Se han observado aves, elefantes y monos rastreando el suelo con afán de encontrar frutas y bayas: tras un proceso de fermentación natural, empiezan a producir alcohol, lo cual parece gustarles.
Algunos mamíferos, como los elefantes, los rinocerontes o los armadillos, de hecho, se emborrachan con bastante facilidad. Un nuevo estudio parece esclarecer la razón: el gen ADH7 ha perdido su función en ellos y no metaboliza bien el alcohol.
Metabolización del alcohol
Ya sabíamos que los animales gustan de embriagarse (y también de masturbarse), pero no la razón de que les resultara tan sencillo hacerlo en algunos casos.
El secreto parece residir en 10 alteraciones independientes del gen ADH7 durante la historia de la evolución de los mamíferos. Heredar ese gen disfuncional podría dificultar que sus cuerpos descompongan el etanol, según explica la antropóloga molecular Mareike Janiak, de la Universidad de Calgary en Canadá, y líder del estudio citado.
Esta alteración genética podría permitir que el etanol se acumule más fácilmente en el torrente sanguíneo de estos animales.
Esta escasa tolerancia al alcohol, de hecho, nos obliga a revisar la idea de que los elefantes, por ejemplo, disfrutan embriagándose: si tienen poca tolerancia alcohol, esto no permite comer demasida fruta caída y fermentada, lo cual supone un engorro cuando se tiene hambre.
Por el contrario, los humanos y los primates africanos no humanos sufren de la situación inversa: una mutación que hace que su ADH7 sea 40 veces más eficiente para procesar el etanol que una versión típica de mamífero.
Así pues, encontrar esta alteración genética en el elefante africano plantea al menos, preguntas sobre los viejos mitos sobre la afición a la embriaguez de estos animales. Tal vez el enorme hígado de los elefantes ejercería algún papel relevante en la desintoxicación del alcohol. Sea como fuere, habrá que continuar investigando a los animales embriagados a fin de llegar hasta el fondo del asunto.
Fuente: xatakaciencia.com