Ana G. Reyes Alvarado
Un revuelo constante en la mente, soy mujer y científica también. Entre roles impuestos por la sociedad y aspiraciones profesionales no hay un día que no me cuestione la mejor manera de andar. Tengo listas interminables de actividades, despierto desde las 5 de la mañana y algunas veces cierro los ojos a las 12 de la noche. Dormir se ha vuelto una fortuna.
Aun con esto, no cambiaría por nada mi profesión porque soy científica y he tenido el privilegio lograr una plaza en la academia, una de esas que no se consiguen fácilmente. Y aquí comienza la verdadera historia, porque llegar aquí no ha sido tarea fácil. He andado en comunidades y redes de apoyo invaluables, ese es mi verdadero secreto. Muchos hombres han participado, eso sí, pero hoy quiero reconocer a las mujeres.
Las mujeres de mi vida han marcado mi camino, empezando con mis abuelas que fueron siempre mujeres valientes y poco tradicionales, y que decir de mi madre, la mujer más inteligente que conozco, mi hija, mis hermanas, mis tías, mis maestras, mis primas, mis alumnas, mis colegas y mis amigas, todas juntas me han inspirado siempre. Ellas sin saberlo han sido mis Mentoras, porque con su ejemplo constante y su lucha individual me enseñan a no rendirme, a continuar con disciplina y con mucha alegría, mis maestras del kínder me dieron la poesía, las letras y los números, las de la primaria, la secundaria y la prepa me provocaron el gusto por la ingeniería, y las ingenieras me impulsaron a ser científica, a irme por la biotecnología.
La mentoría, esa relación de guía entre la experiencia y el gusto por aprender, es la herramienta que me ha ayudado a aclarar mis objetivos y a moldear mis expectativas. Guiar y aprender un circuito interminable que modernamente ocupan las Mentoras y las Mentees.
Hoy la mentoría se levanta como un faro en la historia de la ciencia. A lo largo de los años, el 3.8% de los Premios Nobel1 científicos fueron otorgados a mujeres. Sin embargo, este porcentaje mínimo no refleja la influencia y el impacto real de las mujeres en la ciencia. Cada día, mujeres científicas como Marie Curie, quien ganó dos Premios Nobel en campos científicos diferentes, y Rosalind Franklin, que contribuyó descifrando la estructura del ADN, continúan inspirando a generaciones futuras.
Estas figuras emblemáticas, junto con innumerables mentoras no reconocidas, han abierto caminos, desafiando los estereotipos de género en la ciencia, aumentando la presencia femenina en la investigación y la academia. Según la UNESCO, aunque la brecha de género en la ciencia está disminuyendo, para 2021 las mujeres solo representaban el 33% de los investigadores a nivel mundial. La mentoría, entonces, es un catalizador clave para cambiar esta estadística, para que cada niña que quiera ser científica sepa que puede serlo. Ella proporciona una red de apoyo, aumenta la visibilidad de las mujeres científicas y promueve la igualdad de género en los campos STEM (Science, Thechnology, Engeniering and Mathematics).
Al cerrar los ojos a las 12 de la noche, pienso en el legado de estas mujeres y en la responsabilidad que ahora recae en mis hombros. Como mentora, mi misión es abrir el camino para las futuras científicas, asegurándome de que no solo la historia las recuerde, sino que su presencia sea indiscutible en los laboratorios, en las aulas y en los puestos de liderazgo. Con cada Mentee que asciende, la cifra crece, la brecha se cierra y la historia de la mentoría científica para mujeres continúa, no solo en números y datos históricos, sino en vidas cambiadas y sueños realizados.
Ana Gisela Reyes Alvarado es Investigadora Titular en CIBNOR, adscrita al Programa de Agricultura en Zonas Áridas, Doctora en Biotecnología, Mentora Científica formada por el British Council, miembro activo del comité organizador del Programa de Mentorías Científicas en CIBNOR
1 The Nobel Prize official website
2 UNESCO Science Report
Fuente: elsoldemexico.com.mx