En palabras de la psicóloga Susana Ruiz, la atención de cuidados paliativos es amplia y en ésta el paciente es el eje principal; se deben tomar en cuenta las diferencias culturales, las políticas públicas para el acceso a la atención de salud y el cuidado multidimensional (físico, psicológico, social y espiritual)
“Nos encontramos en este primer año de COVID-19 sin haber logrado una disminución significativa ya lograda en otras regiones, se trata, sin duda, de un periodo prolongado en que nuestra estabilidad emocional se ha puesto a prueba. Influye la cercanía con la muerte en múltiples ámbitos”, con estas palabras la colegiada María Elena Medina-Mora dio inicio al seminario Temas pendientes en cuidados paliativos, transmitido en vivo el 26 de febrero por las plataformas digitales de El Colegio Nacional.
Agregó que frente a esta realidad las preguntas que surgieron son: ¿cómo dar sentido a la muerte? ¿cómo honrar la vida de las personas que parten antes que nosotros? ¿cómo vivir un duelo? ¿cómo prevenir y manejar aquel que dura más tiempo que el necesario? Y ¿cómo tener una muerte digna? “Realmente los cuidados paliativos nos dan la respuesta.”
En la sesión participaron la psicóloga Susana Ruiz Ramírez, la anestesióloga Nayely Salazar, la doctora Mónica Osio y la algóloga Adriana Templos, todas ellas miembros del Seminario de Estudios sobre la Globalidad, quienes reflexionaron al respecto de las tareas pendientes que se hicieron más urgentes a consecuencia de la pandemia.
Al tomar la palabra, la psicóloga Susana Ruiz se refirió a la Planificación anticipada y calidad de muerte. Comentó que cerca del 40% de pacientes con diagnóstico de COVID-19 no estuvieron acompañados en las últimas 48 horas de vida y más del 50% de los profesionales de la salud reportaron haber encontrado un paciente fallecido al entrar en la habitación, lo que representó muchas muertes en soledad. “Las muertes no esperadas y no preparadas nos llevan a la obligación de un abordaje humanizado en el proceso de morir y muerte, porque lo que está asociado a las cifras anteriores es mucho sufrimiento.”
Comentó que los cuidados paliativos son la asistencia activa y holística de personas de todas las edades, con sufrimiento grave debido a una enfermedad severa, y especialmente de quienes están cerca del final de la vida, aunque no exclusivamente. Se trata de una atención integral, tanto física como psicológica, y su objetivo es mejorar la calidad de vida de los pacientes, sus familias y cuidadores. Dichos cuidados afirman la vida y reconocen la muerte como un proceso natural.
De acuerdo con la especialista, en el Índice de Calidad de Muerte, ranking realizado en 2015 que evaluó la calidad de cuidados paliativos en adultos de 80 países del mundo, Reino Unido ocupa el primer lugar y México se ubica en el lugar 43 con una calificación de 4.2, lo que indica que falta mucho trabajo por realizar. “La calidad de muerte es definida como el grado en que el deceso de una persona ocurre en concordancia con sus deseos, algunos autores plantean que ésta contempla 31 elementos divididos en seis dimensiones: manejo de síntomas y cuidado personal, preparación para la muerte, momento de la muerte, familia, preferencias del tratamiento y preocupaciones de la persona en su totalidad.”
Además de la calidad de muerte, existen los conceptos de buena muerte, que engloban las circunstancias de vida del paciente como la edad, la familia, los problemas financieros y la religión; y la muerte digna, que exige que se garanticen derechos del final de la vida como el cuándo, dónde, cómo y con quién. “En la literatura internacional existe el concepto de Planificación Compartida de la Atención que permite a las personas definir objetivos y preferencias para el tratamiento médico futuro, promover conversaciones con la familia y proveedores de la salud, así como abordar las preocupaciones de los pacientes en los dominios psicológico, social y espiritual.”
La psicóloga aclaró que no son lo mismo las intervenciones en controles de síntomas en cuidados paliativos como la sedación paliativa en agonía o la intensificación de fármacos para control de síntomas, que prácticas como la eutanasia y el suicidio asistido, éstas últimas tienen como objetivo la muerte médicamente asistida. “La atención de cuidados paliativos es amplia y en ésta el paciente es el eje principal, se deben tomar en cuenta las diferencias culturales, las políticas públicas para el acceso a la atención de salud y el cuidado multidimensional (físico, psicológico, social y espiritual)”.
Contexto actual de la asistencia paliativa
Al tomar la palabra, la anestesióloga y especialista en dolor, Nayely Salazar impartió la conferencia Contexto actual de la asistencia paliativa. Comentó que en 2014 se estimó que 40 millones de personas en el mundo necesitaban cuidados, 39% de ellas correspondían a enfermedades cardiovasculares y otras patologías como VIH o diabetes, y el 34% tenían relación con temas oncológicos. “El 83% de la población necesitaba cuidados paliativos y no los recibían, además el 83% de la población no tenía acceso para el alivio del dolor. Actualmente sólo se satisface el 12% de las necesidades en el mundo.”
La especialista agregó que no hay una edad específica para necesitar de cuidados paliativos. El 28% de la población que recibe estos tratamientos se debe a problemas oncológicos, “pero, aunque los paliativos en un principio fueron diseñados para el paciente oncológico, la necesidad de atender otras patologías crónicas es de cerca del 70%, entre éstas, enfermedades cerebrovasculares, degenerativas, niños con enfermedades congénitas, y otras lesiones.”
“En nuestro país todavía nos falta garantizar el acceso a servicios paliativos. La lucha científica contra el coronavirus, la desigualdad social, la migración y la economía, son factores que dificultan el acceso a éstos. La brecha de atención se estima que es del 79%. El 2020 fue un año histórico para el acceso a los analgésicos por varias razones, ninguna de éstas positiva: fue desmantelado el Seguro Popular, falta de claridad de la cobertura y funcionamiento del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), poco se sabe de cómo los cuidados paliativos proporcionan alivio al dolor y soporte para la calidad de vida, así como dignidad al final de la vida, y permisos pendientes por la Comisión Federal de la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), para la producción de medicamentos.”
En palabras de la doctora Salazar, la crisis sanitaria actual no debe provocar el olvido de pacientes con problemas oncológicas y otras enfermedades crónicas que requieren medicamentos. “Los cuidados paliativos y el alivio al dolor se ignoran con frecuencia al evaluar la cobertura sanitaria universal. Se requiere de un cambio en la política pública con un enfoque en la bioética sanitaria para garantizar el acceso a los servicios, a los fármacos y cuidados paliativos. Además, es esencial otorgar valor ético a este tipo de atención, que actualmente se aplica de forma discriminatoria al pronóstico de los últimos 6 meses de vida.”
Medicina canábica en paliación
Por su parte, la algóloga y anestesióloga, Luz Adriana Templos, impartió la conferencia Medicina canábica en paliación, en la que expresó que el cannabis tiene un extenso historial medicinal, industrial y recreativo con seres humanos, que data al menos de 5 mil años. “Los cannabinoides se pueden dividir en tres tipos: fitocannabinoides, endocannabinoides y cannabinoides sintéticos. Tienen eficacia en dolor neuropático, dolor por cáncer y espasticidad, náusea y vómito post quimioterapia, así como la anorexia-caquexia.”
De acuerdo con la especialista, los cannabinoides tienen un perfil de riesgo-beneficio muy favorable mostrando evidencia limitada de eventos adversos significativos y problemas mínimos de dependencia. “Su uso tiene sustento científico. “Tenemos literatura científica que apoya este tipo de fármacos, existen varios medicamentos disponibles en el mercado, en algunas otras partes del mundo, hace unos años tuvimos disponible el medicamento Nabilona, pero desgraciadamente no contamos con este tipo de fármacos para poder recetarlos o indicarlos a alguno de nuestros pacientes.”
Asistencia paliativa durante y después de la pandemia
El seminario concluyó con la participación de la doctora Mónica Osio, quien aseguró que “proporcionar cuidados paliativos domiciliarios y hospitalarios con equipos multidisciplinarios para aliviar el dolor y el sufrimiento de muchas personas es un imperativo moral, sí, pero también de manera legal, porque están en nuestra legislación como un derecho de todos los mexicanos.”
Agregó que “la calidad de muerte es quizá la mayor obligación que tenemos que ofrecer los equipos de salud para el paciente y su familia. Como sociedad podemos lograr cambios necesarios para que nuestros enfermos vivan mejor el final de su vida, se respeten sus decisiones y mueran con dignidad.”
En palabras de quien es miembro del Seminario de Estudios sobre la Globalidad, los cuidados paliativos ayudan a esclarecer las opciones terapéuticas y metas del tratamiento. Controlan síntomas, facilitan la aceptación del proceso y permiten tender y extender redes de apoyo. Además, evitan que se desperdicien recursos en hospitalizaciones fútiles y evitan continuar con tratamientos no útiles.
“Nos ayuda a realizar planes de atención personalizados que pueden ser consensuados con el paciente y la familia. México y Latinoamérica tendrán un gran problema en los próximos años para poder hacer esa cobertura universal, si era difícil antes de la pandemia, será más difícil todavía.”
La doctora recordó la frase del paliativista Jan St Jernswaard, “nada puede tener un efecto más inmediato sobre la calidad de vida y el alivio al sufrimiento, no sólo para los pacientes sino también para sus familias, que la puesta en práctica del conocimiento existente en el campo de los cuidados paliativos.”
Fuente: El Colegio Nacional