que han sido identificadas como prioritarias por estudios científicos realizados en nuestro país.
Fuente: laderasur.com