Gregarias, cooperativas, ruidosas e inteligentes. Así es el comportamiento de la Cotorra Argentina -especie nativa de Argentina, el sur de Bolivia, el sur de Brasil, Paraguay y Uruguay-, cuya particular capacidad ingenieril le ha permitido adaptarse al frío y al calor en diversos países del mundo, impactando negativamente en los ecosistemas. Ya en 1997 fueron denominadas por el Servicio Agrícola y Ganadero en Chile como una especie invasora y dañina. Sin embargo, el manejo por parte de las municipalidades –responsables de su control–, ha sido acotado y heterogéneo.
“La segunda causa más importante de pérdida de biodiversidad en el mundo, y la primera en islas o en islas biogeográficas, como lo es Chile por su aislamiento, corresponde a las especies invasoras”, afirmó el profesor de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Cristóbal Briceño, quien lidera el proyecto de investigación sobre la Cotorra Argentina en la Región Metropolitana.
Alentado por el explosivo crecimiento de esta especie y la escasa literatura que existe sobre su impacto en el medioambiente, el veterinario y Doctor en Conservación por la Universidad de Cambridge, inició su investigación con apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, y ya desde 2017 con fondos estatales a través de FONDECYT.
“En el mundo hay muy pocos trabajos sobre cotorras. Estamos haciendo un primer levantamiento de información para saber cuál es el riesgo real de que estos patógenos puedan ser transmitidos a otros animales silvestres, domésticos y personas, y cómo pueden estar afectando la salud del ambiente”, afirmó Briceño, quien en el marco de este trabajo ya ha encontrado con su equipo cerca de 600 nidos en la Región Metropolitana y trabaja junto a 20 municipalidades de la RM.
El impacto ecológico, el estudio genético de la especie de nombre Myiopsitta monachus, y las consecuencias que pueden tener en la salud, son los tres ejes de investigación de la iniciativa.
“No se sabe cómo esta especie invasora está influyendo sobre la biodiversidad de la ciudad en Santiago”, advirtió el experto quien detalló que la Cotorra Argentina, está hoy introducida en unos 20 países del mundo, incluyendo Inglaterra, Estados Unidos, Israel e Islas Canarias.
La salud, es otro de los temas de estudio de este proyecto, y las muestras que ya ha realizado el equipo en este ámbito son reveladoras. “Algunas cotorras resultaron positivas a salmonela, la bacteria escherichia coli, y otros parásitos y protozoos, que pueden afectar la salud de la gente a través de varias vías”, afirmó el académico.
No solo el contagio con estos agentes resulta riesgoso. La Cotorra Argentina, suele construir nidos que pueden llegar a pesar 200 kilos, y por lo general, lo hacen sobre los 15 metros de altura, por lo que una caída de estos nidos representa un riesgo también importante para la población.
“Todo ese impacto lo estamos analizando no sólo a nivel de especie y patógeno, sino que estamos haciendo muestreos dentro de Santiago, y estamos relacionando el lugar de la muestra con lo que estamos encontrando. Hay comunas que tienen más cargo de parásito que otras, o más cargas de patógenos y estamos haciendo los análisis para establecer cuáles son las causas”, aseguró el especialista.
Finalmente está la arista genética del proyecto, que avanza en la secuenciación genómica de estas aves, para obtener información acabada sobre su origen, desplazamiento e historia.
Por ahora, y conforme avanza la investigación, el equipo lanzó una página web sobre el proyecto, en el que las personas de la Región Metropolitana pueden colaborar informando sobre la ubicación de los nidos de esta especie para su catastro y estudio.
Fuente: noticiasdelaciencia.com