Por su parte el médico psiquiatra Raúl Iván Escamilla Orozco subrayó que la psicosis “es la segunda causa de hospitalización dentro de los padecimientos psiquiátricos, en México”
“El término psicosis apareció en 1847. Su significado se remontaba a la época griega y romana, y se relacionaba con tres conceptos: delirios, alucinaciones y trastornos del pensamiento”, explicó el neuropsiquiatra Jesús Ramírez-Bermúdez al abordar el origen de uno de los padecimientos que afectan a más de un millón de mexicanos, en la conferencia Psicosis y esquizofrenia: perdiendo contacto con la realidad.
La sesión formó parte del ciclo Las neurociencias en México y el mundo, coordinado por el Pablo Rudomin, miembro de El Colegio Nacional, y Ranier Gutiérrez del CINVESTAV. Además, contó con la participación del médico psiquiatra Raúl Iván Escamilla Orozco.
Ramírez-Bermúdez se refirió al estudio de la psicosis desde la neurociencia clínica. Explicó que, este término, designa un síndrome, es decir, una constelación o un patrón reconocible de signos y síntomas que pueden deberse a diversas etiologías diversas. “El patrón clínico tiene como elemento cardinal una falla grave en el juicio de realidad, a pesar de que el paciente se encuentra en un estado de alerta que permite la interacción psicológica. Esto se puede manifestar a través de uno o más de los síntomas cardinales: delirios, alucinaciones, y desorganización conceptual”.
Según el investigador del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, el síndrome de psicosis puede presentarse en forma aguda, subagudo o crónico y se puede presentar de manera autolimitante, reversible, permanente, estática o progresivo. Para que este patrón clínico sea calificado como psicopatológico, es necesario demostrar que está intrínsecamente asociado a los siguientes elementos: el primero, es el malestar subjetivo grave, es decir, sufrimiento expresado por el propio paciente; y el segundo, es la disfunción social clínicamente significativa, que se manifiesta como la incapacidad del paciente para interactuar en su entorno social laboral, escolar o interpersonal.
El experto recordó que, según el psiquiatra alemán Karl Theodor Jaspers “los delirios son creencias falsas en su contenido, defendidas con una gran convicción e irreductibles a la crítica o a la evidencia”. Estas creencias presentan cuatro características necesarias, aunque no suficientes: la creencia es descrita claramente por el entrevistado con sus propias palabras, no se trata simplemente de una respuesta afirmativa a una pregunta; se mantiene con una convicción subjetiva irresistible y dominante, aunque el grado de certeza puede fluctuar o estar disminuido; no es susceptible, o lo es en muy escasamente, de ser modificada por experiencias o evidencias que lo contradigan; es inamovible; la creencia es imposible, increíble o falsa, a menudo llamada “extravagante”.
Por ello, es fundamental diferenciar los delirios de las creencias sociales, culturales, religiosas, políticas, así como de las ideas sobrevaloradas, conocidas como “delirios inducidos”. Un ejemplo, es el delirio de Capgras, en el que los pacientes aseguran que sus familiares no son quienes dicen ser, sino que son impostores. “Se le puede dar varias lecturas a este hecho, pero sin duda, es una tragedia humana. Al mismo tiempo, representan enigma científico para los psicólogos, neurocientíficos, neurólogos y psiquiatras”, concluyó.
“Los delirios se encuentran en esa frontera, entre lo mental y, por otra parte, lo estrictamente neurobiológico”, subrayó el neuropsiquiatra. Además, hizo referencia las alucinaciones sensoriales, percepciones falsas de cualquier modalidad sensorial, que no tienen su origen en estímulos reales del medio externo. “Cuando las alucinaciones son reconocidas como falsas, generalmente se habla de “alucinosis”, pero cuando la interpretación es delirante, es decir, cuando el contenido de la alucinación es tomado como real y se proyecta al medio externo sin una crítica suficiente, las alucinaciones indican un estado de psicosis”.
“La psicosis se puede deberse a diversas causas. Durante 200 años de investigación de la neurociencia clínica, sabemos que puede estar originada por problemas farmacológicos, como las, alucinaciones causadas por LSD; por condiciones médicas generales como problemas endocrinológicos o neurológicos; y por problemas más comunes que aún esperan una explicación completa, como los trastornos afectivos, entre ellos el trastorno bipolar o la esquizofrenia”, explicó Bermúdez. Sin embargo, aclaró que los expertos aún no tienen la última palabra al respecto.
Por su parte, el médico psiquiatra Raúl Escamilla señaló que la esquizofrenia es un trastorno mental que afecta gravemente diversas funciones cognitivas y emocionales de quienes lo padecen. Genera un deterior importante en la capacidad responder emocionalmente, recordar, comunicarse e interpretar la realidad. “Una característica fundamental es que interfiere con la capacidad de satisfacer las demandas ordinarias de la vida”.
El investigador del Instituto Nacional de psiquiatría Ramón de la Fuente Muñoz, enfatizó que el 1% de la población mundial padece esquizofrenia. Además, destacó que es el tercer padecimiento más incapacitante y la segunda causa de hospitalización dentro del trastorno psiquiátricos, en México.
En cuanto a la recuperación, señaló que es menor al 14% de los pacientes logran una mejoría sostenida después de cinco años de seguimiento posterior al primer episodio psicótico. “La tasa de mortalidad es ocho veces más alta que la población general. Entre un 25% y 50% de los pacientes han presentado intentos suicidas y 10% lo ha consumado. Además, el 20% de los pacientes se encuentran desempleados”.
Según el psiquiatra, la esquizofrenia afecta funciones fundamentales de la mente como la capacidad para razonar, sentir, experimentar emociones y tener iniciativa. Se trata de un padecimiento vinculado al correcto funcionamiento químico y eléctrico del cerebro. “Los síntomas de la esquizofrenia en la psicopatología general incluye falta de cooperación y distracción. Una característica de la enfermedad es que el paciente es el último en darse cuenta que está enfermo, primero lo perciben en su entorno familiar, la sociedad, sus compañeros de trabajo o escuela. El paciente en cambio, tiene una percepción alterada de la realidad”.
“Habitualmente presentan pensamientos delirantes, de grandeza, persecución, o referencia. Esta enfermedad genera dos tipos principales de trastornos: el trastorno del pensamiento, que implica formas de pensar inusuales o ilógicas, dificultad para organizar las ideas y el habla, bloqueos y alteraciones del lenguaje; y el trastorno del movimiento, que se manifiesta en movimientos anormales, o repetitivos estereotipados, así como en agitación psicomotora”.
El especialista concluyó que la esquizofrenia se diagnostica con una entrevista realizada por personal capacitado. “No existen pruebas de laboratorio o gabinete que permitan hacer un diagnóstico, a menos que los resultados sean consistentes con los hallazgos de la entrevista”.
Fuente: El Colegio Nacional