Alfredo Castillo (Ecosur)
El doctor es investigador titular “C” en el Departamento Agricultura, Sociedad y Ambiente y es integrante del Grupo Ecología de Artrópodos y Manejo de Plagas en la Unidad Tapachula de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur). Contacto: acastill@ecosur.mx
Los insectos son el grupo de seres vivos más abundantes y diversos que habitan nuestro planeta: las mariposas, los escarabajos, las moscas y las abejas son algunos de estos organismos que tienen una importancia vital para el funcionamiento de nuestros ecosistemas, al ser parte de la dieta alimenticia de muchos animales, con lo que contribuyen a la estabilidad de las redes alimenticias, además de llevar a cabo diversas funciones como la polinización, la depredación, el parasitismo y la desintegración de material orgánico, entre otras.
Podemos encontrar insectos hasta en los sitios más insospechados e insólitos del planeta (con excepción de las regiones polares), debido a su gran capacidad de adaptación al clima y a sus variados hábitos alimenticios, en la medida en que son poikilotérmicos, es decir, que su actividad motriz depende del calor del sol; son especialmente diversos y abundantes en las regiones tropicales y se han adaptado para sobrevivir durante la fase invernal en zonas templadas.
Los insectos no pasan inadvertidos: nos atraen por su colorido, sus variadas formas y su diminuto tamaño. Su estructura corporal está compuesta por un exoesqueleto, mandíbulas y alas que les permiten aprovechar una gran variedad de alimentos y moverse de un lugar a otro en busca de comida y espacios para reproducirse. Su dieta es amplia y, en algunas especies, muy específica: se alimentan del jugo de las hojas, las frutas, los granos, la madera, la carne, la basura, así como de otros insectos.
Otra de sus características es su gran plasticidad para adaptarse al ambiente; gracias a su acelerada tasa de reproducción y sus ciclos de vida cortos pueden enfrentar casi cualquier condición adversa, como lluvias intensas, temperaturas extremas, entre otras. La metamorfosis es un fenómeno muy común en el desarrollo de todos los insectos, por el cual pueden pasar de un estado a otro hasta alcanzar su edad adulta. Así, tenemos que una misma especie puede tener formas, tamaños, texturas, colores y hábitos distintos durante las diferentes etapas de su vida.
Los insectos plaga y parásitos
La mayoría de las personas asocian a los insectos con plagas; muchas sienten repugnancia y terminan exterminándolos, pensando también que pueden ser venenosos. Lo cierto es que la mayor parte de las especies son inocuas para los seres humanos, pero muy importantes para la salud de los ecosistemas, e incluso ejercen una influencia fundamental en el desarrollo y sobrevivencia de la humanidad. Son relativamente pocas las especies consideradas plagas que provocan daños físicos, económicos, sociales o afectan la salud de las personas.
También existen insectos parásitos, los cuales se alimentan de sangre de los animales y de los seres humanos, como los mosquitos, las pulgas y los piojos, que a menudo son portadores de graves enfermedades, como la malaria, el dengue y la leishmaniasis; algunas moscas colocan sus huevos bajo la piel de las personas y animales, y generan lesiones en diferentes partes del cuerpo, como los colmoyotes y el gusano barrenador.
Beneficios directos y servicios ambientales para los seres humanos
Los insectos polinizadores aportan grandes beneficios a la humanidad; en este grupo están las abejas y las mariposas, gracias a las cuales tenemos más de la mitad de los alimentos que consume la humanidad.
Otros insectos que realizan importantes servicios ambientales son los excavadores, que generalmente pasan inadvertidos aun cuando tienen un gran aporte al ayudar a ventilar los suelos, lo cual es necesario para mejorar su fertilidad. Los insectos desintegradores de materia orgánica contribuyen al reciclaje de nutrientes, mientras que los parasitoides y depredadores son importantes elementos de los agroecosistemas, ya que ayudan a mantener en equilibrio natural de las poblaciones de insectos herbívoros.
El uso irracional de insecticidas es altamente perjudicial para todos estos insectos benéficos, por lo que es importante regular su uso para el control de plagas. Existe una gran cantidad de insectos que son muy sensibles a los cambios ambientales y algunas especies pueden ser usadas como indicadores de la perturbación ambiental, como las mariposas y las libélulas.
Otros beneficios directos para la humanidad
Varias especies de hormigas, grillos y larvas de mariposas son parte de la dieta común de comunidades indígenas y campesinas de México, y algunos de estos alimentos, como los chapulines (ortópteros), las hormigas (himenópteros), las orugas (lepidópteros) y los escarabajos (coleópteros) son vendidos en restaurantes de las grandes urbes a precios muy altos.
Las larvas de ciertas mariposas producen una seda que ha sido usada en la elaboración de finas telas para nuestra ropa, así como los colorantes naturales que se producen a partir del aprovechamiento de los insectos, como la grana cochinilla.
Hay una comunidad de insectos asociada con cadáveres y se ha convertido en una valiosa herramienta en el diagnóstico forense para determinar el ambiente en que ha estado un cadáver y el tiempo que ha permanecido en él.
La vida de los insectos no deja de sorprendernos, incluso a los entomólogos, quienes hemos dedicado toda nuestra vida a estudiarlos.
México ocupa el tercer lugar en diversidad biológica del mundo, por la riqueza de especies y variedad de ecosistemas, en buena medida compuesta por los insectos. Por ello, en nuestro país la entomología es una interesante opción para jóvenes entusiastas que buscan hacer una especialidad novedosa y original, como la especialización en Entomología Tropical que ofrece Ecosur como una orientación de la Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural en la Unidad Tapachula.
Fuente: México es ciencia