La sociedad científica señala que las aves ligadas a los campos de cultivo son, precisamente, las más amenazadas en la Península Ibérica y que dentro de estas, el sisón una de las que muestran tendencias poblacionales más negativas.
Entre otras actuaciones, la ONG está ultimando el segundo censo nacional del sisón, pero de acuerdo con los datos provisionales, su población se ha reducido a la mitad en los últimos diez años y advierte que de seguir así el ave se acercará «peligrosamente a la extinción».
El sisón es una avutarda pequeña, de entre 700 y 900 gramos de peso, cuya área de distribución se extendía antaño desde el oeste de Europa y el noroeste de Africa hasta las estepas de Asia central. Sin embargo, se ha extinguido ya en numerosos países: en Africa solo persiste una mínima población en Marruecos y, en Europa, tan solo quedan aves en el sector occidental, concretamente en España, Portugal, Francia y Cerdeña; y en el extremo este, a partir del sur de Rusia.
Las poblaciones más importantes de Europa están en España, por lo que la ONG considera que el país tiene una «evidente responsabilidad internacional» en su conservación, ya que únicamente en Rusia y Kazajistán quedan comunidades de semejante relevancia.
Campos de cereal y pastizales
Esta ave tiene un plumaje pardo poco llamativo para camuflarse en los campos de cereal y los pastizales secos que constituyen su hábitat. En primavera, los machos mudan sus plumas para adquirir una vistosa combinación blanca y negra, visible a gran distancia. Con su traje de gala, se desplazan a cantaderos tradicionales, siempre los mismos, para desarrollar el cortejo nupcial, quizás el rasgo más llamativo en esta especie.
En el cortejo se combinan patadas en el suelo, inconfundibles reclamos vocales y saltos con aleteos que generan un característico siseo, que debido a la existencia de una pluma más corta entre las del extremo del ala, se deja oír también en las aves en vuelo y explica el nombre en castellano de la especie, denominada parecidamente sisó en catalán y sisÒo en portugués.
La directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz, ha subrayado que la ONG «da el salto por el sisón» a la que considera «una de las aves más emblemáticas» de la Península Ibérica y necesita ayuda. «Habitual en los campos de nuestros abuelos, su presencia se ha visto reducida y puede que nuestros hijos nunca lleguen a verlo», ha advertido.
La responsable de la ONG denuncia que la situación del sisón es «lamentablemente» un «buen ejemplo» de la precaria realidad que vive el campo. Con su designación como «ave del año 2017», el sisón común se une a aves «tan familiares» como la codorniz o la tórtola, todas ellas en serio declive.
«Hemos de devolver la vida al campo y eso es algo que podemos hacer entre todos, como consumidores, tomando conciencia del modo en que se cultivan y producen nuestros alimentos», ha reclamado.
Los motivos que han llevado a la ONG a designar al sisón común ave del año se deben a la evolución conjunta de las poblaciones asociadas a medios agrícolas analizadas en el programa SACRE muestra una disminución del 23% de entre 1998 y 2015. De ellas, cuatro exhiben declives especialmente alarmantes: la codorniz común, el alcaudón real, el escribano cerillo y el sisón.
Especie ‘vulnerable’
La especie, a consecuencia de su grave declive poblacional a nivel europeo, la ha llevado a ser catalogada como especie ‘Vulnerable’ en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y a incluirla en la Lista Roja de las Aves de Europa.
El sisón común está incluido también en el anexo I de la Directiva de Aves de la Unión Europea, donde se incluyen aquellas que serán objeto de medidas de conservación especiales en cuanto a su hábitat, y está protegida en 11 comunidades autónomas.
La evolución «tan negativa» de las poblaciones del sisón y del conjunto de las especies asociadas a los campos de cultivo se puede achacar, en líneas generales, a la destrucción o transformación de sus hábitats -los campos de cereal y los pastizales-, debida a prácticas agrícolas intensivas, o incluso al abandono.
La ONG explica también que la intensificación agraria incluye la desaparición de linderos y barbechos, que son vitales para el sisón; la sustitución de los campos de cereal de secano por olivos, almendros, viñedos o regadíos; y el incremento en el uso de pesticidas, que «reducen drásticamente» las poblaciones de invertebrados y la diversidad de plantas que los sisones y otras muchas especies necesitan para alimentarse y sacar adelante a sus crías.
Asimismo, a estas causas, puntalmente se suman causas de mortalidad no natural debidas a la maquinaria agrícola, particularmente sobre huevos y pollos, las colisiones contra vallas y tendidos eléctricos, la caza ilegal y los atropellos. Y en muchas zonas, la pérdida directa de hábitat debida a repoblaciones forestales, carreteras y urbanizaciones.
Ruiz ha expuesto que «desde hace tiempo» se aplican medidas España medidas agroambientales, en el marco de la Política Agraria Común (PAC), destinadas a paliar los efectos perniciosos de la agricultura moderna sobre la biodiversidad pero «está claro que, para muchas especies de aves, están resultando insuficientes».
En este contexto, reclama que para la conservación del sisón en particular se necesitan «acciones decididas y específicas que vayan mucho más allá de las medidas agroambientales ensayadas hasta la fecha», especialmente en las zonas de la Red Natura 2000 con presencia de la especie.
Colaboración de las poblaciones agrícolas
En cuanto a las acciones cotidianas con las que los ciudadanos pueden contribuir a su conservación, SEO/BirdLife considera que la colaboración de la población en las zonas agrícolas es «de suma importancia».
Entre las medidas concretas, apunta los avisos sobre ejemplares muertos o heridos, o de circunstancias que impliquen la destrucción de hábitat, especialmente en época de cría, pueden llegar a ser «claves». También señala que los ciudadanos pueden participar en los programas de seguimiento de aves de SEO/BirLife ayudará a tener más información sobre ésta y otras especies.
Finalmente, insta a elegir productos respetuosos con la biodiversidad en la cesta de la compra y se contribuye a mantener y mejorar los paisajes en los que vive el sisón, junto a otras especies de ambientes agrarios.
Fuente: rtve.es