Hugo Rico
El árnica mexicana se utiliza en la medicina tradicional mexicana para aliviar dolores musculares o inflamaciones. En la UNAM un grupo de trabajo encontró que algunos de los constituyentes de esta planta poseen actividad anticancerosa, incluso tienen un mayor efecto que el medicamento que se utiliza actualmente contra cáncer de colon.
Las curanderas
Cuántas veces hemos escuchado que lo natural es mejor, y en principio podría ser que sí, aunque hay productos de origen natural que son tóxicos o causan alergias; con todo hoy en día se ha incrementado la tendencia a consumir productos naturales y orgánicos, productos que no hayan pasado por un proceso industrial. Quién no ha escuchado a las tías o a las abuelitas decir que un té de boldo es bueno si hiciste un coraje, uno de manzanilla si te duele el estómago o de yerbabuena para calmar los nervios. Al parecer los primeros estudios de las hierbas con fines medicinales los hicieron sobre todo las mujeres, podríamos decir que ellas fueron las primeras científicas con un enfoque etnobotánico. Pero las tendencias ahora van más allá y la creación de centros naturistas es para muchos una opción para tratar de remediar muchos de los males que aquejan a la humanidad. Estas opciones se han desarrollado mucho en Asia, por ejemplo en Japón y China, donde hay una gran práctica de la medicina tradicional.
Hay opiniones encontradas acerca del uso de la medicina tradicional, que según la Organización Mundial de la Salud es la suma de conocimientos, técnicas y prácticas fundamentadas en las teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas, y que se utilizan para mantener la salud tanto física como mental. Desde la perspectiva científica se piensa que sus efectos no son reproducibles ni comprobables debido a que las plantas utilizadas pueden tener diferentes concentraciones de compuestos activos dependiendo del suelo y las condiciones medio ambientales y hasta se dice que en algunos casos ni siquiera tienen un efecto terapéutico. Sin embargo es sorprendente ver que la glucosa se controla con “wereke” una planta de origen mexicano de la zona de Sonora, cuyo tubérculo con fuerte sabor amargo es del tamaño de una jícama, o que la presión arterial se regula con alpiste. “No es de extrañarse que la gente venga a buscar el remedio a sus malestares en un centro naturista si durante siglos se han utilizado las plantas, frutos o raíces para mejorar la salud de las personas”, nos comenta Sandra Paniagua la empresaria y dueña de TUK –nombre maya de un trébol de esa región– un centro naturista ubicado en Cuautitlán Izcalli. Y efectivamente los remedios herbolarios, ungüentos, pomadas, etc. se han utilizado en el mundo desde hace miles de años. La medicina tradicional se basa en productos de origen natural, como arcillas o metales (ver en Cienciorama “¿Metales tóxicos o medicamentos?”), pero se utilizan principalmente productos de origen vegetal.
Otra planta utilizada con fines medicinales es originaria de México y es conocida como “llora sangre”, se utiliza en infusiones antimicrobianas para reducir la posibilidad de infecciones. Aunque es necesario insistir en que es deseable que se corroboren científicamente los principios activos de los llamados productos naturales para comprobar sus bondades en la cura de enfermedades.
Cuéntame la historia
La gran variedad de la flora de nuestro país permitió a los pueblos prehispánicos estudiar los efectos terapéuticos de las plantas. La primera obra sobre etnobotánica de nuestra región después de la Conquista es del xochimilca bautizado como Martín de la Cruz, y la escribió en 1552 en lengua náhuatl. Su traducción al latín fue realizada por Juan Badiano. En ella aparecen ilustraciones de las plantas con su nombre y una explicación detallada de su modo de empleo. Esta obra titulada Libellus de medicina libusindorum herbis, permaneció resguardada en la biblioteca Barberini en Roma, hasta que el historiador estadounidense Charles Upson Clark la encontró como parte de sus estudios entre 1916 y 1919. Un poco más tarde, el historiador español Francisco Hernández realizó un estudio entre 1571 y 1577 con la descripción de 3,076 plantas y sus usos medicinales. Este estudio se realizó por encargo del rey Felipe II, quien se dio cuenta de la importancia que tenían las plantas medicinales en las tierras conquistadas. Desafortunadamente Francisco Hernández murió antes de ver su obra publicada, por lo que Felipe II encargó al médico napolitano Nardi Antonio Recchi la publicación de una versión abreviada. Los originales se conservaron en la biblioteca de El Escorial, lugar destinado para conservar los restos de los reyes españoles. Es probable que esta obra se haya perdido durante un incendio en el año de 1671, porque se encuentra desaparecida.
Los productos naturales se usaron, se usan y se usarán con fines medicinales, la investigación científica tiene el reto de estudiar las plantas, sus hojas, tubérculos y frutos para corroborar sus efectos terapéuticos y saber el compuesto responsable –principio activo– de ellos.
Para muestra un botón
Una de las plantas de origen mexicano más utilizadas en la actualidad con fines terapéuticos es el árnica. Mide entre 50 y 70 cm de alto, sus flores son amarillas y sus hojas y tallo están generalmente cubiertos de pequeñas vellosidades. Su distribución en el centro del país es amplia, es común verla crecer en pastizales o en claros del bosque.
Al parecer esta pequeña planta es la preferida para curar golpes, torceduras o inflamaciones. Mi propio jardín vio crecer sus flores hasta que Titán, mi perro, decidió poner fin a su existencia. Al platicar con algunos conocidos sobre este texto, todos coincidieron en que alguna vez la habían usado para aliviar alguna molestia por jugar futbol y recibir alguna patada, por reumatismo, inflamación o alguna torcedura. Noráh una amiga mía, me contó que la bebió en infusión y se puso un emplaste por una torcedura de tobillo. El dolor era insoportable, según me cuenta, sin embargo al día siguiente se llevó la grata sorpresa de sentirse mejor y sin inflamación en la lesión. Este mismo relato lo escuché en voz de diferentes personas, todas coincidieron en los efectos antiinflamatorios del árnica.
Es probable que ninguno de mis entrevistados sepa qué tipo de árnica utilizó.La más común en el centro de México es Heterotheca inuloides, conocida como árnica mexicana, aunque tiene varios nombres, incluso prehispánicos. Y es que H. Inuloides pertenece a la familia de las Asteraceae que cuenta con 48 especies, y aunque difieren en su caracterización botánica comparten aplicaciones similares en la medicina tradicional mexicana. H. inuloides es muy parecida al árnica Montana, originaria de Europa y ambas tienen propiedades antiinflamatorias. Sin embargo, para no confundirse de especie, se requiere de un especialista que determine la familia, especie y subespecie.
Relación entre la inflamación y el cáncer
Recientemente acudí a una de las mejores exposiciones que he presenciado para defender el grado de doctor, precisamente sobre cómo los productos naturales influyen en nuestra vida diaria, y la manera en que se le puede sacar “jugo” a su investigación. La ahora doctora, Verónica Egas, ecuatoriana de nacimiento pero mexicana por los años de vivir y disfrutar de este país, estudió la actividad de algunos productos obtenidos a partir del árnica para matar células cancerígenas. Efectivamente la misma que le ponen a los chochitos de medicamentos homeopáticos y la que se utiliza para golpes o inflamaciones de la piel.
El Dr. Guillermo Delgado, investigador del Instituto de Química de la UNAM y experto en la química de los compuestos producidos por un organismo vivo en la naturaleza, me explicó con detalle su proyecto de investigación. A pesar de que desde el siglo XIX Rudolf Virchow sugirió que la inflamación podría dar origen a células malignas (cáncer), ya que trabajaba en los procesos de inflamación del organismo, y mostró gran interés en las patologías de los tumores, no fue hasta hace algunos años que se estudió esta relación con más detalle. Con este antecedente el grupo de Guillermo Delgado decidió estudiar la relación entre las propiedades antiinflamatorias del árnica y su posible actividad anticancerosa.
A la fecha se han aislado las moléculas responsables de la actividad antiinflamatoria del árnica y se han probado en modelos in vitro e in vivo. Por ejemplo en un experimento estas moléculas fueron capaces de disminuir un edema inducido en la oreja de un ratón a partir de un compuesto conocido como acetato de tetradecanoilforbol. Una vez que el ratón tuvo la oreja inflamada se le dio a beber una infusión de H. inuloides y se observó que la actividad de la enzima ciclooxigenasa 2, directamente relacionada con el proceso de la inflamación en humanos, disminuyó. La medición se realizó con el kit comercial Cayman Chem. Co (ver en Cienciorama “La era de los experimentos elegantes”). La ciclooxigenasa 2 se encuentra en el sistema nervioso central y en el riñón, y se expresa a partir de diversos mediadores inflamatorios. El procedimiento se llevó a cabo también con un compuesto aislado de árnica y el resultado fue el mismo. El nombre del compuesto de la planta es otro trabalenguas,7-hidroxy-3,4-dihidrocadaleno, así que sólo lo llamaremos compuesto 1 y éste al tener actividad antiinflamatoria se utilizó para las pruebas anticancerosas, debido a que la inflamación crónica predispone a procesos cancerosos. En el experimento se utilizaron líneas celulares de cáncer de colon, próstata y leucemia entre otras, para probar la actividad anticancerosa del compuesto 1, aunque cabe señalar que se utilizaron varios compuestos más, también aislados de árnica.
Esta investigación fue el trabajo de doctorado que Verónica Egas realizó durante 4 años. Entre otras cosas encontraron que algunos compuestos aislados del árnica inhiben la proliferación en líneas celulares de leucemia, cáncer de colon y mama; esto podría ser la clave para entender los procesos cancerosos, dado que se han relacionado las infecciones y la inflamación crónica con factores de riesgo para el desarrollo de varios tipos de cánceres. La inflamación activa ciertos procesos metabólicos como el factor de transcripción en mamíferos NF- B, un complejo proteico que controla la transcripción del ADN; esta activación dirige la producción de otros factores que mejoran la supervivencia y el riego sanguíneo en células cancerosas.
Otro logro por demás interesante es la síntesis de un compuesto similar al compuesto 1, proveniente del árnica y que fue probado con una línea celular de cáncer de colon; es sorprendente porque su actividad anticancerosa es mejor que la del compuesto que actualmente se utiliza contra este padecimiento. Esto se ha probado sólo en experimentos in vitro, pero demos tiempo al tiempo para dejar que los estudios vayan avanzando y conocer cada vez más este proceso.
Esto no parece ser producto de la casualidad ya que los productos naturales parecen esconder el remedio a muchas enfermedades, o al menos ser la clave para resolverlos; por el momento seguiremos pendientes de los estudios de ellos que se realizan en los institutos de investigación porque es probable que con este tipo de investigaciones se logre avanzar contra diversas enfermedades. Ojalá esto sea la punta del iceberg para tener alternativas a enfermedades como la diabetes y conocer sus alcances y consecuencias dañinas.
Fuente. Cuenciorama