En palabras de Celia Díaz Argüero, lo primero que tienen que aprender los estudiantes es ampliar su registro lingüístico y adecuarse al contexto. “Porque el lenguaje aprendido en su familia será insuficiente para expresarse en la escuela e insuficiente para ser un ciudadano crítico”
“Aprender una lengua y aprender el control de la gramática genera jerarquías en la cabeza y permite organizar el cerebro”, afirmó la lingüista y colegiada Concepción Company Company, coordinadora de la conferencia La enseñanza de la lengua, transmitida en vivo el 12 de junio por las plataformas digitales de El Colegio Nacional.
La sesión formó parte del ciclo La Enseñanza: reto para el siglo XXI, coordinado por el colegiado Javier Garciadiego, que organiza la institución para conmemorar el centenario de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En esta ocasión, participaron Celia Díaz Argüero, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, y Mario Chávez Campos, de la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio-SEP.
Company Company comentó que es importante la enseñanza de la lengua, porque tiene el mismo efecto que la enseñanza y el control de las matemáticas, “son disciplinas que organizan, jerarquizan y muestran la maduración cerebral y la maduración de un individuo para funcionar como ciudadano y como ser humano capaz de salir adelante en el día a día”.
Al tomar la palabra Celia Díaz Argüero, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, puntualizó que la educación es un motor fundamental para el desarrollo individual, social y del país. Durante su ponencia, se refirió a la importancia de aprender el lenguaje, a lo que necesitan aprender los estudiantes y a la situación actual en esta materia.
La especialista en adquisición y desarrollo de la lengua escrita puntualizó que el lenguaje es una herramienta para organizar el pensamiento y las ideas, además modifica la manera de percibir el mundo y amplía los horizontes. “Es la puerta de entrada para todas las demás disciplinas, no se puede comprender la ciencia si se carece de un lenguaje, no se puede entender la historia, si no es a través de las disciplinas, es una manera de relacionarnos socialmente a través de los documentos escritos o el intercambio verbal.”
Agregó que este concepto permite a los seres humanos convivir como sociedad. “La manera de regular nuestra conducta es con las leyes que pasan por el lenguaje, tanto oral como escrito. Es importante que los espacios educativos favorezcan la comprensión del lenguaje.” De acuerdo con la especialista, “debemos partir de la idea de que los estudiantes llegan a la escuela con el conocimiento de la estructura de la lengua y son capaces de comunicarse en contextos muy acotados, pero esto no quiere decir que la pueden explicar, eso es algo en lo que necesariamente la escuela les tiene que ayudar, por eso tienen que aprender gramática”.
En palabras de Díaz Argüero, lo primero que tienen que aprender los estudiantes es ampliar su registro lingüístico y adecuarse al contexto. “Porque el lenguaje aprendido en su familia será insuficiente para expresarse en la escuela, insuficiente para ser un ciudadano crítico e insuficiente para leer los periódicos y no creerse todo lo que leen, ese es un tema muy importante, ampliar ese registro lingüístico y lo otro que deben saber es en qué contexto es adecuado expresarse y de qué manera.”
Agregó que los alumnos necesitan entender, conocer y saber usar el lenguaje escrito, no basta con que puedan leer, tienen que producir textos, y esto es algo que históricamente la escuela ha estado encargada de enseñar. “Cuando el profesor corrige la ortografía únicamente, el alumno entiende que solamente la ortografía es la importante y deja de lado todo lo demás. El contexto sociocultural también influye, no es lo mismo una familia que considera que sus alumnos o hijos leen, porque leen 50 o 75 palabras por minuto, a una familia que sabe que le tienen que enseñar las letras.”
“En este país hay una gran tradición sobre la enseñanza de los métodos, algunos de ellos fueron diseñados hace más de 100 años, y la situación actual es completamente diferente. Mientras no entendamos que el mundo ha cambiado y que necesitamos enseñar el lenguaje de otra manera no vamos a cambiar la manera de enseñar”, finalizó la investigadora.
Por su parte, Mario Chávez, titular de la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio, de la Secretaría de Educación Pública, comentó que uno de los elementos más importantes en la vida es la enseñanza de la lengua, “el normalismo sabe que va mucho más allá del valor de una asignatura curricular. La lengua está en el corazón, en la mente y en el esqueleto de la construcción de un ser humano. Nos ha permitido evolucionar hasta el gran entramado sociocultural que hoy somos. Casi 8 mil millones de mentes comunicadas entre sí e intercomunicadas con los seres humanos del pasado para dejar un legado a los del futuro”.
El maestro en competencias pedagógicas y genética humana agregó que la lengua como entidad viva se caracteriza por el cambio constante, por el ensayo y error, y la búsqueda de su permanencia, ya sea a través de la escritura, la expresión oral o movimientos corporales. “Los normalistas tratamos de integrar todas las variantes de la lengua como herramienta básica durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero también como un instrumento de enseñanza vital para formar parte de la sociedad.”
De acuerdo con el especialista, la lengua no sólo es un mecanismo que funciona mediante reglas sintácticas, gramaticales y ortográficas, sino que también tiene un lado creativo y estético. “Incentivar la comprensión lectora, el incremento del vocabulario y la ortografía, acompañadas de la exploración imaginativa, de la apreciación sonora del lenguaje y la percepción estética de la lectura, como parte de la enseñanza de la lengua, permite dimensionarla desde todas sus aristas para explorar las posibilidades que ofrece como formadores de futuros docentes.”
Agregó que, durante el confinamiento, el normalismo transitó de una pedagogía de la soledad a una pedagogía de la solidaridad y empatía, creó puentes de significación verbal que los enlaza a partir de la vocación de compartir saberes, sólo de esta forma los aprendizajes fluyen de manera natural y cotidiana. “La imposición dogmática y vertical nunca han sido las formas de los normalistas, tanto por respeto a su comunidades e historia como por fines pedagógicos.”
En palabras del maestro Mario Chávez, la enseñanza de la lengua en la educación normal es comprendida como una herramienta de identificación con los integrantes de la comunidad en el ámbito académico y de ahí a los entornos sociales. “Necesitamos fortalecer el pensamiento crítico, un placer lector, un atento oído y miradas sobre la lengua, y la forma en que en ella construimos nuestro mundo, nuestros muchos mundos.”
Puntualizó que el desarrollo de la lengua, y por ende su enseñanza, está presente en México, porque el abecedario y la capacidad de identificar grafías están desarrollados en el grueso de los niños en los primeros años escolares, “pero está fallando el nivel de la lecto comprensión y de la inclusión. No hay un desarrollo profundo y generalizado de las capacidades luego de la decodificación del habla. El fenómeno está ligado a sentidos de vida y a presupuestos”.
Agregó que “muchos ricos y pobres no saben leer y no saben comunicarse. Es necesario que todo hablante ejerza su derecho a hablar su lengua materna. De forma indirecta, en México, tener como lengua materna una que no sea el español es indicio de una vida más propensa a la pobreza, precariedad y falta de oportunidades”.
De acuerdo con el especialista, es urgente la promoción de la lectura y potenciar la curiosidad por los nuevos aprendizajes, “sin curiosidad por los aprendizajes no podremos llegar a un sujeto autodidacta, aquel que abreva del mundo para disfrutarlo, comprenderlo y transformarlo. Es necesario empoderar al individuo sobre su mundo. Un individuo que no es curioso tomará las decisiones a ciegas”.
Fuente: El Colegio Nacional