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Nuevos recortes a la ciencia

Brenda Valderrama

La situación de los científicos en Estados Unidos ha pasado de mala a muy mala. Durante una semana el sistema de nómina de la Fundación Nacional de Ciencia de ese país, NSF por su siglas en inglés, permanecía deshabilitado por órdenes de la oficina de administración y presupuesto de la Casa Blanca, impidiendo la dispersión de salarios a más de 4,500 investigadores contratados mediante sus distintos programas.

Pero también hay noticias de este lado del Río Bravo. El sistema científico mexicano está sufriendo su propia debacle focalizada (todavía) en la red de Centros Públicos de Investigación (CPIs) originalmente sectorizada al Conacyt y, ahora, a la recientemente creada Secretaría de Ciencia.

Estos centros son la tercera fuerza de investigación del país y albergan una gran diversidad de disciplinas con un enfoque de servicios ya sea a la industria o a la sociedad. Entre esos Centros destacan el de Óptica y Electrónica (INAOE) que administra el Gran Telescopio Milimétrico de Puebla, los de Tecnología de Jalisco (CIATEJ) y Alimentación y Desarollo (CIAD) enfocados a la biotecnología, entre otros temas de investigación.

La crisis económica de los CPIs comenzó en enero de 2019 con el decreto de austeridad que comprometió el funcionamiento de actividades de apoyo a la labor de investigación. Entre ese año y el 2024, los 26 CPIS sufrieron un recorte superior a los 500 millones de pesos.

Ese recorte afectó fuertemente la operación de los Centros y no fueron pocos los reportes denunciando la imposibilidad real de gozar de servicios básicos como el acceso a energía eléctrica o el mantenimiento a las instalaciones, sin compra de equipo nuevo y con fuertes limitaciones para la adquisición de insumos.

La llegada de un nuevo gobierno, la creación de la Secretaría y el anuncio desde la presidencia que durante esta gestión la ciencia y la tecnología estarían al frente de las prioridades nacionales, despertaron una gran expectativa. Expectativa que duró solamente tres meses.

Al entrar en operación el presupuesto 2025, los CPIs sufrieron un nuevo y brutal recorte de presupuesto, 500 millones adicionales de un solo plumazo. La debilidad financiera de los centros no permitió ya más recortes a servicios y otras contrataciones concentrándose en los capítulos relacionados a los servicios personales.

La universidades públicas también están sufriendo recortes y en algunos casos, no está llegando ni siquiera el dinero para el pago de salarios a tiempo. Cierto que el futuro se ve incierto frente a los cambios en nuestro país vecino, sin embargo, la crisis económica del gobierno de México que ya se había manifestado desde antes profundiza el riesgo. En este momento lo único que podemos predecir es que si algo va a suceder con las condiciones para la ciencia en México, es que los problemas financieros de los CPIs se van a extender al resto del sistema.

Fuente: oem.com.mx

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