En un rincón remoto de los Andes centrales peruanos un grupo de científicos acaba de descubrir una nueva especie de rana a la que han puesto un nombre de cuento de hadas: “rana de lluvia de la bella durmiente”.
A la Pristimantis pulchridormientes la vieron por primera vez en noviembre de 2014, una noche en la que un grupo de científicos que estaba haciendo trabajo de campo en el parque Nacional Tingo María, a unos 500 km al noreste de Lima, escuchó unos cantos extraños que no podían identificar.
“Había unos 15 machos cantando. Capturamos a algunos y vimos que tenían las patas rojas. Dijimos: ‘Ah, sí, esto debe de ser una nueva especie’, porque nunca habíamos visto unas ranas así”, dice Germán Chávez, quien trabaja para el Centro de Ornitología y Biodiversidad (CORBIDI) en Lima.
Se conocen 131 especies de la familia Pristimantis en Perú, pero la P. pulchridormientes destaca porque tiene las ingles, la parte posterior de los muslos y la tibia de color rojo brillante. Así la han descrito Chávez y su colega Alessandro Catenazzi, del departamento de zoología del Southern Illinois University, en un estudio que fue publicado en agosto en la revista científica ZooKeys.
La llamaron bella durmiente en honor al nombre de la cadena montañosa en la que fue encontrada, y que, según los lugareños, tiene la forma de una joven tumbada sobre un costado.
Los científicos no saben la razón por la que esta rana tiene las patas rojas, pero Chávez especula que podría ser una característica defensiva –ya que los colores fuertes podrían asustar a los depredadores– y no un rasgo reproductivo, dado que los machos se valen de cantos para seducir a las hembras.
De las hembras, estos científicos no saben nada, porque solo han encontrado machos.
“Generalmente, en la época de lluvias surgen las conductas reproductivas y es entonces cuando ocurren los cantos. Es posible que no hayamos llegado en el momento más intenso de reproducción, cuando las hembras empiezan a salir”, dice este investigador especializado en reptiles y anfibios.
La bella durmiente, una escarpada cadena montañosa en la región de Huánuco, era hasta hace algunos años un lugar prohibido para los científicos porque se consideraba demasiado peligroso.
“Es importante destacar que en este parque nacional nunca se había hecho una investigación científica, o un listado de especies… por motivos políticos y sociales, por temas que tienen que ver con el terrorismo y el tráfico de drogas, no se había podido organizar una expedición a la zona sin miedo de que te robaran los equipos o las cámaras”, dice Chávez.
No obstante, debido a que la seguridad ha mejorado, es probable que los científicos encuentren nuevas especies en esta región. De hecho, durante el trabajo de campo que hicieron en 2014, Chávez y su equipo identificaron algunos especímenes inusuales de anfibios y reptiles.
“Tenemos cuatro o cinco especies en las cuales estamos trabajando para ver si son o no nuevas especies. Estamos muy contentos porque aunque todo fue muy rápido, sacamos todo lo que estaba a nuestro alcance, en el suelo y a nuestra altura, pero todavía hay mucho que explorar allí”, concluye.
Fuente: Eduardo García / scientificamerican.com