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Sobre el papel de la comunidad académica

Jesús Antonio del Río Portilla

Durante muchos años he estado convencido que el desarrollo científico impacta en el bienestar de las personas. Mi trabajo cotidiano se enfoca con este objetivo.

La impartición de clases, en diferentes niveles, las tareas de construcción de conocimiento, los desarrollos tecnológicos y las propuestas para conformar organizaciones académicas o sociales, la formación de talento y mis esfuerzos por divulgar el conocimiento son parte cotidiana de mis actividades.

De hecho, el mantener activa esta sección de opinión en el periódico La Unión de Morelos desde enero 2010 es parte de estos esfuerzos.

Esta semana, el doctor Enrique Galindo, colega que también comparte este tipo de preocupaciones y ocupaciones, me hizo favor de hacer llegar un artículo que reflexiona sobre el desarrollo científico en nuestra América Latina con una perspectiva desde México [1]. Este artículo considera que hay un puente roto entre la comunidad académica y personas del ámbito político representando un obstáculo que impide impulsar el bienestar social. Este puente roto aparece en los diferentes niveles, tanto regionales como globales; sin embargo, se observan más en la región de América Latina.

Coincido con las afirmaciones en el artículo de que la comunidad científica tiene corresponsabilidad en la construcción de dicho puente y hace algunas preguntas para que esta comunidad despierte y se involucre activamente en la construcción de relaciones colaborativas con las personas en los puestos de decisión. Entre estas preguntas plantea: ¿Es suficiente con publicar nuestros resultados o quejarnos de las autoridades?

Por supuesto que la respuesta a esta pregunta es No.

Esta respuesta ha sido el motor de parte de la comunidad científica en Morelos y ha conducido a que la Academia de Ciencias de Morelos (ACMor) haya tenido un esfuerzo durante más de 20 años en actividades de divulgación científica en diferentes medios de comunicación. En la actualidad diferentes integrantes de la comunidad académica colaboran con sus opiniones en periódicos y canales de televisión compartiendo sus ideas y vertiendo su opinión.

Esta labor, si bien es importante, ha tenido impacto limitado. En algunos períodos ha tenido un mayor impacto en la política pública de Morelos, donde claramente se construyeron los puentes, pero lamentablemente no fueron lo suficientemente sólidos para evitar que fueran demolidos.

Debemos prepararnos para que esto no suceda. Un punto relevante que señala el artículo es que la comunidad científica puede reforzar su papel de “intermediario honesto” [1] y mostrar todas las posibles opciones y los alcances de las mismas sin importar si están alineadas con su ideología personal. Esta actitud parece similar al examinar los datos experimentales u observacionales sin prejuiciarnos por las hipótesis establecidas. Es una actitud científica que debemos extender a nuestra relación con las personas en puestos de decisión y con ello cementar los puentes construidos.

No basta con quejarnos, podemos aprender diferentes habilidades para poder comunicar eficazmente los conocimientos que hemos construido y definir claramente las certezas para que quienes conocen de los riesgos puedan tomar las decisiones. Desde mi punto de vista, la comunidad científica pretende disminuir las incertezas y es parte de su quehacer, pero la certidumbre siempre está limitada y la valoración de estas limitantes es tarea de las personas de la política.

El artículo enfatiza que la comunidad científica debe aprender a comunicarse mejor y participar de la vida democrática. En particular, considero que la participación debe ser enfatizada en las redes sociales contrastando los conocimientos con las falsedades que circulan en ellos.

Todas estas ideas son muy relevantes y deben estar integradas en la formación del talento de las generaciones venideras de la comunidad científica. Adicionalmente, quiero indicar que el tamaño de la comunidad científica en América Latina es pequeño y no tiene los números suficientes para percolar o permear en la sociedad. Así que, en mi opinión, debemos impulsar la apertura de empleos para las nuevas generaciones que seguramente vendrán con mayores bríos.

Recomiendo ampliamente la lectura del artículo escrito por Alma Cristal Hernández Mondragón, Gilberto Castañeda Hernández y Mariannela Celeste Ruiz Ruiz, colegas que reflexionan sobre nuestras actividades encaminadas a construir el bienestar social [1]. En este tiempo de elecciones que se avecinan estamos justo en el último momento para construir los puentes que generen sinergia entre nuestra comunidad y las personas candidatas a los puestos de elección de todas las posibles corrientes.

[1] https://www.lajclinsci.com/vD-7-22

Fuente: delrioantonio.blogspot.com

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