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Descubren arañas marinas que se alimentan de bacterias que consumen metano en el fondo del océano

En las profundidades del océano, donde no llega la luz del sol y la vida parece escasa, un equipo de investigadores halló algo extraordinario. Nuevas especies de arañas marinas que no cazan ni tejen telarañas, sino que se alimentan raspando bacterias que habitan sobre su propio cuerpo. Estos microbios consumen gas metano, lo convierten en nutrientes y se transforman en el único sustento de estas pequeñas criaturas.

El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), revela la existencia de tres especies del género Sericosura, halladas a miles de metros de profundidad frente a las costas de California y Alaska. En condiciones extremas de presión, frío y oscuridad, estos organismos encontraron una forma única de supervivencia y es vivir en simbiosis con bacterias metanotróficas.

A diferencia de otras arañas marinas que cazan presas blandas como medusas, estas nuevas especies no tienen colmillos ni estructuras para capturar alimento. Su estrategia es insólita: permiten que bacterias vivan sobre su cuerpo y, luego, las raspan para alimentarse. “Es como si se prepararan el desayuno todos los días comiendo bacterias que cultivan sobre sí mismas”, explicó la bióloga Shana Goffredi, autora principal del estudio y docente del Occidental College de Los Ángeles, en diálogo con CNN.

Este comportamiento simbiótico no se había documentado previamente en arañas marinas y representa una adaptación evolutiva radical, comparable a la de algunos gusanos o esponjas que también alojan bacterias simbióticas.

Aunque miden apenas un centímetro, estas arañas podrían desempeñar un papel clave en el ecosistema marino. Las bacterias que habitan en su cuerpo consumen metano, un potente gas de efecto invernadero que posee una capacidad 80 veces superior al dióxido de carbono para retener el calor. Al metabolizar este gas, estas bacterias contribuyen a reducir su liberación en la atmósfera.

“Muchas bacterias buscan permanecer cerca de las burbujas de metano en el fondo marino, y encontrar un hogar sobre estas arañas les da acceso directo a su fuente de energía”, explicó Nicole Dubilier, directora del departamento de simbiosis del Instituto Max Planck de Microbiología Marina.

El estudio también reveló un dato fascinante, las crías heredan directamente estas bacterias de sus padres. Las hembras expulsan huevos desde sus patas, que luego los machos recogen y protegen envolviéndolos en sacos. Cuando nacen, las pequeñas arañas ya están colonizadas por los microbios necesarios para su supervivencia. Este proceso, según los investigadores, podría ofrecer nuevas pistas sobre la transmisión bacteriana en otros seres vivos, incluidos los humanos.

Fuente: msn.com

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