El académico se refirió a un tercer modelo de comunicación científica llamado “Guiar y co-crear”, que tiene un enfoque inclusivo y se trata de un trabajo de comunicación interdisciplinario en el que todos aportan diferentes voces desde sus habilidades
“En la comunicación de la ciencia no se trata de hechos, se trata de historias. Lo importante es transmitir mensajes que no sólo sean simples, sino memorables, hacer uso más efectivo de las imágenes, la metáfora y la narrativa”, aseguró el geólogo escocés Iain Stewart al impartir la conferencia Communicating Earthquake Risk: Towards a People-Centred Approach (Comunicación del riesgo de terremotos: hacia un enfoque centrado en las personas).
La sesión se transmitió en vivo el 20 de marzo, a través de las plataformas digitales de El Colegio Nacional, y formó parte del ciclo Universidades por la ciencia, coordinado por el colegiado Jaime Urrutia Fucugauchi y un grupo de especialistas y académicos de instituciones educativas.
Iain Stewart es profesor de Comunicación de Geociencias en la Universidad de Plymouth, Reino Unido, tiene un doctorado en geología sísmica por la Universidad de Bristol y, a partir de 2004, desarrolló sus intereses interdisciplinarios en lo que llama “geocomunicación”, que se refiere a la forma de transmitir las ciencias de la Tierra complejas al público no especializado de una manera no técnica. Durante 15 años trabajó con BBC Science realizando documentales de televisión sobre el planeta.
El especialista utilizó a la disciplina que se encarga de estudiar los terremotos para referirse a la comunicación de la ciencia. Recordó que en 2009 un sismo de 6.3 grados en la escala de Richter azotó a Italia y generó cerca de 200 sacudidas en la localidad de L’Aquila. En ese contexto se acusó a un científico italiano por alertar de manera temprana a las autoridades sobre las señales de un terremoto y causar alarma entre la población.
Cuestionó ¿hasta qué punto los científicos tenían información en ese momento para compartir con el público? y aseguró que “en estos casos, la cuestión es realmente la forma adecuada en que se debe realizar la evaluación de riesgos y también las preguntas sobre qué información debieron ofrecer los científicos a la población y cómo ésta debió comunicarse”.
En palabras del experto, existe realmente un problema con los hechos complejos como las inundaciones, los terremotos y las erupciones volcánicas; lo importante es cuántos de estos hechos necesitan ser comunicados a la audiencia y cómo se traducen en información para la gente que los requiere. “Eso es lo que me interesa. Me interesa la responsabilidad de los científicos de comunicarse con el público. Lo ocurrido en Italia es un ejemplo extremo de falta de comunicación o la interrupción de ella.”
Explicó que el mundo de las comunicaciones científicas se puede ver de forma vertical, inicia con la motivación de un científico y en la vertical inferior se ubica el conocimiento, la ciencia pura; en el extremo superior se encuentra la ciencia aplicada impulsada por los problemas sociales, es decir las preguntas planteadas por la sociedad que los científicos resuelven y devuelven en respuestas a quienes las solicitaron como las empresas o el gobierno. En el extremo izquierdo se ubican muy pocos científicos que escriben los artículos académicos y comparten la información en conferencias; y en medio de esa verticalidad se encuentra el público que no tiene el mismo conocimiento.
De acuerdo con el comunicador, la idea de este modelo imperante es que el trabajo del comunicador científico sea educar al público con el conocimiento para llenar su cabeza vacía con toda la información que tienen los científicos y así la sociedad vea el mundo de la misma manera que los científicos lo ven. Sin embargo, el modo pasivo unidireccional de comunicación científica no es eficaz.
“Existe algo que se llama participación pública. Un modelo de diálogo, que consiste en interactuar con el público sobre lo que les interesa, saber qué es lo que quieren escuchar y devolvérselo. Entonces, para un geólogo eso suele ser desastres naturales y dinosaurios. Así que, dale estas grandes historias al público y se interesarán en la geociencia”.
Para este modelo de comunicación es importante la noción de que los hechos no son el todo ni el fin de todo. “El público está más interesado en historias convincentes y para tener historias convincentes se necesita un andamio de hechos. Se pueden contar historias que la gente recuerde con mensajes que sean simples y memorables, así que se trata de ser un mejor comunicador científico siendo un mejor narrador”.
Stewart hizo énfasis en que se puede aprender de las habilidades y los dispositivos de la industria del entretenimiento para ser un mejor comunicador. Y por ello es necesario acercarse más a los medios de comunicación y al público y menos desde el punto de vista del educador. “Necesitamos vernos de una manera que el marketing y las relaciones públicas nos permitan vender nuestra ciencia a la sociedad.”
Para lo anterior se puede aplicar un segundo modelo de comunicación científica conocido como “sentido y respuesta”, que se basa en el marketing y en la necesidad de comprender a los clientes. “Necesita estudiar a su cliente porque si puede entender lo que le gusta y no le gusta, puede cambiar un producto, puede modificar la línea de producción y hacerla más grande, más pequeña, más rápida, más barata. Muchas sociedades en la comunicación científica probablemente no piensan en esto porque están muy acostumbradas a comunicar en un mundo académico cerrado”.
El académico se refirió a un tercer modelo de comunicación científica llamado “Guiar y co-crear”, que tiene un enfoque inclusivo y está inspirado en el estudio de las ondas sísmicas, las placas tectónicas y los terremotos, a partir de un estudio realizado en Estambul, lugar que se ubica sobre una falla geológica y está destinado a sufrir un terremoto. “Estamos llevando a un grupo de geofísicos y geólogos a las calles de esta ciudad para escuchar el testimonio de la gente común sobre lo que les preocupa.”
En este sentido, el científico se encuentra en una posición desordenada en la que tiene que comprender no sólo los aspectos técnicos, sino también la dinámica cultural, económica, social y demográfica de una población. “Lo que realmente tenemos que hacer es evolucionar. Ser un mejor comunicador que convierta la metodología sólida en una zona en la que se comprenda y aprecie la importancia de las disciplinas científicas y las redes sociales para alimentar la información. La gran prueba será si podemos evolucionar hacia la guía y co-crear.”
“Se trata de un trabajo de comunicación interdisciplinario en el que todos aportan diferentes voces desde sus habilidades. Necesitamos comprender la dinámica social que está sucediendo, comprender lo que la gente está pensando para poder realmente comunicar a las personas. Necesitamos ser mejores comunicadores y debemos involucrarnos con ellos. La comunicación es una ciencia en sí misma.”
Fuente: El Colegio Nacional