También llamó a instaurar una ética del habla que respete las diferencias y a no caer en la confusión de fenómenos como el lenguaje inclusivo
Los efectos negativos que los robots traductores o prototipos de chatbot de inteligencia artificial, como ChatGPT, son “preocupantes”, ya que con su uso “las lenguas quedarán constreñidas a lo que utiliza el sistema”, consideró el lingüista Luis Fernando Lara, miembro de El Colegio Nacional, al dictar la lección “El español mexicano en la globalización”.
En la conclusión de su curso Historia del español de México 2023, el colegiado proporcionó datos y reflexiones para comprender el panorama actual de la lengua, su evolución y su papel en el mundo hispanohablante contemporáneo.
En la llamada era de la inteligencia artificial “preocupa el efecto de los robots traductores sobre la cultura de la lengua y más la aparición de los nuevos robots que imitan una conversación y pueden generar textos completos sobre los temas que una persona les proponga, los llamados chatbots, como el multicitado ChatGPT”.
De acuerdo con información difundida por el diario La Vanguardia, ni los propios creadores de chatbots logran entender cómo funcionan las conexiones de la “red neuronal” que los alimenta. “El problema que plantean es que si se permite su difusión escolar, universitaria, académica, periodística, científica, política, etc., la argumentación creativa nueva y el debate desaparecerán”, resaltó el lingüista.
El robot, agregó, “puede combinar textos de manera coherente pero no puede inventarlos como lo hace un pensador, un escritor o un científico. El efecto de tales robots podrá ser la paulatina pérdida de los conocimientos por los seres humanos y de su creatividad, así como de su responsabilidad en ellos. Las lenguas quedarán constreñidas a lo que utiliza el sistema. La capacidad metafórica, que es la principal virtud de las lenguas, quedará abolida”.
A la larga, dijo, “la evolución de las sociedades y sus lenguas quedará secuestrada por los robots. Los seres humanos quedarán tan a merced de las máquinas como hoy día las vacas en una lechería, o las gallinas en un gallinero automatizado”.
El investigador y académico mexicano alertó sobre las limitaciones que producen en la lengua tecnologías como los procesadores de palabras automáticos, tan utilizados por empresas como Amazon y Netflix. “Las reglas de formación de palabras y los diccionarios de que disponen los procesadores de palabras son muy limitados, por lo que empobrecen los textos y los reducen a una comunicación banal, propia de la correspondencia administrativa y comercial”.
Otro rasgo empobrecedor del español actual, de acuerdo con Lara, es la manera abreviada que impera en medios como las redes sociales o las aplicaciones de mensajería instantánea. “El correo electrónico facilitó e impulsó la comunicación escrita, aunque fuera improvisada y descuidada, pero poco a poco se ha ido sustituyendo por los breves mensajes escritos en los sistemas de Whatsapp, Twitter, etcétera”.
La comunicación mediante la computadora, afirmó, “dio lugar a dos fenómenos: A) la aparición de cierto tipo de abreviaturas y B) la multiplicación de errores ortográficos y la introducción de variaciones en el vocabulario debidas al desconocimiento de la lengua”. Y aún más, recursos como los emoticones o emojis “sustituyen la necesidad de transmitir ideas y emociones mediante la lengua, con la consiguiente pérdida de expresividad verbal y de responsabilidad del hablante en lo que dice”.
Corrección política y ética del habla
Luis Fernando Lara señaló que “hoy padecemos el fenómeno mundial de la corrección política”, que comenzó a llamarse así a mediados del siglo XX “para ironizar desde Occidente el control del discurso comunista manipulado por Stalin y el Partido Comunista de la Unión Soviética; ahí fue cuando se empezó a hablar de corrección política, o sea, era una represión”.
“Lo que no imaginábamos es que la corrección política del régimen comunista se replicaría en todo el mundo ligado a las militancias feministas, etnicistas y ecologistas que, incluso, tienden a falsificar la historia”. El problema, explicó el colegiado, es que existe “una nueva confusión entre las normas sociales del uso de las lenguas, las normas lingüísticas y las estructuras internas de las lenguas”.
“Quien habla no sólo tiene derecho a hacerlo en ejercicio de su libertad de expresión, sino que debe tomar en cuenta a su interlocutor sobre la base del reconocimiento de su dignidad, la igualdad y el respeto entre ambos”, señaló.
La ética del hablar “es una necesidad para el discurso público. Los gobernantes deben responder tanto de sus actos como de lo que dicen. Hoy el presidente de la República denuesta diariamente a sus opositores, los insulta y convierte al español popular en un bajo ardid populachero”.
“La falta de una ética del hablar en las que ha venido ha venido dando lugar al discurso de odio impulsado por ciertos políticos y por la multitud de emisiones individuales en blogs, tuits y comentarios que se envían a los medios de comunicación se manifiestan sin ambages el racismo, la homofobia, el machismo, se envenena la disensión política, quienes lo emiten desde el anonimato no se detienen en denuestos”, agregó Luis Fernando Lara.
Pero la confusión entre las normas sociales de la lengua y las lingüísticas, advirtió el colegiado, da lugar a errores como el lenguaje inclusivo. “El género gramatical no tiene que ver con los sexos, sino yo tendría que ser lingüisto. Por ejemplo, foca es femenino y nombra a machos y hembras. La mano es femenino, pero no tiene correspondencia sexual ninguna. Los propulsores del lenguaje inclusivo buscan eludir esta característica gramatical del español diciendo todos y todas, los y las”.
“Nos encontramos en un momento de la historia en que movimientos como los del lenguaje inclusivo luchan con aquellos que, como la mayor parte de los lingüistas, sostenemos la necesidad de comprender primero las características estructurales de la lengua y segundo, de conservar la inteligibilidad que tales características permiten cuando leemos obras del pasado, así como conservar nuestra milenaria tradición culta”, enfatizó Luis Fernando Lara.
Fuente: El Colegio Nacional