De acuerdo con Leopoldo Santos, la lactancia contribuye al desarrollo de los países, pues ayuda a disminuir costos para atender enfermedades como la diabetes, el cáncer y la hipertensión
“La lactancia materna se asocia con el desarrollo cognitivo a largo plazo y el coeficiente intelectual que, a su vez, está asociado con el nivel educativo y los ingresos que una persona percibe”, estas fueron las palabras del especialista en inmunología Leopoldo Santos Argumedo, al iniciar la mesa Lactancia, nutrición y sistema inmune, transmitida en vivo el 10 de julio por las plataformas digitales de El Colegio Nacional.
El investigador principal del Departamento de Biomedicina Molecular, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional, expuso en su ponencia Lactancia, microbiota y respuesta inmunológica que, la lactancia materna es un tipo de alimentación en la que el bebé sólo recibe leche de la madre sin ningún otro producto sólido o líquido, a excepción de soluciones hidratantes, vitaminas, minerales o medicamentos.
Aseguró que los infantes alimentados en el seno materno tienen menor riesgo de mortalidad en su primer año. Además, afirmó que “La lactancia no sólo beneficia a los bebés, sino también a las mamás, ya que ayuda a su recuperación física y contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovarios, cáncer de mama, diabetes tipo 2, hipertensión, ataques cardíacos, anemia y osteoporosis”.
De acuerdo con la UNICEF, el 13% de las muertes en menores de cinco años podrían ser evitadas si la lactancia materna fuera practicada de forma óptima en contextos de emergencia, como la reciente pandemia. En relación con los beneficios que tiene esta acción para la sociedad, el experto en el estudio de los mecanismos de activación, maduración y diferenciación de linfocitos B en humanos y ratones, detalló que la lactancia contribuye al desarrollo de los países, porque ayuda a disminuir costos en la atención de enfermedades como la diabetes, el cáncer y la hipertensión.
Subrayó que se estima que, en México, el costo asociado con la salud de los niños por una mala práctica de lactancia materna va de $745.6 millones de pesos a 2 mil 416.5 millones anuales, y de esas cifras, el costo de la fórmula infantil representa del 11% al 38%. Además, la lactancia materna ayuda al cuidado del medio ambiente al no producir desechos y evitar el uso de materiales contaminantes usados en la publicidad, envasado y transporte de la fórmula.
En palabras del especialista, el calostro es la primera secreción que produce una mujer después del parto en los primeros cinco o diez días. Posteriormente, se produce la leche materna de manera progresiva y, después de tres semanas, ya es leche madura. “La composición del calostro es interesante, tiene una gran cantidad de proteínas, de las cuales, el 75% son anticuerpos, no es un fluido para alimentar al bebé, sino para protegerlo de enfermedades o microorganismos del medio ambiente”.
Sumado a lo anterior, el calostro de la leche materna proporciona los microbios que permiten la formación de la microbiota del bebé, es decir, la comunidad de microorganismos que conformarán diversas partes de su cuerpo y mantendrán en equilibrio su salud. “El calostro y la leche materna no es una sustancia estéril, es un fluido que está acompañado por microorganismos, bacterias que se encuentran en la glándula mamaria, mismas que van acompañadas de anticuerpos. La madre produce los anticuerpos que viajan a través del calostro y la leche materna para proteger al bebé”, concluyó Santos Argumedo.
En la sesión, perteneciente al ciclo Las neurociencias en México y el mundo, coordinado por el colegiado Pablo Rudomin y Ranier Gutiérrez del CINVESTAV, también participaron las especialistas Gabriela González y Michelle Klapp. Al tomar el micrófono, Gabriela González Mariscal, investigadora titular del CINVESTAV, presentó la diversidad biológica de patrones de amamantamiento que existe en el comportamiento maternal.
En su charla titulada La leche que nos une, la bióloga mexicana sostuvo que es importante no perder de vista que “somos parte de un conjunto grande de animales que producen leche para amamantar a los críos. No hay madre ideal, ni la manera perfecta de amamantar, sino la forma que funciona para cada especie”. Puntualizó que la lactancia requiere dos componentes inexorables, uno de ellos, el componente conductual, que refiere a la aproximación de una madre con sus críos para permitir el amamantamiento, lo que implica hacer un gasto energético brutal. “No hay nada más demandante para una hembra mamífero que producir leche, no tiene sentido producirla si no es succionada”.
Al responder a la pregunta ¿dónde ocurre el amamantamiento?, la doctora en Ciencias comentó que eso varia enormemente, hay especies que construyen nidos y otras que no lo hacen. “La coneja es la campeona de los nidos”, ella excava una madriguera subterránea en un lugar diferente de la comunidad, donde reúne vegetación comestible y es su forma de enseñarle a los críos lo que tienen que hacer al salir al mundo después del destete.
Agregó que, por otra parte, la cerda excava con sus patas un hueco grande donde da a luz y amamanta a los cerditos. “Hay cambios hormonales que ocurren desde el inicio de la lactancia y actúan sobre su cerebro, estos permiten que las madres tengan conductas raras como hacer un nido. Conocer esto es importante para fomentar que los animales sean bien tratados en las granjas, es decir, hay que hacer que los animales tengan acceso a los materiales que normalmente utilizarían en la naturaleza”.
La coordinadora del Centro de Investigaciones en Reproducción Animal de la Universidad Autónoma de Tlaxcala enfatizó que el comportamiento maternal depende, en gran medida, de si son críos únicos o camadas. Por ejemplo, cuando la oveja da a luz, lame al cordero recién parido impregnándose así de su olor y acomodando su cuerpo para facilitarle la succión de la leche, así aprenden a reconocerse. Las ovejas y las vacas buscan un aislamiento social voluntario. “La hora inmediata después del parto se llama momento de oportunidad, en la cual hay cambios en el cerebro que crean una memoria olfativa de por vida”.
Con relación a las veces que una madre amamanta a sus hijos, la especialista respondió que la coneja, por ejemplo, amamanta a sus críos una vez al día por tres minutos y alrededor de las tres de la mañana, siendo este su patrón de amamantamiento ideal. “La leche de la coneja es increíblemente rica en grasa, el conejito en tres minutos incrementa en 20% su peso corporal”.
“Para todos los mamíferos es igual de importante cómo se inicia y se mantiene la lactancia, porque de eso depende la succión de los cambios y componentes de la leche que ocurren a lo largo de este periodo. Tiene que haber motivación maternal, porque si no la hay, por más que haya leche, no va a haber aproximación a los críos”, aseguró la científica. Agregó que, en el ser humano, existe también una variación circadiana, por lo tanto, los estudios más refinados de amamantamiento tanto en animales como en la mujer, deben considerar el factor de la hora del día. “El estrés es uno de los factores en la mujer que impiden la salida de leche en la noche”, finalizó.
Beneficios de la leche materna
Por su parte, Michelle Klapp, consultora de lactancia materna certificada, sostuvo que la lactancia no es un tema de mamá y bebé, también tiene un impacto en la familia y en la sociedad, en general. Reconoció que la lactancia materna exclusiva por cuatro meses genera un 72% de reducción del riesgo de hospitalización del bebé durante el primer año de vida por infecciones respiratorias; un 64% de reducción de infecciones gastrointestinales; un 36% de reducción del riesgo de muerte de cuna, con respecto a los bebés que no son amamantados; un 20% de riesgo de leucemia infantil en bebés alimentados por más de seis meses; un 42% de reducción de padecimientos como el asma, dermatitis y eccema; y un 30% de reducción de padecimientos relacionados con obesidad y trastornos alimenticios.
La directora de Lactando, mencionó que, sumado a lo anterior, también se encuentran los anticuerpos contra enfermedades y la estimulación sensorial y psicomotriz como la del gusto, “cuando un bebé es alimentado con fórmula, está recibiendo el mismo sabor todo el tiempo y cuando un bebé es alimentado con leche materna, recibe diferentes matices de sabor que dependen de la alimentación de la madre. Los bebés que toman leche materna son mucho más aptos después a recibir alimentación complementaria”.
Entre los beneficios para la mamá, se encuentra una reducción significativa del riesgo detener cáncer de mamá y ovarios, una recuperación más rápida del útero, la reducción de depresión posparto y un mayor vínculo afectivo con su bebé. “Para tener una lactancia exitosa, se necesita información. El costo de traer al mundo y mantener un bebé afecta significativamente los bolsillos de las familias, sin lactancia exclusiva, la alimentación infantil de un bebé cuesta entre 2 mil y 5 mil pesos mensuales, mientras que la lactancia es gratuita”.
Klapp aseguró que la lactancia no discrimina. “Un bebé amamantado recibe la nutrición adecuada independientemente del nivel socioeconómico de su familia. Si la lactancia fuera una práctica generalizada, se prevendrían anualmente hasta 823 mil muertes infantiles y 20 mil muertes maternas a nivel mundial. Se reducirían significativamente los índices de desnutrición infantil, diabetes y otros síndromes metabólicos”.
De acuerdo con la especialista, la Organización Mundial de la Salud afirma que la leche materna exclusiva durante los primeros meses de vida es la forma de alimentación óptima para el bebé. Posteriormente, deben recibir alimentos complementarios, pero sin abandonar la lactancia materna hasta los dos años o más. La Academia Americana de Pediatría dice que los bebés deberían ser alimentados con lactancia materna exclusiva por lo menos los primeros seis meses de edad. “Apoyar a la lactancia genera una sociedad más sana, más justa, más responsable con los demás y responsable con el medio ambiente”.
Fuente: El Colegio Nacional