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¿Alcanzan los rayos a las jirafas más que a otros animales?

Las tormentas de verano, aunque escasas, golpean con fuerza, como bien demostraron las que hace sólo unos días azotaban el centro de la Península. Pero más allá de los litros por metro cuadrado que viertan, uno de los factores que más nos intimidan es la electricidad que son capaces de generar y que se manifiesta en forma de sonidos atronadores y serpientes luminosas (además de los temidos incendios que pueden provocar).

En el mundo se producen miles de tormentas diariamente y alrededor de ocho millones de estos proyectiles eléctricos. Y es que, aunque no son abundantes las muertes de animales ni de personas ocasionadas por un rayo, se trata de un peligro real del que los humanos pueden protegerse (en la medida de lo posible), no como la fauna salvaje, que se encuentra casi siempre indefensa, en especial en lo que respecta a los ejemplares de gran tamaño como las jirafas.

Con su largo cuello, cabría pensar que tienen más papeletas que nadie de llevarse un buen calambrazo, pero ¿hay algo de cierto en esta idea?

Entre 1996 y 1999, dos de las tres jirafas de la Reserva Natural de Rinocerontes y Leones de Krugersdorp (Sudáfrica) murieron tras ser alcanzadas por un rayo. El tercer ejemplar, un individuo joven, también sufrió las consecuencias del fenómeno meteorológico, pero sobrevivió.

En 2003, una jirafa del parque temático Disney World de Florida, de nombre Betsy, falleció por la misma causa que sus congéneres sureñas, al igual que Hamley, otro espécimen sudafricano que murió al ser golpeado por un proyectil eléctrico en el 2010. El caso de Dusty, que habitaba en el Centro de Vida Silvestre Global de Luisiana, fue algo diferente: falleció aplastada por un árbol que a su vez fue derribado por un rayo.

Sin una respuesta clara

Sin embargo, y a pesar de las decenas de casos registrados, los datos de fallecimientos de estas cuellilargas no superan a los de otras especies animales. Aunque por el tamaño de su cuerpo -y en especial de su pescuezo- parece lógico pensar que son más vulnerables a las tormentas eléctricas, los expertos no se ponen de acuerdo sobre si realmente tienen más probabilidades de ser alcanzadas por un rayo que, por ejemplo, los elefantes.

Pese a no tratarse de ningún documento académico, la Wikipedia refleja algunos de los factores que podrían llevar a una mayor susceptibilidad. Por un lado, se trata de los animales más altos de los zoos, lo que aumenta el riesgo de sufrir el golpe eléctrico, algo que se repite también para los individuos que viven en libertad en plena sabana, donde su largo cuello sobresale por encima de la mayoría de árboles y arbustos.

El ingeniero eléctrico Chandima Gomes, de la Universidad de Putra en Malasia, ha publicado un estudio -éste sí, científico- sobre el riesgo que los rayos suponen para los animales. En él, Gomes advierte que los animales con una gran separación entre su parte delantera y sus patas traseras “son vulnerables a recibir heridas por un rayo debido a las peligrosas diferencias de potencial que se producen entre ambas partes”, de forma que la electricidad puede viajar a través de sus órganos internos. El científico señala también que los animales altos, como jirafas y elefantes, tienen más probabilidad de sufrir el golpe de un rayo rebotado por un árbol.

Pero incluso en los parques zoológicos, las muertes de jirafas causadas por tormentas pueden contarse con los dedos de la mano. Cuando disponen de refugios (adaptados a su tamaño) suelen esconderse del mal tiempo y estas instalaciones disponen habitualmente de edificios más altos alrededor que atraerían a los rayos.

Así, dada la poca frecuencia con que se dan este tipo de accidentes y los insuficientes datos de los que se dispone, es difícil esclarecer si las jirafas son o no más vulnerables que otros animales a los proyectiles eléctricos lanzados por las tormentas.
“Si estás en el lugar y el momento equivocado, eres susceptible de que te pase, no es que las jirafas se yergan como pararrayos”, opina por su parte Julian Fennessy, experto en conservación y miembro del Grupo Internacional de Trabajo por las Jirafas de la UICN y cofundador de la Fundación para la Conservación de las Jirafas. Según Fennessy, la verdadera amenaza para las jirafas es el ser humano, responsable de la pérdida de hábitat de estos mamíferos y su caza furtiva. Y aquí su cuello y altura tienen poco que ver.

Fuente: tecnoxplora.com

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